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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-

(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Tsubaki [Melancolía] x Sakuya Watanuki . [Tsubakuya].

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Se sentía frustrado, algo realmente extraño en él. Su expresión era de desinterés y eso le extrañaba a las personas que lo rodeaban , quienes no dudaron en preguntar repetidas veces si estaba bien.
Su novia había vuelto de sus vacaciones en Roma, y estaba siendo un fastidio tener que escuchar su voz tan aguda hablando de manera arrogante sobre todo el dinero que gastó en ropa y maquillaje que, según él, no le servían de nada. Su noviazgo no era de amor o algo parecido, ellos estaban juntos porque eran los más populares de la escuela y fortalecían su "reinado" mutuamente. Se podría que decir que era una relación en donde ambos buscaban alguna clase de beneficio del otro y, apesar de que la chica lo había intentado en algunas ocasiones, no sobrepasó los límites del beso o abrazo.

— Tsubaki, amor, ¿no me queda genial mi blusa nueva comprada en Roma? —. Presumió dando una pequeña vuelta modelando la nueva prenda adquirida.

— No es interesante —. Susurró sin mirarla. La mujer hizo un puchero cruzándose de brazos  y fijando su mirada en él. Lanzó un suspiro de molestia abrazándolo por los hombros reclamando atención. Cuando su mirada se dirigió a ella, ya tenía sus labios contra los de él. Siguió el beso removiéndose en su lugar, no le gustaba ese beso ; se había acostumbrado a los del peliverde, tenían un sabor diferente y le resultaban más suaves.
La apartó sutilmente luego de unos segundo y la castaña lo miró con una ceja levantada, no era normal la actitud que estaba teniendo. Hubiera comenzado a molestarlo sobre su actitud de no ser por el gran escándalo que se estaba formando en mitad del patio.

— Parece que no le está llendo bien al chico lechuga —. Comentó con burla y Tsubaki se volteó hacia atrás rápidamente. No podía creerlo, si Sakuya ya estaba allí, lo más probable es que lo haya visto besándose con su novia y eso traería problemas.
Cuando la mirada del peliverde se dirigió hacia donde se encontraba , pudo sentir una  opresión en su pecho ; él estaba llorando. Su primer impulso fué ir a buscarlo, pero esto se vió opacado por el agarre que tenía en su mano derecha.

— ¿Qué haces? —. Le preguntó tirando de su mano. Sacudió su cabeza levemente retrocediendo unos paso. Es verdad, él tenía una reputación que mantener. Intentó no reflejar muchas emociones al ver como el peliverde se alejaba tras entregarle una mirada de desprecio con los ojos llenos de lágrimas, eso le dolió.
Apretó la quijada desviando la mirada y divisó entre el público al mayor de su hermanos; este negó con la cabeza levemente e hizo un gesto con su cabeza para que lo siguiera, pero no lo hizo, ya era demaciado tarde.

Las clases fueron muy agobiantes, se sentía ansioso y la sensación de culpa sumado a la preocupación por lo que había sucedido lo estaba atormentado. Fué un alivio para él cuando el timbre sonó permitiéndole salir afuera para poder tomar aire.

— La lechugita recibió su merecido —. Tsubaki frunció el ceño de manera inconciente, solo él podía llamarlo asi — le quitamos las ruedas a su bicicleta y le dimos un buen golpe —. El pelinegro los los miró molesto alzando su voz.

— ¿Cómo se atreven? —. Dijo intentando controlar su mal humor levantándose bruscamente de la mesa donde estaban sentados.

— Tsubaki, encerio, ¿qué te sucede? —. La chica intentó tomar su mano, pero él evitó ese agarre moviéndose rápidamente hacia un costado.

— No me toques —. Se apartó de la mesa creando más distancia con ella — me largo, ustedes no son interesantes —. Sentenció dejando a todos confundidos y tomando su mochila de la silla violentamente. Los adolescentes se quedaron mirándose unos a otros sin encontrarle sentido alguno a las reacciones poco habituales de pelinegro.

Salió de la escuela sin importar el llamado de algunos profesores que veían su intención de huir de la misma. Sabía perfectamente que no lo encontraría aunque lo fuera buscar a su hogar, debido a que depués del espectáculo que armó la hermana mayor del peliverde, le había quedado bastante en claro que Sakuya no recibiría un trato amigable ; y lo conocía lo suficiente como para saber que se escaparía de casa, depués de todo, él le guataba desde primer año de secundaria, y en ese tiempo aprendió bastantes cosas del peliverde.
Lo más conveniente era esperar un par de horas más, quizá así las cosas ya se hayan calmado y no le cueste tanto dialogar con él. Pero aún con eso en mente la ansiedad que sentía en su pecho no se marchaba ; se extrañaba de eso, desde simpre había sido una persona bastante medida en sus acciones y nada le había importado realmente, pero ahora y derrepente, había alguien que hacía que cuestione sus acciones y peor aún, que pueda llegar a arrepentirse. Quizá eso era lo que le resultaba más interesante de Sakuya Watanuki, era el único que lo logró poner a prueba su dimensión de la ética.

Buscó en la lista que guardaba en su mochila de todo los números de teléfono del coleguio, no creía que Sakuya atendiera el celular si lo llamaba, por no decir que seguramente lo tenía bloqueado. Sonrió levemente al encontrar lo buscado.
Anteriormente ya había llamado a la casa del peliverde, aveces admiraba su capacidad de conseguir números o cuentas, por lo que al no obtener respuesta afirmó su teoría de que se había escapado ; ya que su familia no se encontraba en casa a esas horas.

— ¿Puedo hablar con Sakuya? —. Preguntó dando un suspiro cuando Shirota atendió el teléfono.

— ¿Qué te hace creer que está aquí? —. Iba a argumentar el porqué de su llamada, pero al oir una voz de fondo se quedó callado.

— ¿Que quieres, Tsubaki? —. La voz del peliverde hizo acto de presencia alegrándolo.

— Lo de hoy fué un malentendido —. Se apresuró a decir  , obteniendo como respuesta un sonido de molestia.

— Te estabas besando con una chica, no fué un malentendido —.

— Pero sabes que eso tiene que ver con la popularid- —.

— No importa, tal vez deberías reflexionar sobre lo que es "interesante" para tí —. Le interrumpió  .

— Realmente me gustas, Sakuya —. Admitió acariciando el puente de su nariz. Algo que tenía en claro es que él era sincero, no hacía la típica película de simpre, si ambos se gustaban, no era necesario dar tantas vueltas.

— Pareces más preocupado en fortalecer tu "reinado" que en las cosas que, se supone, quieres —. Watanuki colgó la llamada dejándolo aún más molesto que antes. No estaba acostumbrado a que las cosas no salieran como esperaba.

— Asco tus decisiones de vida, amigo —. Acotó Lawless en tono de burla saliendo de su escondite improvisado. Maldita rata chismosa, ya se aseguraría de vengarse.
Almenos tenía la certeza de que lo vería el sábado en la fiesta de Sendagaya. Tendría que prepararse para ese sábado que , como ya preveía , sería interesante.

BravucónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora