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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-

(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Tsubaki [Melancolía] x Sakuya Watanuki . [Tsubakuya].

Advertencia: Escenas subidas de tono.

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Se sentía raro ese día. La discusión que tuvo con sus padres donde se vió obligado a ir en bicicleta a la escuela lo tenía desconcertado. Una especie de ansiedad estaba dominando de a poco su cuerpo y tenía ganas de hacer un acto liberal, estaba harto de tener que reprimir aspectos suyos por la opinión de sus padres.

Dejó la bicicleta en el lugar que otorgaba la institución para alumnos que llegaban en motocicletas. Bajó de la misma tirando sus cabellos hacia atrás y desde su lugar divisó a sus amigos.

— ¡Hola Sakuya! —. Exclamó Mahiru alegre. El peliverde sonrió como respuesta y los demás lo saludaron con una palmadita en el hombro.

— ¿Y esa bicicleta? —. Preguntó Mikuni señalando el objeto.

— Mi papá tiene un problema con... —. Sakuya acarició el puente de su nariz haciendo movimientos circulares con su mano, gesto que fué suficiente para que sus amigos comprendieran la situación — Es un idiota —. Agregó frunciendo el ceño y escondiendo las manos en sus bolsillos.

— Deberíamos preparar algo —. Mencionó Tetsu luego de unos segundos de silencio — mis padres me dejaron organizar una fiesta antes de vacaciones de invierno  —. Agregó alegre esperando la reacción de sus amigos.

— Eso está genial —. Opinó Licht masticando un melón que ninguno sabía de donde había salido.

— Tal vez podría ser una fiesta para toda la escuela , así podríamos empezar a llevarnos bien con los demás —. Propuso el rubio con una gran sonrisa en el rostro — Aparte eso te ayudaría dejar ser el chico lechug- —. No pudo evitar soltar una carcajada antes de terminar la oración.

— Mikuni —. Le regañó Mahiru haciendo un puchero.

— No, tiene razón, me ayudará a dejar de ser el chico lechuga —. Su voz fué haciéndose menos audible en lo que su mirada se perdía al encontrar al grupo de bravucónes y observar al "líder" del mismo — chicos tengo que irme —. Aceleró su paso para ir al patio del colegio dejando a sus amigos confundidos.
Pasó junto a ellos de manera intencional y, como esperaba, fué jalado del brazo hacia atrás . Los adolecentes lo miraron manteniendo una sonrisa cómplice en lo que uno destapaba una botella de agua.

— ¿El agua le hace bien a las lechugas? —. Bociferó uno de ellos riéndose en su cara apesar de que la vista del peliverde se encontraba fija en algo, o mejor dicho alguien. Las risas fueron cesando ante la reacción inexistente del agredido, causando que se quedarán en silencio mirándose unos a otros preguntando que sucedía. Normalmente, él hubiera dado un fuerte empujón a cada uno de ellos lanzando un comentario del estilo "mueranse" O "patéticos" ; pero ese día, como se podía notar, las cosas eran diferentes. Watanuki tenía una idea rondando en su mente que, aunque intente negarlo, permanecía allí desde el primer incidente que tuvo con el "rey" de la escuela.
Dió una pequeña sonrisa al ver el interés que había logrado despertar en su objetivo, le resultaba un orgullo poder hacer eso, ya que remarcaba que él no era el único que podía jugar a ser misterioso.

— Supongo que tendré que ir a cambiarme al baño —. Mencionó en un tono extraño para ellos, pero provocativo para el pelinegro. El menor pasó junto a sus compañeros descubriéndose los hombros y dejando que la chaqueta se deslize lentamente por su espalda , acción que fué contemplada solo por Tsubaki que lo seguía con la mirada con amabas cejas levantadas. Esa actitud era nueva, pero le gustaba.

Sakuya formó una sonrisa ladina al ver al pelinegro apoyado en el marco de la puerta. Giró sobre sus talones posicionando ambas manos en el lavabo en lo que Tsubaki se acercaba de manera lenta a él. Una vez lo tuvo enfrente, el contrario juntó sus narices como lo hacía habitualmente poniendo sus manos sobre las del menor, acorralándolo .

— ¿Qué significa eso de hace un rato? —. Le preguntó hablando sobre sus labios. Watanuki lo miró en silencio, detallando la cara burlona que poseía el contrario — ¿te gusto? —. El menor sonrió unos instantes y luego puso una mueca pensativa.

— Me atraes —. Mencionó encogiéndose de hombros y mirando los labios contrarios. Nuevamente, en un rápido movimiento del mayor, ambos se encontraban en un cubículo con la traba puesta.

— Eso es interesante —. Tsubaki lo tomó de la cintura acorralándomo contra la pared mientras que Sakuya deslizaba sus brazos por los hombros contrarios . Se miraron unos instantes y no lo pensaron por más tiempo, se besaron de manera rápida y algo apasionada. El pelinegro se abría paso en la boca contraria batallando con la lengua por quien tenía el control del beso mientras sentía su cabello ser acariciado al ritmo de aquel arrebate.

— ¿Qué pretendes? —. Susurró completamente agitado — ¿bully con derechos? —. Entre tanto manoseo, la chaqueta del peliverde cayó al suelo y Tsubaki no desaprovechó aquello para dirigirse directo a su cuello.

— Me agrada la idea —. Comentó con ironía succionando la suave piel de su cuello sacándole algunos gemidos, sostenía fuertemente su cintura presionándolo contra la pared.
El timbre sonó apagando un poco el ambiente que habían creado pero, apesar de ello, el pelinegro seguía jugando con el cuello del peliverde descaradamente.

— T-Tsubaki —. Tiró suavemente de sus cabellos hacia atrás intentando separarlo, tenían que ir a clases, y ya sería bastante sospechoso que llegaran juntos, sonrojados y agitados.

— Seré tu bully con derechos —. Susurró en sus labios robándole un beso , haciendo que se estremeciera ante el tono de voz ronco y sensual que había utilizado. Sus mejillas estaban completamente rojas, aún cuando su compañero se había ido silbando como si nada, el seguía recargado en la pared con una mano en su cuello que ardía e intentando regular su respiración.
Salió del cubículo respirando de manera errática y, para intentar disimular un poco su sonrojo, decidió echarse un poco se agua fría en el rostro refleccionado el porqué el pelinegro se había detenido cuando el timbre sonó, ahora llegaría tarde al salón. No tuvo que pensarlo demaciado, ya que al levantar la vista para comprobar si el rubor aún seguía presente, vió un pequeño pero notorio detalle ; le había dejado un chupón.

BravucónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora