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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-

(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Tsubaki [Melancolía] x Sakuya Watanuki. [Tsubakuya].

Etiquetado (? : shiroku-sempaii

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Una pequeña sonrisa adornaba su rostro. Sin importar mucho la mentira que tuvo que decirles a sus padres sobre el pequeño moretón que tenía en el cuello la noche anterior , nada había salido mal últimamente. Un tenue rubor plasmaba sus emociones ese día ; seguía allí desde lo ocurrido con el pelinegro y la forma en la que pareció reconocerlo como pareja, llenándolo de ilusiones.

Dejó la bicicleta en un buen lugar lanzando un suspiro de satisfacción, ni él podía creer el buen humor que poseía.
La música no parecía coincidir demasiado con la llovizna que había ese día, pero si lo hacía con la emociones que estaba experimentando.
En el patio de la escuela todo transcurría de manera rutinaria, algunos alumnos hablaban en pequeños grupos, otros ya estaban dentro de sus aulas e inclusive había chicos pasándose la tarjeta de invitación para la fiesta que se organizaría en la casa de Tetsu Sendagaya. El ambiente era agradable, tranquilo. Por primera vez en bastante tiempo no parecía haber problemáticas entre los alumnos o discuciones con los directivos.

Caminó hasta encontrarse cerca de su salón buscando a Tsubaki con la mirada, le pareció extraño no haberlo visto o que no lo esperara en algún rincón oscuro como persona extraña que era. Cuando lo encontró, prefirió no haberlo echo. Él se encontraba rodeado de sus amigos como de costumbre, pero a su lado, y abrazándolo por los hombros, una chica castaña con curvas y unos hermosos ojos esmeralda lo besaba con toda la arrogancia del mundo. Lo notaba algo incómodo a pesar de que él también correspondía al abrazo, pero eso no era nada a las fuertes punzadas que sentía en el pecho.

Notó sus piernas perder fuerza y sus labios estremecerse. Un nudo se formó en su garganta impidiéndole decir alguna palabra. ¿En qué momento esto se había convertido en un amor no correspondido?. Añoraba que aquello fuera mentira, irreal, que solo se trate de un error o una de sus estúpidas bromas de mal gusto. Pero no lo era, sus ojos estaban cristalizados y todos sus músculos tensos, el vacío en su pecho le daba la sensación se ahogarse. Aún así, hizo un gesto de molestia en un intento de remplazar la tristeza por enojo.
Giró sobre sus talones reteniendo sus lágrimas e intentando tragar aquel nudo. Corrió en dirección a donde podría estar su hermana ; ella le había prometido que siempre que necesitara ayuda recurra ella, que siempre estaría dispuesta a escucharlo y darle un consejo, necesitaba de manera urgente sentir un cálido abrazo . Sin embargo, al encontrarla lo único que recibió fué una fuerte bofetada.

— ¡Por tu cupa iré a un internado! —. Bociferó con furia. Él la observó estupefacto, no entendía a lo que se refería.

— ¿E-Eh? —. Fué lo único que salió de su boca tocando la zona en donde había recibido el golpe. No estaba seguro de poder hablar sin llorar, su vista era borrosa.

— ¡Por cubrir tu mentira me llevarán lejos de aquí! ¿Creíste que no se iban a enterar? ¡Yo misma se los conté hoy en la mañana luego de que revisaran tu celular! —. Lo empujó fuertemente llamando aún más la atención de los que se encontraban a su alrededor — ¡Eres un maldito mentiroso, Sakuya Watanuki! —. La chica se retiró lanzándole una mirada de desprecio a su propio hermano, quien se quedó estático en su lugar con las mejillas ardiendo y llenas de lágrimas.
Miró hacia delante al recordar que estaba en mitad del patio . Limpió su rostro con la manga de su chaqueta rápidamente, las miradas estaban sobre él y las risas no faltaban. Comenzó a mirar hacia todos lados y se volteó por un instante. Allí estaba Tsubaki, mostrando una mueca de preocupación. Él hizo el amague de ir a buscarlo, pero la chica lo tomó de la mano, y él no hizo nada más que quedarse en su lugar.

Con esa imagen en su mente, se dirigió a gran velocidad con sus mejillas húmedas y el ceño funcido a buscar su bicicleta, no quería quedarse en la escuela, solo quería llegar a casa y llorar abrazando su almohada ; aunque sabía que nada bueno lo esperaba en su hogar. Al llegar pudo ver que a su bicicleta le faltaban las ruedas y una pequeña nota en el manubrio clamaba el apodo impuesto por quien le había roto el corazón. Lloró con más intensidad repitiendo esa escena en su mente y pateando el objeto con impotencia y molestia.

— ¿Q-Qué qui-quieren? —. Preguntó con la voz rota al ver como el grupo de chicos se acercaba a él.

— Esto es por golpear a Tsubaki —. Mencionó azotando con el puño cerrado fuertemente su nariz , provocando que cayera al suelo con fuerza, ensuciando su ropa. Ellos se marcharon entre risas y bromas ; dejándolo allí sin ningún tipo de remordimiento. Se levantó del piso temblando, tenía mucho frío tras caer en un gran charco de agua, y su mochila estaba enteramente manchada de lodo. No tenía energías, pero aún debía llegar a casa y soportar lo que le esperara ahí.
Caminaba por las calles con la cabeza baja y una mueca de tristeza en su rostro. Ya no le importaba el echo de que su ropa estaba empapada por el agua de la lluvia ni las lágrimas que caían de sus ojos mezclándose con la misma , tampoco las miradas de pena o sorpresa que le dedicaban algunas de las personas que deambulaban en la calle, se sentía avergonzado, estúpido.

En su hogar nada fué mejor, su madre había abierto la puerta con una mueca de decepción, y su padre le gritó millones de cosas horribles. Cuando los gritos cesaron y pudo encerrarse en su habitación, aún los oía discutir culpándose uno al otro por lo sucedido ; que había sido culpa de ella por consentirlo, que había sido culpa de él por no enseñarle "cosas de hombres", entre otros argumentos sin sentido aparente.
Abrazaba sus piernas tapando con la mano su boca e intentado que sus sollozos no salieran. Se sentía terrible, el dolor en sus pecho era insoportable y pareciera que este era capaz de marearlo. El nudo en su garganta volvía sus sollozos entrecortados y más escandalosos ; sentía su cabeza latir del dolor y sus ojos pesaban obligándolo a dormir.
Se dejó caer hacia el costado cerrando sus ojos, su cuerpo no tenía ninguna pisca de energía.

Despertó con la sensación de cansancio aún presente. Abrió apenas la puerta de su cuarto para determinar si su familia estaba presente y como lo esperaba, no se encontraban allí. Se levantó adolorido del suelo buscando su celular entre las sábanas contemplando la pantalla rota. Con sus manos aún temblorosas, tomó la mayor cantidad de ropa que pudo metiéndola en su mochila, no pensaba pasar un minuto más en esa casa.

— ¿Ma-Mahiru? —. Dijo cuando la llamada fué atendida. Su voz estaba completamente rota y sus ojos cristalizados nuevamente, odiaba la sensación de no poder parar de llorar.

— ¿S-Sakuya? ¿Estás bien? —. Preguntó el castaño alarmado.

— No... —. Respondió secando su rostro y saliendo de su hogar — ¿puedo pasar la noche en tu casa? —.

— Si, ven, prepararé un café para cuando llegues —. Contestó en un tono dulce. El ojimiel tenía una idea de lo que podía estar pasando, pero prefería preguntárselo una vez su  mejor amigo esté en casa.

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Mi corazón tiene pura maldad .jpg.
Okno.

Espero que les haya gustado el capítulo y como viene la historia hasta hora.
No pienso publicar hasta la semana que viene, así que las personas que lean la historia (si es que las hay xd) tendrán que esperar un poco.

Sin nada más que escribir, adiós ~

BravucónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora