II.

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Se observó en el espejo al mismo tiempo en que mantenía un lollipop sabor a fresa en su boca.

Su pantalón negro con dobleces en la parte que toca sus tobillos, unos tenis blancos y una camisa a rayas acompañada de una chaqueta jeans azul era su outfit favorito para los fines de semana. Generalmente pasaría toda la tarde en su habitación viendo el catálogo completo de películas en DVD que su papá había guardado como reliquias, pero este fin de semana sería diferente, tomó la patineta del cobertizo y salió para andar en ella por todo el vecindario.

Sus grandes audífonos púrpura se situaban en su cuello y la delgada línea que conectaba sus audífonos al aparato que contenía canciones clásicas de los ochenta se enredó por su cintura. La patineta se movía en zig zag por toda la acera desde la casa doce hasta la veinticinco, la música estaba a todo volumen y su lollipop parecía que pronto se terminaría.

El Chevrolet impala dobló en la esquina justo cuando estaba a punto de cruzar para la otra punta, JongIn desvió su mirada unos segundos para cambiar la estación de radio y al subir su mirada frenó de golpe.

—¡Maldita sea!—Kyungsoo quedó lejos del parachoque por doce centímetros. Bajó un pie de la patineta mientras el otro se mantenía sobre ella, y miró a JongIn sin inmutarse. El hombre apurado se bajó del automóvil aún con el mal sabor de un susto en la boca— ¿Estás bien? Jesús, ¿cómo puedes andar por ahí con esos grandes audífonos? Si no fuese por mis buenos reflejos esto pudo haber sido peor.

Kyungsoo sacó el lollipop de su boca.

—¿Como puede andar por ahí sin percatarse de las cosas que suceden a su alrededor?—atacó con voz tranquila— Debió haberme visto desde esa esquina si es que venia concentrado. ¿Qué hacía?

JongIn tragó saliva, estaba consciente de que ese pequeñito detalle de cambiar la estación de radio pudo haberle costado la vida a ese niño que tenía en frente.

—Mira niño lo siento ¿sí? Tienes razón también tengo la culpa en esto.

—No soy un niño, tengo dieciséis y medio. Mi nombre es Kyungsoo.

—Tienes la edad de mi hijo y para mi, mí hijo sigue siendo un niño.

Alzó una ceja y lamió su lollipop, JongIn observó detenidamente el acto. —Pues es su problema. No soy un niño, no me trate como tal.

Puso ambas manos en su cintura y suspiró. —Bien lo siento. Solo Kyungsoo, ¿de acuerdo?

El chico asintió mirándolo de forma retadora. JongIn mordió su lengua al interior de su boca y miró para todos lados, las calles del vecindario por ser fin de semana estaban solas, las personas o iban a un bosque a las afueras o se quedaban en sus casas todo el día viendo televisión y compartiendo en familia —era lo que creía—. Kyungsoo metió el lollipop en su boca y lo dejó ahí.

—Veo que te gustan los dulces. —comentó tratando de ser amistoso antes de despedirse para ir al supermercado.

—Me gusta meter cosas a mi boca—respondió cuando sacó el bombón que ya era solamente una pequeña bolita roja—, la mantengo ocupada.

—Me tengo que ir.

—Yo también. —contestó alineando su posición con la patineta— Adiós JongIn.

Dijo, y empujó la patineta con su pierna derecha para alejarse de ahí.

—¡Soy señor Kim para ti!—alcanzó a decir gritando.

—Como sea. —dijo soltando en tono elevado.

El mayor resopló, regresó a su auto molesto de la actitud que había tenido con él, pero no importaba, no le daría tantas vueltas al asunto.
Después de todo era solo un niño.

[...]

—Soosie. ¿Cuantas veces tengo que decirte que bajes la tapadera del inodoro después de ir al baño?—lo regañó su abuela— Tu abuelo casi se va dentro cuando entró a leer el periódico.

— ¿Va al baño solo para leer el periódico? Eso es muy raro.

—Tú entras para revisar tu celular, eso es mucho más raro. —alzó ambas cejas y le golpeó con suavidad el hombro.

—Touché.

—Ven ayúdame a clasificar la despensa, estoy pensando pedirle a tu madre que me ayude para hacer una cena.

—¿Segura que lo has pensado bien?—se encaminó detrás de su abuela hasta la cocina donde habían muchas bolsas con diferentes tipos de productos— Mamá no cocina desde nunca. Si lo hace posiblemente quiera poner veneno en mi comida.

—No seas grosero. Tu madre te ama y hace todo lo que puede para lograr mantenerte a ti y la casa.

—También a los otros hombres que tiene y siempre llega a altas horas de la madrugada.

Su abuela suspiró. —Ella no es perfecta, pero hace lo que puede para sobrellevar todo esto después de lo qué pasó con tu padre.

—¿Y yo que?—elevó un poco la voz— Yo también he luchado para sobrellevar esto. Maldita sea, estoy muriendo por dentro todos los días. ¿Y la que merece paciencia y atención es solo ella?

Mary su abuela lo abrazó con fuerza y una lágrima rodó por su mejilla.

—Hijo, mereces todo el amor del mundo mi vida. Mereces ser feliz, ya verás. —se apartó y posó una mano sobre la mejilla de su nieto— Tal vez puedas lograr tener una familia unida otra vez, un nuevo padre, un nuevo hermano.

Kyungsoo frunció el ceño. — ¿De qué estás hablando?

—Pienso qué tal vez el hacer esta cena, logre juntar a tu madre con el señor Kim. Ambos han pasado por pérdidas de personas que aman, y se sienten solos, tal vez puedan llegar a estar juntos.

—¿El señor Kim? ¿Hablas de JongIn?

—Más respeto muchachito, es Señor Kim, no JongIn.

Oh no. Todo menos eso.

¿También su madre debía quedarse con todo lo que a él le gustaba? ¡A la mierda la puta vida que le ha tocado vivir! No permitiría que eso sucediera, su mamá no podía quedarse siempre con las mejores cosas.

Él no lo iba a permitir, no.
No sabía cómo iba a hacerlo, pero lograría tener a Kim JongIn para él y solo para él.

—¿Cuándo dices que será la cena?

—No lo sé aún.

Podía empezar por el lado que era más seguro, podía acercarse a Ji Seo y hacerlo su mejor amigo, ganar su confianza y por último lograr acercarse más a Kim JongIn. Y era algo que empezaría a hacer ese mismo día.

—Iré a jugar con Ji Seo, no me esperes.

Su abuela sonrió. —Está bien, no lo haré. Diviértete.

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Intentaré actualizar seguido ese fic, para terminarlo antes. ♥️

El papá de mi mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora