Eres tú

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Lentamente sus ojos se abrieron, su cuerpo se sentía pesado y un ligero zumbido sonaba en su cabeza.

No tenia la menor idea de donde estaba.

El lugar a su lado se sentía tibio, así que no había soñado con aquella persona tan cálida y reconfortante, eso era bueno. No estaba tan loco después de todo.

Se levanto con pereza, deseaba aferrarse a la calidez que le brindaban las mantas, pero estaba en un lugar desconocido en quien sabe dónde.

Sus pies hicieron contacto con el suelo y se sorprendió al sentir la ligera vibración, casi idéntica a la del quinjet.

Camino con duda, siguiendo los rastros de luz. Se detuvo de golpe, sus ojos abriéndose por la impresión, tuvo que afirmarse de la pared para no caer.

Estaba al medio del espacio.

Y para su sorpresa, esta vez no hubo ningún ataque de pánico, solo una profunda y maravillosa fascinación por lo que estaba viendo.  

Fijo su vista en una puerta, era demasiado grande para un humano. Así que posiblemente al salir se encuentre con extraterrestres.

Tomo una gran bocanada de aire y avanzo lentamente, le hubiese gustado estar en la habitación hasta que sus secuestradores lo necesitaran, pero su curiosidad era mayor.

Grandes pasillos lo esperaban, demasiado altos y anchos, estaba empezando a creer que había sido capturado por gigantes.

Estaba completamente solo.

Camino tranquilamente, deleitándose con las grandes ventanas que había cada veinte metros. Tocando las paredes intentando comprender del tipo de tecnología que estaban hechas.

Era maravilloso, la textura, la forma en que se ensamblaban. Quería colocar sus manos en ella, desarmarlas y estudiarlas, ver si podía comprenderlo.

Todo en ese lugar era sorprendente.

Y finalmente luego de metros y metros de un largo pasillo, encontró una puerta.

Su mano estuvo a punto de entrar en contacto con la puerta, pero un fuerte carraspeo lo detuvo.

-Para haber sido dañado de gravedad hace poco, tienes mucha energía pequeño- La voz era grave, pero reflejaba diversión.

La piel de Tony se erizo, su ritmo cardiaco se acelero de golpe y su respiración se detuvo por un momento.

No podía ser real.

Se giro lentamente.

Era gigante, morado y parecía una pasa.

—Eres tú- Susurro sin poder evitarlo.

Era la voz de sus sueños, aquel hombre -si es que se le podía decir así- era quien había estado invadiendo su mente todas las noches.

Acorto un poco la distancia, a pesar del tamaño de la pasa, no lo asustaba. Algo le gritaba que él no sería capaz de lastimarlo y aunque sabia que ya no podía confiar en sus instintos, decidió que podía arriesgarse una vez más.

Después de todo, ya no tenía nada que perder.

—¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué quieres de mí? -Pregunto con rapidez.

-Mi nombre es Thanos y lamento haberte traído de esta forma, pero no podía permitir que alguien tan insignificante te lastimara. Estamos en mi nave, rumbo a Titan, llevas dos días durmiendo-

Tony retrocedió un par de pasos, el sujeto parecía conocerlo y hasta se veía contento de tenerlo aquí. Estaba confundido.

¿Por qué su omega interior estaba chillando de emoción? Acaso no podía entender que nadie se preocupaba realmente por ellos, probablemente Thanos sería igual. Lo utilizaría mientras fuera posible y luego lo desecharía como todos los demás. 

Omega Maldito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora