Al terminar de escribir las cartas empecé a jugar con el pequeño y delgado bolígrafo que días atrás había pedido prestado al doctor al decirme una noticia que cambiaría por completo mi perspectiva del mundo, lo dejé en la pequeña mesita de plástico con un aspecto de tipo marmoleado que tenía a mi completa disposición en tal frío y lúgubre lugar en el cual me tenían encerrada sin oportunidad de una rápida escapatoria al jardín de éste.
Traté de acomodarme lo mejor que me podían permitir las pocas fuerzas que tenía moviéndome tan solo unos pocos centímetros a mi lugar original.
Me quedé viendo las sábanas blancas que cubrían mis piernas y parte de mi abdomen que de alguna manera me proporcionaban cierto grado de calor. ¿En verdad iba a poder superar esta "etapa" de mi vida? ¿Tendría el suficiente coraje para poder afrontar lo que vendría después de todo esto?
Mi pecho se sentía oprimido y en cierto punto vacío. Recibía el apoyo de todos, ¿Por qué no podía tener un pensamiento positivo ante todo esto como siempre lo había tenido? Todos estaban a mi lado, ¿entonces porque no podía sentir todo ese amor que todos sentían hacia a mí? ¿Por qué me sentía culpable de lo que me sucedía? Yo jamás pedí esto, ¿Qué tan mala tuve que ser para que me tocara este castigo? ¿Era un castigo al menos?
Mire por unos segundos las cartas que se hallaban reposando en la pequeña mesa en donde también en días anteriores se hacían reposadas varias píldoras clasificadas por síntoma o dolor. Pensé en ellos, tenía fe en ellos, ¿pero enserio seguirían juntos después de todo esto? ¿Seguirían manteniéndose fuertes como lo habían mostrado al verme en mis peores momentos? Un pequeño rayo de sol iluminó la habitación y no pude evitar el mirar a la ventana que se encontraba a solo cuatro pasos de mi cama, el cielo se había tornado azul opaco, un gran sentimiento de preocupación me invadió, pensé en mamá, en mi hermano, mis amigos.
¿Cómo tomarían esta decisión mía? ¿Serían lo suficientemente para afrontar las consecuencias que se aproximaban? En verdad deseé que ocurriera así. Mi cabeza quedó en blanco ya no pensaba en mi madre o en mis amigos, pensaba en mí, ¿Sería fuerte para el proceso que estaría expuesto en unos minutos? Sentí miedo, miedo por lo que iba a pasar, por dejar a mamá, a mi hermano, a mis amigos, pero sobre todo miedo a morir, no quería dejarlos, mi mente se negaba aceptar esa opción aunque probablemente era una de las dos opciones que tenía.
Una pequeña brisa entró por las aberturas de las ventanas, respiré una gran bocanada de aire, mi pecho iba sintiéndose menos pesado, mi cabeza había dejado de doler, no pensé en nada por unos minutos, tomé mi celular y puse un poco de música, ellos iban a encontrar la manera de poder seguir, iban a estar bien, se cuidarían los unos a los otros, les tomaría tiempo pero definitivamente lo harían, mamá tenía a un pedazo de mi junto a ella, al fin iban a poder conocerse como lo debieron haber hecho desde años.
Callé, me quedé observando de nuevo a la ventana, imaginando en cómo serían sus hijos, en que trabajarían, que caminos elegirían. Seria magnifico, pero no podría verlo, unas pequeñas lágrimas cayeron de mis ojos, después fueron más y más, hasta que reí, las lágrimas cesaron, las sonrisas siempre estarían presentes en la vida de cada uno de ellos aunque el motivo de ellas ya no fuera yo.
Sonreí para mis adentros, ya había aceptado cada etapa de mi vida y agradecí las personas que conocí.
Una voz lo bastante varonil y vieja interrumpió mis pensamientos.
-¿Estás lista?
Cada una de las personas que había estado en mi vida pasó como fotos rápidas en mi mente y agradecí a cada una de ellas.
Sonreí aun viendo a la ventana quien me daba una hermosa vista de árboles con flores moradas quienes daban inicio a la primavera.
-Siempre.