Del azul al verde.

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Nerviosa.

Así se sentía en aquel momento mientras se miraba frente al espejo, su cabello negro estaba recogido por una cola de caballo muy alta dejando por fuera su flequillo, la primer impresión que tuvo al ver su vestido fue costoso. Todo en ese vestido te decía a gritos costoso, y era obvio ya que el vestido era de encaje "a-Silhouette", color verde pistacho. Corset con hombros bajos dejándolos al aire libre, las mangas de su vestido llegaban hasta las muñecas pálidas de la joven. El vestido está decorado con encaje floral bordado pasando del corsé a la falda, Un pequeño tren de encaje decoraba su imagen.

Todo era perfecto.

Demasiado perfecto para ella.

Levantó su mirada para observar a detalle el maquillaje que llevaba en esos momentos, Se veía hermosa. Nunca en su vida ella se había considerado hermosa, hasta esos momentos.

Solto un suspiro, mientras miraba su celular, ya muy pronto darían las seis en punto. Movio sus manos de un lado a otro, estás comenzaban a ponerse sudorosas.

Tocaron la puerta, sus ojos se llenaron de esperanza pensando que podría ser aquella persona tan especial que no había dejado de pensar en todo el mes.

-Pase- susurro, dándole la espalda a la puerta.

La puerta se abrió y la pizca de esperanza que tenía en sus ojos se esfumó, su hermano fue el que entró, tenía puesto un esmoquin color negro, se le veía espetacular.

-Te ves linda.

-Gracias...¿Sigues enfadado?

-Toph puedes evitar la boda, ahora.

La joven le sonrió a su hermano mientras negaba con la cabeza lentamente.

-No puedo hacer eso Aang, papá gasto mucho dinero en est...

-¿Qué importa?- Chilló enfadado- Estamos ahogados de dinero.

-Aang lo amo, no sabes cuanto- Mostró una sonrisa segura de sí misma.

-¿Y Sokka?- Su sonrisa se volvió en una mueca, por primera vez se mostró tensa al escuchar ese nombre.

-Solo fue una aventura. ¿No te lo dijo el?- Su voz sonó tan fría.

-Para el no fue así. Ni para ti.

Los dos hermanos se miraron a los ojos, sus ojos chocaron el uno con el otro por el reflejo del espejo.

-Lo amas.

-Amo a Kanto.

-Nunca amarás a Kanto.

-¡Maldición Aang!- Soltó un bufido la joven- Si, no lo amo ¿Y que? Es mi vida no la tuya ¿Podrías dejar de joderme de una vez por todas?

-No. Eres mi hermanita, y quiero tu felicidad.

Toph soltó una histérica risa y por fin dio una giro hacia la dirección de su hermano quedando ya frente a frente.

-Quiero casarme con Kanto. Si me lo permites.

-¿Por qué?

Toph miro el piso.

¿Por qué?

Miro nuevamente a su hermano, Aang se percató de que está vez tenía lágrimas en sus ojos, ella agarró la muñeca de su hermano y la colocó en su vientre, el cual estaba tapado por la tela.

Los labios de Aang se entre abrieron, de la sorpresa.

-Llevo dos meses, Papá y mama decidieron que se anunciaría a los cuatro meses.

Aang se mantuvo en silencio.

-¿Podrías ser buen hermano y abrazarme? ¿Decirme que todo estará bien cuando en realidad no?- Aang rápidamente la abrazo.

-No diré eso ya que es mentira. Lo que va a pasar estará muy jodido pero lo superaremos.

Soltó una dulce risa.

La puerta nuevamente se abrió, los dos hermanos miraron hasta esta, una joven de piel morena y cabello castaño oscuro se asomaba por la puerta.

-Es hora.

De pronto le faltó el aire a sus pulmones, su corazón comenzó a latir rápidamente, cerró los ojos por unos momentos y recuerdos llegaron a su mente, sonrió al recordar el día que conoció al dichoso moreno, como olvidarlo...

-¿Quién eres?- La voz de aquella niña había sonado demasiado curiosa.

-Sokka...- Respondió después de segundos.

-El baño está a la siguiente puerta- Respondió con una sonrisa, lo curioso es que no lo miraba, ella se encontraba peinando su cabello, El moreno podía verla reflejada por un gran espejo pero curiosamente la mirada de ella estaba en el suelo.

-¿Quién eres?- Pregunto Sokka aguantando su gran curiosidad.

-Mama no me deja hablar con desconocidos- La niña seguía peinando su larga cabellera.

-Soy el mejor amigo de Aang, así que no soy un desconocido- Hubo un gran silencio en la habitación pero la niña decidió cortarlo.

-Toph.

-¿Que?- La Niña soltó un bufido.

-Lo que escuchaste sordo, Soy Toph.

Sokka no paraba de mirar a Toph. Y ella al parecer ni siquiera le daría una simple miradita

-Fue un gusto conocerte, Toph.

-Siempre es un gusto conocerme, lo se.

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