Añoranza

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Vuelvo con un nuevo experimento de fanfic. Quiero intentar relatar como se desarrolla la relación de Hanji y Levi después de que Levi pierda a Farlan e Isabel en su primera expedición fuera de las murallas.

Disclaimer: Snk pertenece a Hajime Isayama.

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El polvo se acumulaba bajo sus pies conforme andaba. Usualmente aquella acumulación le exasperaría.Pero ese día notaba que todo daba igual y nada importaba. Andaba junto a su caballo mientras notaba las miradas de los ciudadanos contando las vidas que habían fallecido en el campo de batalla. Muchas más de las esperadas. Dos en concreto demasiado especiales para él.

Continuó bajando la cabeza sin entender cómo había sucedido todo aquello. Tan sólo intentaban saldar una vieja deuda y acercarse a aquel hombre extraño y acceder a aquellos documentos. Pero algo le instó a esperar y atacarle en el propio campo de batalla, dónde sus sentidos no le situarían como una amenaza. Sin embargo, no podía estar más equivocado.

Tal vez había sido su error. Abandonar a aquellos que habían sido sus compañeros durante tantos años sin el menor reparo. Solamente obsesionado por rebanar el cuello de aquel hombre que hablaba con demasiada autoridad. Como si no temiese que su puñal se empapase de su sangre. Sabía perfectamente que intentaría atacarle, y aún así, lo llevo al campo de batalla, completamente armado. Solamente influenciado por su sed de sangre. Corrió tras él, esquivando a todas las presas a su alrededor. No le importaban aquellas réplicas de lo que había visto en sus pequeños entrenamientos previos. Eran fáciles de derrotar. Igual que aquellas figuras de cartón y madera. O eso pensaba él. Aún podía recordar los fríos ojos de Isabel mirandóle sin expresión. El cuerpo desmembrado de Farlan. ¿Cúando?

Era todo lo que podía preguntarse. ¿Cuándo ocurrió eso? ¿Cuándo olvidó que no debía subestimar a sus oponentes? ¿Cuando entendió que su deseo de venganza no era necesario? Cuando.

Su mano sangraba ligeramente aún asiendo en ella la rienda del caballo que le había llevado de vuelta a aquellas murallas. Dónde el aire comenzaba a viciarse con un aroma repugnante que le entraban ganas de vomitar.

Frunció su ceño intentando evadirse a otro mundo en el que no oyera los murmullos de la gente. Aquel incesante golpeteo de las espuelas de los caballos. De los pasos de los soldados. Mucho más invisible que el sonoro ruido que hicieron al abandonar las murallas. ¿Esa sería su vida desde ese momento?¿Respirar algo de aire puro a cambio de ver a cientos de personas a su alrededor morir?

Tal vez el trato no era lo suficientemente justo. Pero algo en aquella sensación tras aquellos muros era lo suficiente cómo para sentirse atraído y salir de nuevo. Eso era todo lo que tenía en su mente. Farlan e Isabel ya no estaban. Las únicas personas a quién había llegado a considerarse cercano. Las únicas que le habían dado un propósito para continuar sobreviviendo. Ahora debía encontrar otro.

Aquel hombre, Erwin Smith. Un nombre  que jamás olvidaría en su vida. Tal vez, tras la pérdida de sus amigos, le ofrecía un nuevo objetivo. Participar en la reconquista de la humanidad. Salvar a todos los ciudadanos gracias a aquellas habilidades que ni él mismo sabía cómo había obtenido. Un nuevo objetivo. Abandonar la ciudad subterránea. Dejar de ser un renegado, para ser un soldado.

El suelo era cada vez más duro mientras se adentraban en la ciudad. El cuartel era cada vez más cercano. Personas irreconocibles con trajes blanquecinos acudieron con rapidez hacía los carros de la retaguardia. Los pobres mortales que habían conseguido volver vivos pero sin alguno de sus miembros.

Decisiones y arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora