Reconocimiento

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Disclaimer: Snk pertenece a Hajime Isayama.

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El viento silbaba con extraña calma. Paciente, dejando que todos sus esfuerzos diesen su fruto. Sus espadas vibraban bajo sus manos, pero podía sostenerlas con auténtica firmeza. Se giró por instinto y golpeó con fuerza. Una gran y densa masa de carne salió volando por los aires. Otro derrotado. De nuevo su instinto, otra figura atacante. Mismo procedimiento, misma respuesta. Otro cadáver derrotado. ¿Cuántos llevaba ya? Había dejado de llevar la cuenta hacía rato.

La sangre manchó sus ropas. No era sangre humana. Tenía un olor diferente. Conocía perfectamente el olor de la humana, igual de repugnante, pero no se evaporaba al contacto con el aire. Pero no pensaba esperar tanto tiempo a que desapareciera. Buscó un pañuelo en su bolsillo y comenzó a limpiar afanosamente las manchas sangrientas que comenzaban a desaparecer. Se negaba a portar ni la más mínima molécula de aquellas descomunales figuras.

- Equipo B, ¡replegaos!

La orden para recomponer ese mermado ejército. Apenas quedaban soldados a su alrededor. Tal vez para él resultase relativamente fácil combatir a aquellos monstruos. Pero el resto no corría la misma suerte. El aroma sutil de la sangre humana comenzó a correr guiado por la brisa a través de las ramas de los árboles de aquel bosque. No había habido demasiados supervivientes en aquella cacería. Él había sido uno de ellos.

El punto de reunión no quedaba demasiado lejos. Tal vez a unos tres kilómetros desde su posición. Sentía que se había alejado demasiado. Pero el sólo hecho de poder evadirse mientras volaba entre aquellos árboles era suficiente para querer ansiar más tiempo fuera de las murallas. Dentro de ellas, apenas podía respirar. ¿Por qué sentía que sus pulmones se llenaban sólo cuando salía de allí? ¿Eso era lo que llamaban la libertad?

Los soldados comenzaron a emerger en aquella zona. El comandante de la legión comenzó a designar a algunos para mantener la guardia mientras se recomponían y visualizaban las bajas. Esquivó su mirada y dejó al mando a su subalterno mientras buscaba supervivientes.

Erwin Smith esperó pacientemente a que  el pequeño hombre se acercase para pasar lista. Uno de los pocos que no serían tachados de aquellas páginas.

- ¿37 titanes en cuatro horas? Impresionante...... - murmuró mientras indicaba con su mano que no se alejase – Quiero que llenes tu tanque de gas y vuelvas a salir.

- ¿Pretendes que haga yo sólo lo que no son capaces de hacer tus cientos de soldados? - observó a su alrededor. Muchos de los supervivientes apenas conservaban todos sus miembros. El hedor de la sangre era cada vez más potente.

- Mike, quiero que vayas con Levi adónde está el equipo C. Cuando lo consideres necesario da la orden para que se replieguen.

- ..... - notó que no respondía a su pregunta, sino que evadía cualquier contacto con él. ¿Qué pensaba aquel hombre? - Puedo ir yo solo.

- No, Levi. Quiero que Mike vaya contigo. Es una orden – finalizó sin más demora.

No era necesario discutir aquello. Una extraña sensación cubría sus sienes, obligándole a seguir aquella indicación. Jamás había seguido órdenes de nadie en toda su vida. Pero aquel hombre era demasiado extraño. Sentía que cada vez que seguía una orden suya, llegaba a un propósito que no creía que ansiaría tanto. ¿Qué descubriría esta vez?

Su compañía no le agradaba en absoluto. Apenas unos centímetros lo separaban de aquellas colosales figuras. Junto a él, cualquiera diría que pertenecían a la misma especie. Ni siquiera habían recibido un plano o unas meras coordenadas para saber dónde se encontraba ese equipo. ¿Iban a recoger cadáveres o miembros amputados? Volvió la vista al hombre que le acompañaba, ni tan siquiera parecía dudar de que fuese el camino correcto.

Decisiones y arrepentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora