Disclaimer: Snk pertenece a Hajime Isayama.
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Alrededor de mil doscientas hebras se entrelazaban en el áspero ropaje que cubría aquella cama. El color comenzaba a desaparecer brevemente debido al extenso uso. Él no era la primera persona que tocaba aquellas sábanas ni sería el último. Desde que había llegado a aquella habitación más de un mes atrás; había podido observar que pese a pertenecer al ejército, la regla de mantener sólo los elementos de supervivencia necesarios se acataba allí también.
Las literas que eran dispuestas en las hacinadas salas también habían sido tomadas por cientos de soldados. Que perecían en cada batalla y volvían a ser ocupadas por nuevas personas. A pesar del aspecto lastimero y harapiento que pudiera tener aquel lugar, era mucho más lujoso que cualquiera en el que hubiera podido descansar anteriormente. Los hogares en la ciudad subterránea se limitaban a algún escondite con un par de almohadas y mantas para resguardarse del frío. Dormir sobre un colchón era un lujo.
Uno que no estaba acostumbrado a utilizar. Y que en ese instante era utilizado por un intruso en su habitación. Levi pertenecía al Barracón F, ocupando la tercera habitación junto a otros 12 soldados. Carecía de privacidad, pero en una habitación destinada al descanso de los hombres de aquel ejército, no era necesaria. Pero ese día la paz que reinaba a aquellas horas en esa habitación había sido interrumpida por una mujer que no dejaba de llorar en su cama.
Apenas fue consciente de cómo entraba por la ventana mientras él aprovechaba la soledad de su habitación, mientras todos charlaban en el patio central. Sin decirle nada, se tiró sobre su cama, como si supiese exactamente cuál era la suya y comenzó a llorar a gritos. Mesó sus dedos con cuidado pasando la siguiente página. No sabía cuánto tiempo seguiría llorando hasta contarle que hacía allí. Pero hasta entonces, prefería leer aguardando su excusa para empapar sus sábanas en lágrimas.
Las finas perlas grises que adornaban su rostro se viraron con disimulo hacia ella. Continuaba llorando sin parar.
- Si te encuentran aquí, te castigarán– interrumpió sus llantos cansado de no obtener una explicación –No puedes estar en el barracón de los hombres.
- Me da igual ... - sollozó mientras se agarraba con fuerza a su almohada – Ya todo me da igual. Me lo han quitado.......
- ...... - cerró su libro y lo dejó sobre la mesa con cuidado. Aquel día no podría tener un instante de paz y tranquilidad. Se sentó en la base de la cama y la observó con los brazos cruzados.
- ¡Levi, ha sido injusto! - se incorporó poco a poco hasta encararse con él arrugando las sábanas con sus pies – Me costó mucho conseguirlo. Tuve que ahorrar durante meses y esperar lo suficiente para poder comprarlo.
- ...... - sus ojos se dirigieron hacia sus pies, ni siquiera se había quitado las botas para tumbarse y ahora el barro manchaba sus sábanas – Si vas a tirarte aquí, descálzate.
- Escucha bien Levi. Cuando cobré el mes pasado tuve que gastarmelo en un nuevo microscopio porque el mío se rompió por el uso – se inclinó más hacia el chico, requeriendo su presencia - ¡Gasté todo mi sueldo! ¡No me quedó absolutamente nada!
- ...... - comenzó a comprender porqué aún no le había invitado a aquella famosa cena que le había prometido hace tiempo.
- ¡Era un modelo que jamás había visto! ¡Con lentes de distintos aumentos! Increíblemente fácil de regular.
- Un juguete perfecto para una cuatro ojos como tú.
- Pero el comandante Shadis se ha enfadado y me lo ha requisado hasta el mes que viene. ¡Necesitaba observar el crecimiento del musgo que traje en mi chaqueta en aquella expedición de hace nueve meses! Ha sido muy difícil conservarlo todo este tiempo sin daño alguno...
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Decisiones y arrepentimientos
RomanceLevi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar en ese momento. Sin comprender cómo, aquella chica que irrumpió en su vida para demostrarle su admiración por sus habilidades, vuelve a irrum...