Integrarse a una nueva escuela no era nada agradable, pensaba Shadi, caminando de malas ganas hacia el establecimiento, amurrado por tener que presentarse tan pronto, en tanto su hermano no asistiría sino hasta la semana entrante, y todo por estar enfermo de un resfriado.
Se observó disimuladamente en la vitrina de una tienda que estaba cerrada. Miró su reflejo con desagrado; odiaba la ropa escolar... odiaba tener que vestirse siempre de hombre. Al menos no había tenido que cortarse el cabello, pero no sabía si le iban a permitir mantenerlo tan largo como lo tenía; si lo obligaban a cortarse el cabello se pondría a llorar; eso era seguro. Por ahora sólo lo llevaba amarrado en una lisa y hermosa cola.
Como todo primer día de clases, casi no habían pasado materia, ni habían ido la mayoría de los estudiantes, y solo habían estado hablando de las vacaciones y lo que habían hecho en ellas.
Como en otras ocasiones, las chicas se le habían acercado para conocerlo, y lo habían llenado de preguntas y toqueteado el pelo, y también habían hecho el mismo comentario que siempre le decían: "Pareces una mujer". Él sólo sonreía cuando escuchaba aquello; lo sentía un halago, pero sabía que no tenía que demostrar que le gustaba oír aquello.
Por la tarde, estaba aburrido en casa, sobretodo porque al estar su hermano enfermo no tenía con quien entretenerse. Por eso decidió ir a dar una vuelta por el pueblo, para conocer mejor el lugar, pues apenas hacía unos días que se habían mudado.
Salió cuando ya atardecía, vestido con esa ropa unisex que tanto le gustaba; ropa que le compraba su hermano, porque sabía que aquello le hacía feliz. Se había echado un perfume floral y dulzón, se había puesto unos aretes y dejado el pelo suelto, y tuvo que cruzar la puerta de calle sin que su madre lo viera, para que no se enfadara con su apariencia.
Recorrió varias calles, y se sentó en una plazuela a observar la gente, mientras se comía un helado. Aún no se habían hecho de amistades allí y extrañaba un poco a las que tuvieran en la ciudad donde antes vivían.
Había un grupo de chicos sentados en una banca cercana, y comenzaron a observarlo sin mucho disimulo.
—Es muy linda... —dijo uno de ellos con una sonrisa, viéndolo embobado.
—No debe ser de aquí; no la había visto antes —dijo otro.
—Pero es muy delgada y no tiene pechugas grandes —comentó un tercero.
—Tú que sabes; está perfecta... mira ese cabello —seguía observándolo el primero que habló.
—Creo que el Fran se nos enamoró —dijo riéndose uno y los demás se unieron a su risa.
—Ya, no es para tanto; solo estoy admirándola.
—Esperen. ¡Tengo una idea! —comentó entusiasmado uno con cara de pícaro—¡Hagamos una apuesta!
—¿Apostar qué? —preguntó un pecoso de pelo cobrizo.
—A que el Francho la seduce y logra que salga con él.
—Sí, sí, yo quiero ver eso —río uno flaco y alto.
—Nunca me han dicho que no; si quieren probarme les aseguro que le robo un beso —le aseguró el aludido.
—Nah, eso hay que verlo... si te gusta tanto anda ahora, pa' que podamos ver.
—Ella no va a querer; lo va a encontrar re feo... —se estrujó de la risa el de nariz aguileña.
—¿Y bosnia? —se burló su amigo.
—El Fran no se va a atrever.
—Que yo voy, y si lo logro cada uno me paga cinco mil...

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Princesa
قصص عامةPrincesa es el cariñoso apodo con que lo llamaba su padre en la infancia, ahora que este no está en sus vidas a causa de su intolerante madre, es su incondicional hermano quién se esfuerza por protegerlo, cuidarlo y hacer que otros acepten a su mell...