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—Rayos, ¿te pusiste esto para mí? —preguntó Franco viéndolo detenidamente.

—No te creas; me visto así porque me gusta —le aclaró para que no mal interpretara las cosas.

—Te ves bien. Es extraño, ahora que sé que eres un chico; pero se te ve mejor la ropa de mujer que la de hombre, eso es seguro —comentó sintiéndose algo cohibido de pronto.

—¿Me besarás de nuevo? —quiso saber Shadi con un sonrojo.

—¿Te gustó? Beso bien ¿Verdad?

—Estuvo bien, pero no seas tan brusco; me asustaste.

—Está bien. Pero tú no tienes que fingir delicadeza, me gustas más cuando te pones rudo —confesó avergonzado.

—Yo no soy ruda —se quejó con un mohín, sintiendo que a Franco le agradaba más la personalidad de su hermano Sasha.

—No importa. ¿Porqué no me acompañas a dar una vuelta por aquí cerca?

—No puedo ir con esta ropa...

—¿Hay alguien más en tu casa? ¿Y si me invitas a pasar, entonces?

—Mejor quedémonos aquí; cuando te conozca mejor haremos otras cosas.

—¿Me tienes miedo?

—No sé... Pero no me gusta que sean bruscos conmigo; me gusta que me traten bien...

—Eres demasiado delicado para ser un hombre; pero no te comportabas así el otro día.

—¿Si no te gusto para qué viniste? —le reprochó amurrado; odiaba las comparaciones; todos parecían apreciar más la personalidad de Sasha.

—Para verte, pero parece que fue mala idea.

—¿Te irás?

—Mmm sí, pero quisiera besarte primero...

—Pues hazlo... —le respondió Shadi cerrando los ojos y estirando los labios esperando el beso.

—Ahora eres muy fácil —comentó apegando sus labios a los de Shadi, antes que este pudiera reprocharle lo que él dijera.

Franco lo besó cada vez más fuerte e insistentemente, paseando su lengua por toda la cavidad bucal del pálido chico, y luego de un rato de estarlo besando, buscó con sus manos el poder tocarlo bajo la ropa, pero el vestido estorbaba, por lo que pasó su mano bajo el vestido levantándolo por donde ascendía su mano, buscando donde tocar, no se atrevió a posarse en sus genitales, por lo que optó por seguir hacia arriba, tocando su abdomen y sus pectorales, para descender al ombligo, mientras que con su otra mano le sujetaba la cabeza para seguir manteniéndose apegado a su boca. Luego, lentamente bajo de a poco sus dedos, explorándolo, hasta palpar bajo su ropa interior la vellosidad de su pubis, descendió un poco más y cuando tocó su miembro, se detuvo, sacó la mano con la cara roja de vergüenza y se separó de él. Shadi también estaba algo cohibido, pero aún se sentía mareado por la experiencia.

—Creo que es suficiente por hoy. Será mejor que me marche —se excusó de pronto, dándole un beso en la mejilla y partiendo antes que Shadi alcanzara a reaccionar.

Pero pronto Shadi dejó de verlo en el camino, se puso a dar brinquitos y se tocaba los labios, suspirando... se sentía emocionado y Feliz.

Estaba por entrar en la casa, cuando vio el auto de su madre acercarse por la curva, se metió rápido a la casa, subiendo a su cuarto para cambiarse ropa antes que lo viera.

—¿Dónde estás? ¡No creas que no te vi! —se oyeron los gritos de su madre en la puerta y luego un portazo—¡Shadi! ¡Shadi! ¡Ven ahora mismo! ¡Desvergonzado inmoral!

PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora