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- ¡Que no, Yoongi! No me gusta Jungkook- hace una pausa - No, tampoco me gustas tú...

Escuchas una voz resonar a través de los audífonos. Pero no eres metiche. No te interesa. Da igual. Otro pasajero con problemas. Cierras los ojos y pegas tu cabeza a la ventana.

-Sólo, no me gustan los chicos, ¿entiendes?

Abres los ojos con irritación. ¿Por qué no se calla y te deja dormir?

Tu quijada se cae. En tus pensamientos. Es Jimin. Y, no le gustan los chicos. ¿Entiendes? Sonríes. A ti sí. Lo descubriste gracias a él. Te devuelve la mirada. Sonríe, y continúa con su llamada. El celular que usa es nuevo. Esperas que conserve la fotografía. Dudas. De cualquier manera, a él no le gustan los chicos. Repetirás esta frase hasta el hartazgo. Dudarás hasta la saciedad. Hasta que lo vuelvas a ver en el autobús. Él ha crecido unos centímetros desde la última vez que lo viste.

-Mira- se exaspera ante el celular -. No me interesa... que piensen lo que quieran- pausará esperando la respuesta - ¿Si? ¿Deberíamos darles lo que quieren?; mira, realmente no me gusta cualquier cosa que no sean las mujeres- infla sus mejillas con frustración -Jungkook es como mi hermano menor, ¡joder! - rueda los ojos ante lo que le estén diciendo - ¿Sabes qué? ¡Jodete!

Cuelga y te observa. Se nota turbado. Y molesto. Toma tu mentón en un brusco movimiento.

Sus suaves labios chocan con los tuyos. Violentamente. Abres los ojos. Se salen de órbita. Cálido. Desconcertante. Agradable. Efusivo. Sientes las mejillas quemarse. Los músculos soltarse para formar un costal de papas. A pesar de lo mucho que deseas seguir con el contacto físico lo apartas. Es humillante.

- ¿Qué -tartamudearás jadeando, notas la cara quemando y a los demás pasajeros observándote - crees que estás haciendo?

Sudor correrá por tus palmas, lágrimas de sorpresa por tus ojos.

- ¿Crees que soy gay? - ignora tu pregunta.

-Creo que eres muy irrespetuoso- hablas con un hilo de voz.

- ¿Crees que soy gay? - repite.

-Naturalmente.

-Fantástico- refunfuña y pide la parada. Antes.

Buscas en vano una justificación para su comportamiento. Miradas de fuego se clavan sobre ti. Te juzgan. Te sentencian. Con un brazo de río corriendo por tus mejillas, bajas. Anticipadamente.

"¿Qué fue todo eso?", susurras en el último peldaño del autobús.

On the road (Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora