VI

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La acera está mojada. El cielo es gris. Tu interior no se escapa del cuadro.Los pies en movimiento de la gente que va en la calle es lo único que capta tu atención. El suelo. Usado. Pisado. No valorado. Tu vida. ¿Cómo vas a darle esperanza a los demás si en este momento no hay nada? ¿Cómo? ¿Cómo sacar luz de una oscuridad temible?

Regresas la mirada al interior del bus y nuevamente, lo único que llama tu atención es el calzado, nuevo, sucio, limpio y viejo de los pasajeros. Todo es un desastre, por dentro y por fuera. Tu rostro es un cuadro en close up de Grant Wood. La canción en tus cascos no es alentadora. Triste. Roto.

Entonces una mirada apenada te busca. La apartas. Te sonrojas. Te cambias de lugar a uno en donde alguien ya esté sentado. Lo que menos necesitas es que Park se acerqué a burlarse de su último encuentro.

— Ya no fuimos por el kimchi— menciona, parándose frente a ti.

Ignorarás al simpático muchacho. La seria expresión pintada en óleo sobre tu rostro no se inmutará.

— Tierra llamada a Hoseoki— tomará tu hombro, sacudiéndolo con ligereza.

¿Hoseoki? ¿Un mote? ¿En diminutivo? ¿En serio?

— ¿Qué es eso— la mirada al frente, el ceño fruncido.

— Tu apodo— sonreirá pero tu atenta actitud no recibirá— . Hoseok, lo siento.

Sus miradas se cruzarán y te sonreirá con pesar. Asientes.

— Sientate ahí—ordenas, señalando un sitio para dos.

Él obedecerá. Serio. Arrepentido.

— Lo siento— repetirá una vez en el asiento.

— ¿Por qué lo hiciste?— una seca mirada le será otorgada.

— Estaba molesto.

— ¿Por qué?— suspiras.

— Porque ellos creen que soy gay.

— Y por eso te desquitas conmigo— aprietas los labios con molestia.

— Ellos piensan eso por tu culpa— resopla, mirando al suelo.

— ¿Yo qué tengo que ver en tus asuntos?— usas tu tono ambiguo, sea lo que sea, necesitará de tu anticipación.

— Porque encontraron nuestra foto en mi celular— resopla—; y una carpeta de fotos tuyas que descargué de facebook.

— ¿Que tú qué?

— Olvídalo— se levanta para huir, lo tomas de la manga del impermeable.

— ¿Eres un acosador? ¿Qué rayos te pasa por la mente?— Se te adelantó a acosar.

— Me gustan tus fotos, lamento querer tenerlas.

— ¿Qué es lo que te gusta de mis fotos, loco?

— Tú— suspira.

Relajas el agarre y el muchacho en cuestión se aleja. El terso tejido se escurre por tus dedos y todos tus pensamientos se detienen. Como el stop del control remoto. Como si los edificios no pasaran a tu lado. Como si Busan fuese sólo una manchita en el mapa.

Hasta el final del recorrido.

¡Joder! Tendrás que volver caminando a casa. Estúpido. Estúpido. 

On the road (Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora