3. La cita

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Me encontraba caminando por el centro comercial en busca de un lindo vestido.
El sábado habría una fiesta, Cooper Cold tenía su fiesta de cumpleaños, recordé haber ido en el pasado, o lo que sea, pero solo estuve observando a Josh, quien se beso con tres chicas jugando a la dichosa botellita. Después de eso me fui llorando a casa con el corazón estrujado.

Esta vez, planeaba impedir que si quiera mirara a una de esas chicas, lo cual era imposible, pero de todas formas iba a hacer algo para que no las besara.

Compre un vestido morado y ajustado, pero largo, hasta debajo de las rodillas, no me gustaban los tacones, así que compre unos tenis que se miraban hermosos con el vestido, eran altos, sabía el tipo de chicas que le gustaba a Josh, apenas era jueves, pero tenía que estar preparada.

Llegue a mi casa alrededor de las seis y media, seguía con mi uniforme porque después de la escuela fui directo al centro comercial. Subí las escaleras tarareando una canción, puse las bolsas en mi cama y me saque el uniforme.

Pensé que Josh probablemente ya estaba volviendo del conservatorio de música, sonreí al imaginarlo tocando el piano.

Entre al baño y me deshice de mi ropa interior, después de cambiarme con un short corto y una camisa baje a la cocina por las cosas que compre ayer, encendí mi televisión y busque la opción de Netflix.

Escuche golpes en la puerta y mire curiosa, intente recordar si algo de esto había pasado antes, nada paso por mi cabeza, fruncí el ceño mientras dejaba las papas fritas y el refresco en la pequeña mesa.

Me puse de pie y camine hasta la puerta, la abrí despacio.

-Josh...-hable con el corazón a punto de salirse de mi pecho.

Si seguía así iba a terminar sufriendo un ataque cardíaco.

-Hola-dijo sonriendo de lado.

-Mm, h-hola...

-Este, ¿puedo pasar?

Abrí los ojos sintiéndome estúpida.

-Sí, sí, claro.

Me hice a un lado y lo deje entrar.

Agradecí que mamá no estaba en casa, papá no llegaría hasta el domingo.

-¿ocurre algo?-pregunté mientras tomábamos asiento en el sofá delate del televisor.

-Ah... bueno no lo sé, quería ver si estabas bien.

-¿Yo?

-Pues quién más.

Sonrió y rodó los ojos.

-Ah...- me sentía muy avergonzada-, pues bien, gracias por preocuparte, ¿y tú?

¿Que hacía aquí?

-También.

-Que bueno...

La sala quedó en silencio, un muy incómodo silencio.

-La verdad es...

Lo mire, estaba viendo el televisor.

-¿Si?

-Tengo dos boletos para una nueva película que se estrena hoy, y no tengo con quién ir.

Mi mente hizo 'click', si tenía con quien ir, sus amigos, un vago recuerdo de mi espiandolos aparece en mi mente.

-¿Me estas invitando?

Estaba segura que estaba muy roja en estos momentos.

-Bueno, si quieres.

Antes de su muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora