7. Patética

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Estaba  en el autobús tomando algunas fotos del paisaje de afuera. El día se encontraba nublado, no se veía el sol por ninguna parte.

Cuando llegamos a la escuela baje del autobús.

Un chico tropezó mi hombro cuando paso bruscamente.

Hice mala cara y seguí caminando, luego otro chico hizo lo mismo. Giro sonriendo.

-Lo siento-grito mientras corría.

¿Cuál era la prisa en llegar al colegio?

Alguien agarro mi hombro por atrás.

-Están emocionados por el partido. 

Gire la cabeza hacia atrás. Era Dan.

Recordé lo de la fiesta y empecé a sudar.

-Ya veo...

Sonrió de lado y siguió caminando.

Baje la cabeza mientras me que dirigía hacia mi casillero. Tres porristas se pusieron detrás de mí.

Puse algunas cosas dentro del casillero y las mire. Intente colarme e irme, pero una de ellas golpeó mi hombro contra el casillero.

-Es mejor que continúes sólo siendo la rara-dijo una de ellas.

Las otras dos se rieron.

-¿Josh, Dan? ¿cuál es?

-Tengo que ir a clases-dije casi en un susurro.

Una de ellas empezó a jugar con mi cabello jalando de este un poco fuerte. Estaba mascando chicle, el sonido me tenía mal.

-Déjenme en paz.

-Ven con nosotras.

Intente soltarme pero me llevaron hasta el patio, en un pequeño callejón.

-Si no te alejas por tu cuenta, lo haremos nosotras.

Seguido de sus palabras me abofeteó. Las otras dos empezaron a empujarme de un lado a otro.

-Déjenme en paz-pedí.

Ellas se reían.

Katy apareció después.

-¿Crees que puedes estar cerca de Josh?-se acercó a mi y empujó mi hombro derecho-, ¿de Dan?, ¿ya te viste en un espejo?-volvió a empujarme-¿Piensas que tienes oportunidad?-golpeó mi frente con su dedo-. Eres muy patética niña. Solo mírate. ¿A quién quieres impresionar?

Se río y me empujó haciéndome caer al piso. Mis ojos ya estaban llorosos y los sentía arder.

Se puso de cuclillas, tenia la cabeza agachada para no verla, pero agarro bruscamente mi barbilla obligándome a mirarla.

-Deja de existir en nuestras vidas, no quieras tener algún papel en esta historia. Solo eres una extra.

Golpeó mi frente una vez más y se levantó.

-Vamos.

Giro y empezó a caminar, las tres chicas me miraron y se rieron.

-Bye-dijo una de ellas mientras me entregaba un pequeño pañuelo-. Si le dices a alguien estas muerta.

Me sonrió y se fue. Era Donna.

Después de llorar un rato me puse de pie. Me quité el corbatin y desabroché mi chaqueta.

La cola de caballo que tenia antes era un desastre ahora. Cuando me puse de pie sentí dolor en mi rodilla. Volví a llorar y tiré el pañuelo al piso.

Antes de su muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora