Estaba en el autobús tomando algunas fotos del paisaje de afuera. El día se encontraba nublado, no se veía el sol por ninguna parte.
Cuando llegamos a la escuela baje del autobús.
Un chico tropezó mi hombro cuando paso bruscamente.
Hice mala cara y seguí caminando, luego otro chico hizo lo mismo. Giro sonriendo.
-Lo siento-grito mientras corría.
¿Cuál era la prisa en llegar al colegio?
Alguien agarro mi hombro por atrás.
-Están emocionados por el partido.
Gire la cabeza hacia atrás. Era Dan.
Recordé lo de la fiesta y empecé a sudar.
-Ya veo...
Sonrió de lado y siguió caminando.
Baje la cabeza mientras me que dirigía hacia mi casillero. Tres porristas se pusieron detrás de mí.
Puse algunas cosas dentro del casillero y las mire. Intente colarme e irme, pero una de ellas golpeó mi hombro contra el casillero.
-Es mejor que continúes sólo siendo la rara-dijo una de ellas.
Las otras dos se rieron.
-¿Josh, Dan? ¿cuál es?
-Tengo que ir a clases-dije casi en un susurro.
Una de ellas empezó a jugar con mi cabello jalando de este un poco fuerte. Estaba mascando chicle, el sonido me tenía mal.
-Déjenme en paz.
-Ven con nosotras.
Intente soltarme pero me llevaron hasta el patio, en un pequeño callejón.
-Si no te alejas por tu cuenta, lo haremos nosotras.
Seguido de sus palabras me abofeteó. Las otras dos empezaron a empujarme de un lado a otro.
-Déjenme en paz-pedí.
Ellas se reían.
Katy apareció después.
-¿Crees que puedes estar cerca de Josh?-se acercó a mi y empujó mi hombro derecho-, ¿de Dan?, ¿ya te viste en un espejo?-volvió a empujarme-¿Piensas que tienes oportunidad?-golpeó mi frente con su dedo-. Eres muy patética niña. Solo mírate. ¿A quién quieres impresionar?
Se río y me empujó haciéndome caer al piso. Mis ojos ya estaban llorosos y los sentía arder.
Se puso de cuclillas, tenia la cabeza agachada para no verla, pero agarro bruscamente mi barbilla obligándome a mirarla.
-Deja de existir en nuestras vidas, no quieras tener algún papel en esta historia. Solo eres una extra.
Golpeó mi frente una vez más y se levantó.
-Vamos.
Giro y empezó a caminar, las tres chicas me miraron y se rieron.
-Bye-dijo una de ellas mientras me entregaba un pequeño pañuelo-. Si le dices a alguien estas muerta.
Me sonrió y se fue. Era Donna.
Después de llorar un rato me puse de pie. Me quité el corbatin y desabroché mi chaqueta.
La cola de caballo que tenia antes era un desastre ahora. Cuando me puse de pie sentí dolor en mi rodilla. Volví a llorar y tiré el pañuelo al piso.
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Antes de su muerte
Short StoryTuve un sueño, él estaba muerto, y lo perdí para siempre, aún cuando nunca lo tuve Todos los derechos están reservados.