Capítulo 6: Es una larga historia

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GEMA POV

Ya Sebastian había empezado el primer ensayo y Gaby sus tareas mientras yo limpiaba los trastes.

-La comida estaba rica Gema- dice Sebastian mirándome demasiado diría yo, desde que llego no deja de observarme.

-¿Lo dices sarcásticamente?

-No, en verdad quedo rica. Voy a tener que venir seguido a comer aquí.

-Que te soporten tus padres mientras comes, yo no- y de momento su cara cambio drásticamente- Sebastian, ¿Estas bien?- pregunte acercándome a la mesa donde estaba el sentado.

-Si, es que yo vivi solo.

-¿Como que vives solo?

-Desde mis 10 años mis padres no están.

-Pero no pudiste haber vivido solo a esa edad.

-Pues es una larga historia.

-¿Puedo saber?

-¿No dirás nada?

-Lo prometo.

*Flashback*

Mi papá era un hombre drogadicto y alcoholico, siempre llegaba borracho o loco a la casa. Llegaba a pegarle a mi madre y a mi. Peleaban todos los días mientras mi madre solo le pedía que se quitara de eso. Un día llego muy asustado a la casa..

-¡Milagro!- le gritaba mi padre- Esconde al niño.

No entendía nada, pero mi mamá enseguida me escondió en el baño.

-¿¡Donde esta el dinero Alberto!?- escucho que gritan desde afuera.

Logro escuchar golpes y a mi madre gritar.

-¡Suéltenlo por favor! ¡Alberto basta!

Quise salir a ver que sucedía y todo fue peor. Un hombre muy fuerte me jalo a sus brazos y mi madre más gritaba.

-¡Alberto el niño!

-¡Suelten a mi hijo!- grita mi padre.

-Ah ¿es tu hijo?- pregunta el hombre que estaba golpeando a mi padre.

-Si, por favor a el no le hagan daño, se los ruego- suplica mi madre.

El hombre le apunta con un arma a mi madre y mi padre se puso en el medio. Yo solo gritaba y intentaba de salir de los brazos de aquel hombre. En realidad no se para que, porque era un niño y no iba a poder con ninguno de los dos hombres allí presente.

-Salte o mato a tu hijo- le exigió el hombre a mi padre.

-Alberto no permitas que mate a nuestro hijo- le pide mi madre.

-¿Le vas hacer caso a tu esposa?

Mi padre ni contesto y intento de quitarle el arma al hombre. Hasta que escucho ¡PUM! ¡PUM! Dos disparos a mi padre y otros dos a mi madre.

-¡Nooo!- grito a llantos.

De que valía llorar y gritar, eso no devolvería a mis padres. Mis padres ya estaban llenos de sangre, la sala inundada de sangre y yo lleno de lagrimas.

-Ya puedes soltar al niño- le manda el hombre que mato a mis padres.

Al soltarme yo me tire al suelo abrazar a mis padre y sollozar en el pecho de mi madre. Esa que me cuidaba, que recibía los golpes de mi padre por mi, que me alimentaba, esa que murió por protegerme, esa que no quizo que yo muriera ante esta situación. De mi mente solo salían puras maldiciones que me enseñaba mi padre siempre que peleaba. Quería que aquellos hombres murieran, les desee el mal todas las veces que pude e intente copiar la imagen de ellos completamente en mi mente para que los arrestaran algún día y si no era así poder reconocerlos en la calle y matarlos yo mismo en un futuro.

Después de llorar tanto recogí algunas cosas y me fui de la casa. Sabía que nadie me daría su ayuda y después de esto no pensaba confiar en nadie. Con el tiempo conocí a unos amigos y empecé a consumir y a vender droga en la calle. Con tan solo 12 años ya había aprendido mucho. Vivía debajo de los puentes y robaba a cada rato. Me llegaron arrestar algunos meses y un día un chico me vió robar un bolso de una señora.

-¡Oye eso no es tuyo!- grito el niño persiguiéndome hasta que me empujo y se trepo encima de mi para no poder huir- ¿Y tus padres?

-¡No tengo!

-¿Cuantos años tienes niño?

-¡Que te importa!

-Bueno pues yo soy Marcos, tengo 15 años y tengo padres así que no me mientas.

-¡No te estoy mintiendo!- dije empezando a llorar.

El me soltó y empezó a consolarme. Empecé a contarle todo y él me contó que su padre era policía. Al llegar a su casa sus padres me aceptaron y su padre luego de dos años logro arrestar a los hombres que mataron a mis padres. Para ese tiempo ya tenía 14 años, empezando la High. A los 15 años Marcos me consiguió trabajo y la casa que tengo ahora.

*Fin del Flashback*

-Su padre me dijo que debería aprender a ser independiente, al principio pensé que era tonto porque después de tanto que había pasado, sobrevivir solo para mi no era difícil. Independiente ya había aprendido a ser, pero después me di cuenta que no había vivido con la gastaera de pagar agua, luz. Gracias a Dios el carro y la casa ya me la habían comprado ellos y yo pues me tenía que encargar también de comprar mis cosas, así que él trabajo me ayudo a cubrir mis tonterías y ganas de gastar cada 5 minutos. Al principio Marcos vivía conmigo, pero después de unos meses el se mudo cerca de su universidad.

Ya a Sebastian solo se le salían un par de lagrimas.

-Wao, la verdad no se que decirte, lo ciento mucho- dije muy impactada.

-No te preocupes, fue fuerte, pero en verdad he aprendido a superarlo poco a poco. Todavía me falta un poco de superación, pero en realidad es que no puedo soportar que hablen de ese tema, me duele todavía demasiado. Pensar en drogas, armas, sangre en las noche o cuando estoy algo drogado, borracho o solo me da mucha tristeza, aveces pienso que hasta fue mi culpa y no dejo de llorar.

-No digas eso, tu no tienes la culpa de los problemas que tuvo tu padre y mucho menos de lo que sucedió. Se que es fuerte, que hablen de eso, tranquilo que yo también estoy superando la muerte de mi madre poco a poco, no vas a olvidarla nunca, son cosas que no se olvidan, se superan, pero no se olvidan.

-Gracias- contesto con sinceridad.

-¿Cuantos años tiene Marcos ya?- pregunte para cambiar el tema.

-19 años.

-¿Y tu sigues trabajando?

-La verdad si, pero no en él primer trabajo que tenía, había renunciado, tuve unos pequeños problemas- dijo inocente- de hecho ya es en él tercer lugar que trabajo.

-¿En donde?

-En una tienda vendiendo zapatos.

-Wao, me encantan los tenis ¿sabías?

-De hecho no, no sabía- dijo riendo.

Ya era muy tarde así que acosté a mi hermano mientras Sebastian terminaba el primer ensayo.

-¿Lo amas mucho verdad?- me pregunta.

-Si Sebastian, de hecho..

-Me puedes decir Sebas, es más corto y después de todo lo que te he contado te mereces que me llames por mi apodo.

-¿Me merezco? Diablos, tan bien que me estabas cayendo.

-jajaja lo ciento, prosigue.

-Pues soy como una madre para Gaby, hago todo lo posible para que este feliz, día tras día intento de llegar más temprano a casa para saber si esta bien, de echo la vez que te dije que no podía ir a tu casa era porque tenía que cuidarlo, no iba a dejarlo solo aquí, bastante me cuesta dejarlo cinco minutos mientras llego de la escuela. Desde que mamá se fue prometí siempre estar para él, vi como sufrió bastante. Aunque cuando ella falleció el solo tenía unos 3 años y yo unos 10 años.

-¿Que paso con tu mamá?

-Es una larga historia.

-¿Me contarás?

-Ahora te digo yo, ¿no dirás nada?

-Lo prometo.

"Te odio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora