Llamadas inconclusas.

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-¿Diga?-respondió mi amiga al tercer tono con voz aburrida.

-¿Sigues con tu mamá?-pregunté.

Bufó y supuse que también rodó los ojos.-Sí, pero ya hace más de media hora que estamos en la última tienda así que termina y voy corriendo a tu casa, quiero salir de este infierno.

-Bien-miré a mi amigo que me miraba en busca de respuesta y asentí-. Te esperamos-colgué.

Ir de compras con la señora Taylor era el peor castigo y más para alguien que amara las compras. Denisse ama, en serio ama, las compras.

-¿De compras?-asentí con los ojos abiertos-. Pobre chica-volví a asentir.

-Estará aquí en…-conté mentalmente lo que Denisse se demora en una tienda y le sumé el tiempo que le tomaría a mi amiga venir-. Cuarenta y cinco minutos.

-¿Qué?-preguntó con los ojos abiertos.

-Ya sabes cómo es Denisse-dije restándole importancia con la mano.

Cambié el canal y lo dejé un uno en el que estaba dando “Valentine’s day”. Ethan reclamó, pero lo callé.

-¿Cómo están tus padres?-preguntó después de varios minutos de silencio.

Su pregunta me tomó por sorpresa y giré para poder verlo.-Están bien-me encogí de hombros-. La última vez que hablé con ellos iban a entrar a un avión a Florencia.

Papá estaba en una gira mundial con su banda y mamá lo estaba acompañando, me preguntaron si quería ir, pero me negué. No quería dejar la casa, no quería dejar la escuela y mucho menos quería dejar a mis mejores amigos, ellos lo entendieron.

-Dile a Ana que voy a esperar esos chocolates suizos-dijo con una gran sonrisa en el rostro.

Le pegué suavemente en el brazo.-Le diré a mamá que no te traiga nada, te comiste los dulces que me mandaron de Japón.

Rodó los ojos.-Ya supera, eso fue hace mucho.

-¡Fue la semana pasada!-grité y el volvió a rodar los ojos.

El timbre sonó interrumpiendo así cualquier respuesta que Ethan me fuera a dar. Lo miré suplicando con la mirada para que se parara y abriera, me miró y bufó cuando se iba parando, sonreí victoriosa.

-¡Ya llegó por quien lloraban, bitches!-gritó Brooke al entrar a la casa.

Rodé los ojos.- ¿Acaso Tobias Eaton ya logró salir del libro?-pregunté gritando con falsa emoción, amo molestar a esta chica.

-¿Podemos ir a comer?-preguntó el rubio-. Me muero de hambre.

Me paré del sofá.-Me baño y nos vamos.

Bufó y se pasó la mano por el rostro.-Te demoras mucho.

-No más chocolates-canturreé cuando subía las escaleras.

-Demórate lo que quieras-gritó y Brooke llenó la casa con sus carcajadas.

Abrí la puerta de mi habitación y la cerré, estos dos eran capaces de subir y entrar a mi cuarto para apurarme. Entré al baño mientras me iba desnudando, por casualidad volteé y vi mi reflejo en el espejo, por cuestión de un segundo vi a Emily y desvié la mirada.

¿Me estaba volviendo loca?

Me duché y los pensamientos se dispersaron. Caminé hasta mi armario para buscar mis jeans y una polera que era de ella, su favorita, busqué con la mirada mis converse azules, pero no las encontré. Me agaché para mirar debajo de mi cama y las encontré, las saqué y me las coloqué, eran mis favoritas.

Ni puta ni santa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora