Capítulo 28:

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{Narra Rubiuh}

Entrecerré los ojos ante su bofetada, a lo que sólo callé. Ella me miró triste y empezó a caminar hacia la puerta, mientras yo la miraba en la lejanía. Se giró en el marco de la puerta, interrogante.

—¿Por qué te quedas ahí parado? —preguntó girandose totalmente y poniendo sus manos en las caderas.

—¿A dondé me llevas? —pregunté de vuelta, algo frío para mi gusto. Laura me miró interrogante.

—A por Lara, creo que Mangel no le quería hacer algo bonito.

Mis instintos saltaron al instante. Y sin poder evitarlo grité.

—¡Llevamé con ella!—ella me fulminó.

—Si sigues gritando te quedas estéril. Ahora sigueme en silencio. No puedo dejar que vayas por la agencia más peligrosa del mundo con esas pintas—miré confuso mi ropa militar.

—No le pasa nada… —me interrumpió.

—Se nota que vienes de "the lost". Te mutilarán al instante—espetó cansada, cruzandose de brazos. Yo sólo asentí—. Vamos.

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Me cruzé de brazos, confuso.

—¿Por qué debo ponerme esto? —dije señalando el uniforme de los LZ, ella hizo un "palm-face" a lo que yo reí.

—Pontelo coño—espetó furiosa, saliendo del oscuro armario.

Yo sólo resoplé, sólo espero que Lara esté bien.

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Caminabamos a una dirección desconocida. Cada paso que daba me ponía más nervioso, miraba a todos lados tras las gafas oscuras de la agencia. Hasta que rompí el silencio.

—¿Qué piensa hacer Mangel?

—¿A qué te refieres? —preguntó ella sin dejar de caminar.

—Me refiero a que quiere hacerle Mangel a Lara.

—Es algo confuso… —susurró.

—Dimelo—espeté harto de que me ocultaran cosas. Ella bufó.

—Hace unos cuantos años inventaron un chip. Si este era implantado en el cerebro de alguien le dejaba a la merced de la persona con el mando que controlaba.

—No entendí nada hermano—dije mirando al techo, ella suspiró.

—Para que lo entiendas. Es un

micro–chip controlador. Si lo implantas en el cerebro de alguien le puedes controlar con un mando especial. Mangel tiene una docena de ellos y pretende implantarle uno a Lara. Mangel siempre ha estado enamorado de ella y quiere hacerla maligna.

Bufé molesto. ¿Mangel ama a mi novia? Nunca pensé que si amas a alguien, le dispares.

Mantuvimos el silencio, cada uno pensando en lo suyo. Mi cabeza estaba llena de dudas, ¿dónde estará Lara? ¿estará bien? ¿le habrán hecho algo? ¿Ese chip es peligroso? Miles de dudas aturdían mi cabeza. Agité la cabeza intentando apartar eso por ahora.

Llegamos a una puerta de metal, tipo de celda. Laura miró a ambos lados antes de abrir la puerta.

Mi corazón se rompió.

Lara estaba atada de manos y piernas, tenía algunos moratones en su pálida piel y su pelo negro estaba teñido de un rojo sangre. Me fijé que tenía una herida en la mejilla, haciendo que pareciera que estaba llorando. Apreté los puños furioso. ¡¿Si la ama porque le hace eso?!

Corrí hacia ella, la cual dormía placidamente. O eso espero…

Me arrodillé ante ella agarrando sus frías manos, algo delgadas.

—Cariño… estoy aquí—susurré. Ella abrió los ojos adolorida, me sonrió débil, lo que le devolví—. Saldremos de aquí…

—¡Cuidado! —gritó cómo pudo, interrumpiedome. Antes de poder hacer nada, una fría navaja atravesó mi abdómen, haciendome soltar un grito desgarrador.

Sentí cómo mis energías salían de mi por el corte, apoyé mi cuerpo en mis manos, escupiendo sangre. Podía escuchar los llantos de Lara, giré mi cabeza ligeramente… Mangel.

Estaba ahí parado, jugando con su cuchillo lleno de sangre y sonriendo cómo sonríe siempre. Pude ver cómo Laura reía a sus espaldas…

—Laura… eres una puta traidora—musité cómo pude, cada vez dolía más.

—Aquí el traidor eres tú. ¿O no ves las ropas que llevas? Admite que eres parte de esta organización, te metiste de incógnito en su agencia haciendote pasar por "buena gente"—expresó acercandose, haciendo que sus caros tacones sonaran por la sala. Miré alarmado a Lara, la cual miraba triste a un lugar fijo. Laura sonrió.

—¿Es eso cierto? —susurró, yo pusé una mano en mi rodilla y haciendo una mueca me arrodillé.

—No es cierto… —dije, para empezar a toser descontroladamente. Mi pecho me dolía a horrores y el aire me faltaba.

—Matenme ya, no me queda nada—espetó Lara, rompiendo mi corazón en mil pedazos y haciendo que derramara lágrimas silenciosas. Mangel se acercó a ella y le atravesó cómo a mi.

—¡No! —grité. Ella gritó, aturdiendome.

—¿Cómo te lo creistes, idiota? —preguntó riendo Laura, cruzandose de brazos. Caí al suelo, no podía mantenerme—. Él vino a salvarte. Pero bueno… ahora morireis juntos, eso es lo importante.

Mangel y ella rieron mientras salían victoriosos por la puerta. Al escuchar el "clack" de cierre. Me levanté a duras penas, gastando las pocas energías que me quedaban. Apoyé mis brazos sobre las piernas, aún atadas, de mi Lara Croft. Ella soltó un sollozo, a lo que levanté la cabeza. Miré sus demacrados ojos, que perdían brillo a cada segundo.

—Esto es mi culpa… —susurró ella, mirandome. Yo sólo sonreí cómo pude.

—No es tu culpa… es la mía por haber confiado en Laura—gruñí de dolor—. Se podría decir que este es el Game Over—reí. Ella rió conmigo.

—No pierdes el humor ni muriendo macho—espetó divertida, para después quedarse inexpresiva, antes de ver todo negro escuché un "te quiero".

Sentí cómo si levitara, el dolor se esfumó. ¿Sería este mi fin?

• {#1} Rubén y la búsqueda de los "Lazo rojo"•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora