La marcha

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Empece la mañana con nuevas intenciones, desayunar mejor, bajar andando las escaleras, etc, puse café y zumo de naranja, Zuri hizo unas tostadas de pan y se sentó frente a mi, al poco llamaron a la puerta, era Dilan, los dos iban a empezar a buscar trabajo, y habian quedado a las siete, me ayudarían con los periódicos, tomariamos el café a las ocho y media con Sebas, y comenzarían a patear la ciudad e irían a un par de entrevistas que ya tenían concertadas en la capital.
Cuando les vi marchar pensé en cuantas veces, Dilan había madrugado en los últimos tiempos antes de Marruecos y después, para ayudarme con los periódicos, el antes de irse era un joven sensato y responsable, pero Sebas y yo coincidíamos en que a su vuelta incluso era si cabe mas adulto, mas serio. En fin , la sal se la ponía sin duda Zuri, con sus chanzas, sus bromas, con su alegría innata, aveces descarada pero sin llegar a molestar...
El día se me hizo cortito, y en la cena los chicos nos contaron la buena nueva, a Dilan le habían propuesto hacerse cargo de un puesto en un gabinete que trabajaba para el estado, para recibir a los extranjeros que todos los días se dirigían hasta ellos con mil y una preguntas, quejas, etc, y Dilan subcontrataría a Zuri para que esta le creara un programa que gestionaría los datos que el iba creando, bueno esto yo creo que lo hacia para que Zuri se sentiría bien, pero aun así me pareció una brillante idea y dado que no tenían a nadie que hablara esos idiomas y puesto que parecía que tenían mucho por resolver , al día siguiente empezaría ya.
Solo había un detalle que no me gustaba, el trabajo era bueno, pero no era en nuestra ciudad, pequeña y provinciana, era en la capital y eso requería, independencia, y aunque cuando lo dijeron se me quedo el estomago vacío, la patadita de Sebas bajo la mesa me hizo callar y asentir, compartirían piso e inquietudes, que mas podía pedir, ya tenían veintiséis y veintisiete años tenían que volar del todo, no?
Nuestra primera noche sin los chicos fue surrealista, nos llamaron y nos dijeron que ya habían encontrado un pisito en el casco antiguo , habían dado la fianza y a Zuri le había salido un trabajito , vamos que estaban encantados...se quedaban a celebrarlo y el fin de semana lo pasarían haciendo mudanza, mientras yo no se si viendo que se me iba la hija o la edad, empece a vomitar y a marearme mientras le suplicaba a Sebas que no diría nada de esta situación nunca, tenia la cara desfigurada, los ojos hinchados y me dio por tiritar, vamos un cromo, segunda semana con cincuenta años y me sentía de golpe con cien.
Sebas me dejo durmiendo, y por primera vez en muchos muchos años, mi kiosco no abrió hasta las ocho y media de la mañana , cuando baje al bar, me guiño un ojo, y sin decir nada me puso mi cafe, lo tome a sorbitos pequeños, y cuando termine, tenia a Sebas con dos entradas de cine moviéndolas ante mi cara, ¡ala! Me dijo, esta noche al cerrar al cine! , ni pregunte...
Cuando cogí los fardos de los periódicos, ya estaba mas tranquila y a medida que los clientes venían, hablábamos de todo y cuando me daban la enhorabuena, recordándome lo mal que estaban las cosas, entonces, sobre todo, me daba cuenta de lo afortunada que era de tener una hija trabajadora y tenaz, y de tener un apoyo como el de Dilan. Pero aunque tenían razón, yo me sentía..triste.
El fin de semana paso tan rápido, caja aquí, caja allá, que cuando el domingo Dilan toco la bocina del coche de Sebas y movió la mano diciendo adiós, casi no daba crédito, y en ese momento lo decidí, cogía vacaciones, le llamaría a Manuela hermana de Macarena la repartidora, y le pediría que me sustituyera como otras veces, lo tenia clarísimo, el lunes fiesta.

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