El Pisito 2

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El ruido me sobresalto y me sacó de mis tristes pensamientos, me vestí rápidamente y salí del baño no sin antes verme otra vez en ese critico espejo. Cuando salí al pasillo casi me muero de la risa, Sebas estaba literalmente pegado al suelo todo lo largo que era y era bastante..las gafas estaban rotas y torcidas y lo peor es que la maleta de mano que había traído estaba entre sus pies abierta y con todo fuera, y a mi verle así en una situación tan cómica me hizo estallar en una risa y en un llanto alegre que casi me ahoga, y cuando ya se me estaba pasando, Sebas, se levanto pues se había quedado sentado en el suelo viéndome, y con cara ofendida, dijo, -no si lo se , me hubiera despatarrado antes...lo cual me hizo empezar la risa tonta otra vez.

Dilan ayudo a Sebas a recoger las cosas mientras Zuri me miraba y me hacia gestos graciosos que me hacían sonreír, al final Sebas se acerco a mi y me dijo..-deberías reírte siempre así, y si hace falta yo me caeré mas a menudo..

Yo mire a Sebas, y me sentí mirada por los chicos, le cogí mi neceser de la mano y le conteste que siempre que dejara las gafas en lugar seguro que me parecía bien.

Una vez que todo se recogió, nos enseñaron el apartamento, tres habitaciones , baño, aseo, cocina y salón, las habitaciones no muy grandes y la cocina estrecha y larga, pero lo mejor era la azotea, como nosotros en casa tenían una terraza por ser el último piso, grande con cierre para el invierno, era un lujo de bonita y se divisaba el casco antiguo, nos miramos, no hacia falta mas que saber el precio, quinientos euros, y el garaje treinta euros , las explicaciones de Dilan nos pusieron al corriente de la suerte que habían tenido, el piso era de un compañero que ahora vivía en casa de su novia, así que los dos contentos.

Los chicos habían reservado hora en un restaurante cerca del museo, nos preparamos y Zuri me maquilló , casi no recordaba cuando había sido la última vez que me había arreglado tanto, el espejo me devolvió otra imagen más serena, y pensé que seria bueno tener muy presente a Sebas en el suelo, eso me izo sonreír... Salimos, el día era soleado, hermoso, respire hondo y tomé el brazo de Sebas.

Estábamos en el restaurante y llamo Manuela, bueno le llamo a Zuri, yo tenia un movil, pero era un ladrillo, así que ni lo usaba, el caso es que le habían roto la jaula de los periódicos aunque solo el cierre y había quedado con su hermana que esa noche y hasta arreglarlo se quedarían en el rellano de mi casa, ahí no molestaban a nadie y cuando llegáramos si teníamos otra idea pues que hablaríamos, después la conversación derivó hacia los gamberros, la inseguridad y cuando vimos esa delicia de postre en forma de copa de la casa, se nos olvido hasta respirar.

Después de una agradable sobremesa los hombres fueron a por las maletas, y quedamos en el hotel, Zuri y yo cogimos el metro, y fuimos charlando, yo le conté lo patética que me había sentido en el baño, lo mal que llevaba su nueva vida lo cerca que veía su distanciamiento y lo poco preparada que estaba, ella sin dejar de mirarme me abrazo en el asiento de aquel metro y mirandome a los ojos me contestó que nada mas lejos de la realidad, que era ahora cuando más me necesitaba, que estaba asustada y que Dilan era maravilloso y le daba confianza pero que yo era su ancla y que nunca, nunca nadie me iba a sustituir, no fueron las palabras, fue su mano en la mía, su voz tranquila y firme lo que me izo darme cuenta del monte que había hecho con un grano de arena, respire hondo, y según salimos del metro un poco más lejos vimos a Sebas y Dilan , se giro me abrazo y me dijo al oído, creo que estoy enamorada, creo que lo he estado siempre, pero no he sido consciente hasta ahora. La aparte y la volví a abrazar, ella sabia lo que yo pensaba, agarradas nos encaminamos hacia ellos, sonrientes, felices.

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