Capitulo XI

9 1 0
                                        

El dolor era grande para mí, el sentimiento era una mezcla entre enojo, decepción y resignación, no me sentía triste por dejarlo, sino por enamorarme y dejar que jugará conmigo.

Un día inesperadamente, mi móvil suena, una llamada de un número desconocido, sentí algo extraño, mil pensamientos cruzaron mi mente y uno de ellos fue pensar que sería él desde otro número.

Yo: buenas tardes.

Scarlett, (voz de mujer)

Yo: si, con quien tengo el gusto?

soy Esmeralda, hermana de Marcos.

Sorprendida.... No imaginé algo así, ya daba por cerrado toda comunicación, había pasado casi un mes.

Yo: Hola Esmeralda, que gusto escucharla, cómo está?

Esmeralda: muy bien, espero no incomodarte con mi llamada, pero antes que nada te ofrezco una disculpa. Tuve que pedirle tu número a mi hermano, me dijo que sólo éste tenía pero que al parecer ya habías cambiado de número.

Yo: no, éste es mi número.

Esmeralda: te llamo para hacerte una invitación y no aceptó un no.

Yo: de que se trata?

Esmeralda:el nieto de mi hermana será bautizado y queremos que seas su madrina. Por favor sé que es muy incómodo para ti pero no por haber roto con mi hermano nos volveremos enemigas.

Yo: por supuesto que no Esmeralda, le agradezco el gesto pero no sé si podría.

Esmeralda: pues será el primer domingo de diciembre. Por favor, di que si, estaremos felices que aceptes.

Yo: Esmeralda  Lo que pasa es que yo....

Esmeralda: por favor, sé que te incomoda pero se que eres buena persona.

Yo: esta bien, aceptó.

Esmeralda:  Gracias Scarlett... entonces ya sabes el día, será a las 9 de la mañana.

Yo: gracias Esmeralda, feliz día.

Bueno, que más podría pasar, a qué le podía tener miedo? A verlo, no creo, pero si así fuera yo estaba preparada y nada ni nadie cambiaría mi decisión.

Tenía que hacer muchas antes de ese día, quería lucir bien, que no se notara que me había afectado separarme de Marcos. Iba a matar dos pájaros de un solo tiro.

Así fue como empezó la cuenta regresiva, me dediqué tiempo a cuidar mi apariencia, hice ejercicio y me arreglé el cabello, cada día que pasaba me sentía mejor físicamente y aunque sabía que sólo era apariencia y que por dentro moría de dolor y tristeza, no lo iba a dar a demostrar.

Cada día que pasaba me sentía más ansiosa, creo que en el fondo me mataban las ganas de verlo, que me viera y me sintiera inalcanzable porque para él me convertí en eso, o bueno me convertiría en eso, me sentía confiada y sabía que pasara lo que pasara no cambiaría de parecer, todo estaba listo, el gran día se acercaba.

Compré un vestido hermoso, recatado pero hermoso, unos zapatos muy bonitos que combinaban perfecto y el regalo para i mi ahijado, futuro ahijado.

Una noche antes al bautizo, me puse frente al espejo y me dije:

He cambiado tanto, gracias Dios por hacerme lo que soy, reconozco que lo amo y que muero por verlo, que me gustaría que me dijera que me veo linda y que quiere que regresamos a ser novios. Pero eso ya no puede ser. Nada ni nadie tiene derecho a hacerme daño, porque nadie más que sólo yo sé lo que duele despertar cada mañana recordándole y extrañando sus mensajes, nadie me dio consuelo, sólo fui yo para mi misma y eso no lo voy a olvidar jamás, sólo me tengo a mí y no dejaré nunca más que nada ni nadie me haga daño.

Hora de dormir, mañana será un gran día Scarlett, un gran día...

Amor a Ciegas....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora