15

87 19 5
                                    

Nos congregaron a todos en el auditorio de la preparatoria. Habían pasado dos meses desde que el concurso de la historia de la que habíamos participado varios estudiantes, terminó y era hora de conocer al ganador o la ganadora. Recordar que había perdido —o me habían robado— mi historia, me hizo sentir fatal. Tenía buena trama y Phil me había dado ideas. En parte sentía que lo había traicionado y en otra parte, impotente porque no supe como decir que la había perdido o lo que hubiese pasado con ella, ni como probar de quién sospechaba, nada. La directora pidió silencio y citó a los dos profesores de literatura de la preparatoria, la vicedirectora y un profesor de idiomas para otorgar los premios. Desde unos asientos más adelante, Phil me levantó el pulgar sonriendo muy animado. Supuse que me había deseado suerte, pero sería muy grande la decepción. Cuando escuché que daban tres menciones al mérito por intentar escribir una buena historia, sentía que me hundía en mi asiento a pesar de que era de madera sin tapizado alguno. Uno de esos pudo haber sido mío pero no, no porque a mi historia se la había tragado la tierra. No reaccioné hasta el primer premio porque me sentía horrible, solo que cuando el último, y más importante se lo dieron a Natalie, nadie, absolutamente nadie, lo podía creer. Cuando se lo entregaron y se le pidió que leyera un pequeño fragmento, al escucharlo fue cuando sentí que me hervía la sangre de ira. Mi historia era la ganadora pero estaba a nombre de ella. Phil se dio la vuelta intentando comprender que había pasado. No pude contenerme y me puse de pie gritando la verdad. La atención de todos estaba sobre mi y ella no reaccionaba. Yo salí de mi lugar acercándome hacia el escenario gritos de por medio, llamándola ladrona, mentirosa, entre otras cosas. Phil no me dejó sola y dijo que lo que yo estaba manifestando era verdad. Suspendieron toda entrega y nos llevaron a dirección entre los murmullos de todo el instituto. La directora muy confundida, pero aún más enojada por el papelón que se había cometido, nos escuchó primero a Phil y a mi, los acusadores. Me pidió pruebas y dije que no las tenía, pero estaba atareada por tanta rabia que mi compañero me recordó los mails que me había mandado con algunas ideas, el borrador original que tenía y dije que los buscaría, porque en realidad algunas partes las había tirado. Luego entró Natalie riendo, cuando salimos al pasillo, vimos a Kalye y sus amigas riéndose también. Phil me dejó ir sola a mi casillero, Cecilie estaba allí esperándome con mi mochila. Intentaba consolarme y me dijo que iría a hablar con la directora porque ella había leído la historia y daba fe de que Natalie no la escribió, yo en tanto sacaba unas cosas y guardaba otras, aún faltaba una clase más, para mi desgracia y tendría que soportar la mirada de todos los chismosos de la preparatoria. Cuando íbamos de camino al salón con Cecilie, Natalie salió de dirección, se rió en mi cara y dijo:

—No vas a poder probar nada, envidiosa perdedora. El premio es mío y tú, maldita fracada... —pero fue la gota que rebalsó el vaso y no pudo terminar de bastardearme porque harta de ella y de todos los idiotas que me rodeaban, la tumbé de un fuerte golpe en su cara.

De acuerdo, si, suspendida tres días, con mi madre yendo a buscarme, indignada porque yo no era así y no lo era, me estaba haciendo de esa manera porque estaba muy cansada de soportarlo. En algún momento tenía que reaccionar. Cuando me llevó apretandome fuerte de un hombro, no dije nada, ni me quejé, me metí al auto y no hablé hasta que en un semáforo, estallé en lágrimas y conté todo a pesar de que en el instituto me pidió explicaciones mientras la psicóloga y la directora decían que no era la manera de solucionar las cosas. Que así empezaba todo "Y todo termina como Columbine" dije mientras ellas me miraban horrorizadas. Mamá sabía que me costaba hacer amigos pero jamás me había peleado con nadie y eso comenzó a preocuparla, así que después de un almuerzo ligero y pedirse la tarde libre en su trabajo, me llevó directo a una psicóloga que le habían recomendado. Cuando llegué a casa, revisé mi computadora y allí estaban los mails que me había escrito Phil, y busqué el cuaderno donde llevaba apuntadas las ideas que él me decía. Leía y me daba cuenta que no todo lo que estaba escrito, lo había usado en la historia, pero supuse que podría apoyarme en eso para probar que la historia era mía. El premio me importaba un carajo, me importaba lo que yo había escrito y que trabajé demasiado en eso para que viniera una ladrona y me robara mi esfuerzo, el premio podría perdérselo donde no le daba el sol; aunque no iba a ir al colegio en tres días, lo que significaba que siendo miércoles, iba a estar suspendida jueves, viernes y lunes, sin salir el fin de semana aunque no importaba, porque no tenía planes, pero si alguien llegaba a querer estar en casa, como Cecilie, no iba a poder. Rebecca me llamó en la noche y me contó la gran repercusión en el colegio.

Ahora es mi TurnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora