Capítulo uno

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Su corazón corría desembocado y su respiración se entrecortaba un poco ¿Por qué debió nacer sordo? ¿Acaso la naturaleza o el mismo destino lo odiaba? La chica un poco bajita que se encontraba sentada frente a él había terminado de presentarse y aunque la intérprete había traducido todo no prestó mucha atención debido a los nervios que lo invadía pero al notar la expectante mirada de la docente en él sintió que no tenía más remedio que levantarse y presentarse.

—Mi nombre es Naegi Makoto y soy el Estudiante Suertudo Definitivo, es un gusto conocerlos. —Sus manos temblaban levemente al hacer cada seña pero por suerte la intérprete pudo entenderlo a la perfección y terminó por repetir sus palabras solo que moviendo los labios, finalmente pudo respirar tranquilamente al sentarse pero las curiosas miradas de sus compañeros seguían manteniéndolo un poco nervioso.

Las horas en el salón de clases parecían eternas mientras la señorita Yukizome explicaba desde reglamento a uniforme y una que otra divertida anécdota cuando era estudiante en esa misma academia hasta que llegó la tan ansiada hora para algunos, el receso, claro que para Naegi no era más que otra hora donde no podrá socializar ¿Por qué aceptó que la intérprete lo asistiera solo durante las clases?

Empezó a vagar por los, según su perspectiva, interminables pasillos preguntándose una y otra vez lo mismo ¿Acaso había sido buena idea asistir a Kibougamine? De veras que ahora dudaba de cada decisión que había tomado cuando fue elegido por medio de ese sorteo, luego recordaba que había sido en toda la nación ¿En verdad fue buena suerte? Siendo sinceros ahora suponía que éste era su castigo por algo que cometió en otra vida, tal vez como un asesino serial que cortaba la garganta de sus víctimas o incluso como alguien de la realeza durante la revolución francesa, sacudió la cabeza ligeramente intentando sacar de su cabeza esos locos pensamientos, a veces su imaginación sí que era un desastre, o al menos eso pensó antes de llegar a la cafetería atiborrada de estudiantes, de nuevo sus manos empezaron a sudar un poco, en definitiva si se pudiera morir debido a los nervios él ya estaría dos metros bajo tierra.

Llegó a sentarse en una mesa vacía gracias al cielo y al ser su primer día su madre quiso consentirlo un poco ¿Por qué no de todos modos?

— ¿Gyozas y Omurice? —Se preguntó mentalmente al ver su almuerzo, en una nota junto a él se veía una carita feliz claramente hecha por su madre, su rostro se enrojeció un poco debido a la vergüenza, admitía que su madre llegaba a ser un poco empalagosa con él pero suponía que era gracias a su pequeña discapacidad, algo le decía que si Komaru se levantara temprano también tendría algunos dulces empacados, gracias al cielo que no lo hacía ¿O no?

Lo que estaba siendo una apacible comida se vio interrumpida abruptamente, una chica de piel morena y cabello castaño se sentó a su lado seguida de varias chicas que había visto en su clase, por alguna razón se sintió incómodo nuevamente debido a las personas un poco extrañas que ahora lo rodeaban.

— ¡Hola! Estamos en la misma clase ¿Cierto? —Dijo la nadadora con su usual y burbujeante entusiasmo dirigiéndose al suertudo pero éste al ver el simple movimiento de labios sin saber exactamente lo que decía se sintió cohibido.

—Asahina, no creo que te escuche. —Habló la estudiante de increíble musculatura junto a la nombrada quien no hizo nada más que mirar confundida a su amiga.

— ¿A qué te refieres? Tal vez solo sea un poco tímido. —Naegi sintió que el tema de conversación posiblemente fuera él y de nuevo sus mejillas se tornaron un poco rojas

— ¿No notaste a la intérprete? Claramente era por él. —Interrumpió la apostadora definitiva poniéndole una breve pausa a tomar su té ¿Acaso tenía aire en la cabeza?

— ¿Una intérprete? —Asahina miró hacia arriba intentando recordar lo que significaba hasta que finalmente calló en cuenta — ¡No puede ser! ¿Tiene halitosis?

Celes suspiró rendida, la respuesta a su pregunta era claramente positiva.

—La señorita Yukizome incluso nos dijo que es sordo ¿No escuchaste? —Preguntó la enigmática detective sin siquiera mirar al castaño.

—La verdad es que no. —La morena sonrió un poco apenada, la verdad la única razón por la que había decidido sentarse junto al castaño era porque ni siquiera sabía su nombre.

Finalmente Naegi se sintió con la total libertad de irse, tal vez porque había terminado con su almuerzo y no parecería del todo maleducado, sin hacer caso a las miradas ajenas posadas sobre él se levantó y salió de la cafetería apreció la tranquilidad que poco a poco volvía a él.

De nuevo caminó por los pasillos casi desolados, se suponía que volverían a clases en poco tiempo según su teléfono y no tenía nada para hacer además de volver al salón de clases, el problema se presentó cuando se dio cuenta de algo, apenas y sí recordaba el número, suspiró ¿Acaso recorrió la academia entera para que se le olvidara algo tan simple?

Pensó y pensó qué podía hacer, posiblemente el pedirles indicaciones a esas chicas sería una pérdida de tiempo y hasta ahora no había visto a nadie de su clase, en definitiva estaba en problemas. Miró en todas las direcciones al encontrarse en la segunda planta donde recordó que estaba pero solo pudo divisar a un chico blondo de lentes el cual le parecía un poco familiar, tal vez podría pedirle indicaciones. Se acercó a él con cautela antes de tocarle casi efímeramente el hombro intentando llamar su atención lo cual consiguió al ver cómo él se volteaba a mirarlo con mala cara intimidándolo un poco.

— ¿Podrías decirme dónde está el salón 1-A por favor? —Expresó en señas un poco nervioso debido a la filosa mirada color zarco pero al ver que el dueño de ésta ni se inmutó se sintió un torpe, había olvidado que posiblemente nadie en esa academia del demonio sabía lenguaje de señas.

—Está a la derecha. —Respondió el blondo también en lenguaje de señas, los ojos del castaño se abrieron con notable sorpresa, ciertamente esa no se la esperaba.

—Gracias. —Después de aquella breve y sorprendente conversación se alejó hasta entrar al salón ¿Qué rayos acababa de pasar? ¿Acaso ese chico con un rostro tallado por los mismos Dioses era su salvación de una vida escolar solitaria mientras llegaba aquél endemoniado aparato auditivo? La verdad viendo cómo reaccionó pensaba que en lo absoluto, tal vez.

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Holi, supongo que debo advertir que los capítulos serán algo cortos y no tan regulares debido a mis obligaciones escolares y demás. Hasta el próximo capítulo.

-Gyozas: Tiene, a primera vista, un parecido similar a una empanadilla. Las gyzoyas se realizan con una masa a la que se rellena con carne y vegetales diversos al vapor.

-Omurice: Es un plato japonés contemporáneo que consiste en una tortilla hecha con arroz frito.

Señas (Naegami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora