Capítulo doce

1.6K 211 336
                                    

Esta vez el día había sido tranquilo, tan pacífico que en cuanto terminó todos estaban sorprendidos, después de todo ahora que lo notaban era el último día antes de las vacaciones, era tiempo de que se despidieran brevemente de las tantas amistades que habían hecho en aquella academia llena de numerosos talentos.

Incluso varios se sorprendieron al notar que ya había pasado la época de exámenes, tan estresante que y rápida que a muchos los tomó por sorpresa al confiar tanto en sus talentos y dejar de lado muchas cosas. Pero al menos había acabado por ahora, podrían ir a sus hogares y descansar como era debido, incluso organizar salidas con esos amigos que conocieron.

Pero eso era lo de menos para el castaño en este momento, poder quedarse en Kibougamine ya era un gran logro en realidad, incluso había dudado de ello en un principio ya fuera o no por su discapacidad, hacer amigos tampoco pasó por su cabeza y mucho menos poder acercarse un poco al chico que tanto miedo podía causar con solo una de esas frías miradas de color zarco. Ahora estaba allí, con un corazón tan positivo como él, un corazón que al no poder escuchar las réplicas solo se lanza al enamoramiento, un corazón lleno de sentimientos que solo pueden describirse como el durazno más suave y dulce de la cosecha entera.

Ese día no hubo mucha diferencia, siempre usando esa mascarilla que le regaló el heredero y que cuidaba más que a su propia vida, pensando detenidamente en lo que estaría a punto de hacer sin siquiera prestar mucha atención a la intérprete que traducía lo que decía el profesor, un tipo de consejo al parecer, sus pensamientos solo rondaban en aquel rubio, ese nombre que solo soñaba con pronunciar, en aquel apellido escrito en una simple nota tan blanca y pura como sus sentimientos.

En cuanto todo terminó Asahina y Oogami fueron hasta su pupitre, la nadadora con su entusiasmo de siempre y sonriendo notablemente aunque su mascarilla cubriera parte de su cara. Las saludó a ambas con un pequeño ademán mientras guardaba todo, Togami ya se había ido así que podía suspirar tranquilo ya que no sería descubierto antes de tiempo.

—Bien ¿Para qué me necesitabas, Naegi? —Preguntó la morena a través de un bloc de notas que tenían entre ellos, Oogami solo los miró en silencio, en realidad no conocía a Naegi pero por las maravillas que le contaba su amiga a todos sentía que ya lo conocía bien aunque se hubieran presentado formalmente hace una semana.

—¿Recuerdas de lo que te conté hace unos días? —La expresión del castaño incluso era algo contrariada, no estaba seguro de lo que estaba por hacer pero ya no quería ceder, solo podía correr el riesgo.

Asahina pareció pensarlo unos segundos antes de que sus ojos se abrieran con sorpresa ¿Estaba hablando en serio? Bueno, si era así solo podía ir preparando el bate para acompañar a la hermana del suertudo en caso de que Togami se pasara de cruel con su amigo. Oogami solo miró la clara expresión sorprendida de Asahina pero solo se limitó a sonreír un poco mientras la ayudaba a acomodar su mascarilla, la cual había bajado junto a la mandíbula de Asahina.

—¿Estás seguro?

—Más que seguro. —Esas simples palabras plasmadas en el papel fueron suficientes para hacerle dudar, pero estaba decidido y eso podía verse en sus ojos avellana, incluso si era algo despistada Asahina notó la determinación y solo pudo sonreír un poco, asintiendo en apoyo hacia el más bajo.

Mientras el sol se ponía Asahina fue junto a Oogami hacia la salida, la nadadora llevando una pequeña nota hecha de una simple hoja blanca, incluso diría que se sentía como Cupido y no podía evitar estar tanto emocionada como nerviosa.

—A quién le llevarás eso? —Preguntó la fornida luchadora, ya había aceptado ayudar a la morena pero realmente quería un poco más de contexto, sentía que se perdía de algo.

Señas (Naegami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora