Nebulosa de Colores " JULIANTINA" (Cancelada)

Hablar de ti

Durante el camino, veníamos platicando sobre que nos gustaba, estábamos bastante juntas y por un momento su mano y mi mano se rozaron, pero el roce era algo extraño. Todo era extraño, después de casi estar por besarnos. No sé muy bien lo que me estaba pasando, me gustaba demasiado estar con ella, y apenas llevábamos un día de conocernos, pero se sentía que la conocía de siempre, algo en sus ojos me atrapaba, fuera de la tristeza que envolvía su mirada, algo en ella me llamaba, su piel era suave y hasta ahora lo pude percibir, el aroma de su cabello. Pero... No puedo, no puedo verla de esa manera, no puedo querer besarla, querer abrazarla, querer estar con ella de esa manera. Sentir todo esto me tiene muy confundida, quiero salir de aquí pero no quiero alejarme de ella.
Tal vez solo sea un pequeña confusión, tal vez esto se me quite si la conozco más, y pasó más tiempo con ella.

Nos sentamos en la mesa que nos dieron, el restaurante estaba algo lleno, y nos dieron una mesa algo pequeña y estábamos muy juntas.

-No conocías este lugar?.- Me preguntaba Valentina mientras veía la carta.
-No, jamás había escuchado de este lugar.- Conteste, mientras veía a Valentina mirando la carta.
-Aca todas las pizzas son muy ricas, pero mi favorita es la de BBQ, si quieres podemos pedir la mitad de otro sabor.-
-Podemos pedir esa, y se me antoja la vegetariana.-
-Claro, me gusta tu idea.- Me contestó Val y me regaló una sonrisa, no se que es lo que me causa, pero me gusta demasiado verla sonreir.

Ordenamos la pizza, y las bebidas, Valentina se veía tan tranquila, y tan linda. Con el pasar del día la veía aun más linda, jamás había visto una chica como la veo a ella, se ve tan hermosa, y luego esos ojos azules que me atrapan, no debería de verla tanto pero no lo puedo evitar, de hecho no se que haré el resto de mis días cuando no la vea.

Un sonido me saca de mis pensamientos.
-Juls, creo que tu celular está sonando.- Me avisa Val.
-Mi celu... lar ... aaa si está sonando, es mi madre.-
-Bueno?.-
-Hola, hija, tu papá me comentó que saliste con la niña que hoy conociste, la que te ayudó esta mañana.- Me comentó de una manera extraña, por que no quería ser grosera pero no se acordaba del nombre de Valentina.
-Si, mamá, salí a ver a Valentina, venimos a comer y le comente que ustedes la quieren invitar a comer.- La interrumpi, pero luego seguí para ver si me decía que día y así tener seguridad de volver a verla. Cuando comente lo último Val hizo una mueca de pena y se tapó la cara con las manos. Continuó con un gesto, con su mano diciéndome que no.
-Pues hija que nos diga cuando puede y con gusto puede venir.- Mi madre contestó.
-Me dijo Val que ella puede cualquier día, ustedes escojan y yo me pongo de acuerdo con ella.- No dejaba de mirarla mientras hablaba con mi mamá, realmente me hipnotiza y no puedo evitarlo.
-Bueno hija, me pondré de acuerdo con tu papá. Quería saber si llegarías temprano o saldrás con tus amigos, después. -
-No mamá hoy no saldré, de hecho no quiero salir, solo vine a comer con Val y después regreso a casa.
-Que bueno hija, ya que no quería que salieras, es que si ando algo asustada con lo que te paso, pero bueno ya te dejo para que puedas disfrutar la comida.-
-Si mamá está bien, te quiero.- Colgué.

-Y en qué estábamos?- Le pregunté a Valentina, que no dejaba de sonreírme y verme.
-En qué quieres de regalo de cumpleaños. Nada decir que no quieres nada eh.- Soltó la pregunta de una manera muy rápida y con una sonrisa en la cara.
-Nada.- Comencé a reírme de pena, la verdad, nadie me había preguntado esto, menos una recién conocida aún como Valentina.
-Pues bueno no tienes mucho tiempo para decidirte.- Valentina me contestó con una sonrisa.

Espera... Estábamos coqueteando, estaba coqueteando con Valentina. Ella coqueteaba conmigo. O realmente ella quería regalarme algo en mi cumpleaños, la verdad no sé a qué punto quiero saberlo.

La pizza llegó tiempo después y comenzamos a comer, realmente estaba muy rica la pizza, pero disfrutaba verla reír. Por un momento me comencé a dar cuenta que su mirada triste se tornaba más alegre y eso me dio la sensación de que algo bueno hacía yo en ella.