Misión n°4391: "La llegada"

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ANTES DE COMENZAR A LEER: Estimada lectora, como sugerencia de lectura, para una mayor comprensión de esta historia, te recomiendo leer en el siguiente orden:

- "Interlace" ya que sucede dos años antes de los eventos narrados en Cosmic Love y De sudor y ternura.

- "Cosmic Love" y "De sudor y ternura" se pueden leer simultáneamente, ya que están en la misma línea temporal. A veces los capítulos suceden exactamente en el mismo momento, estando conectados, pero desde el punto de vista de los personajes principales, lo que se avisa al inicio de ellos para una mayor comprensión.

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En un pequeño callejón de Bronx, en Nueva York, EEUU, en una habitación de un tercer piso de una vieja casona apenas iluminada, asquerosa y sucia, se encontraban cinco hombres alrededor de la mesa, fumando. En el centro de la mesa había latas de cerveza, dos ceniceros repletos hasta el límite de colillas de cigarros, además de tabaco, y cartas. Una luz iluminaba tenuemente el juego que llevaban menos de una hora, pero que nadie aun había ganado. Cada uno sabía jugar póker, pero nadie se atrevía a ganarle al jefe, Yad, solo aquel chico que era su sobrino, su mano derecha, llamado C-J, pero aun no tenía una buena mano para hacerlo. En las piernas de Yad, se encontraba una chica hermosa de pelo largo, que tenía el pelo atado, y estaba vestida de colegial. Llevaba medias hasta las rodillas, una blusa que tenía un nudo mostrando su ombligo, una corbata color rojo, tacones aguja y una falda tan corta que solo al sentarse mostraba sus muslos, mientras con un dulce en la boca coqueteaba alegremente riendo de las bromas del jefe. Los tres hombres restantes, que trabajaban para él, hace al menos diez minutos que disponían de una buena mano para ganar, pero no se atrevían, sintiendo que su vida dependía de ello. Y la vida, siempre es mucho más valiosa que ganar un juego.

Por fortuna, el ganador solo se llevaría un poco de efectivo, un par de relojes robados, dos cajetillas de cigarros, y un chicle. En realidad, más bien jugaban para matar el tiempo, y apostaban lo que tenían. Una vez que el jefe tuvo una buena mano, mostró sus cartas, y todos los de la mesa, exceptuando su sobrino, pusieron caras de que les dolía la pérdida. El jefe sonrió, sabiendo que les mentía, pero el solo hecho de no atreverse a ganar le importaba mucho más, ya que así mostraban respeto ante él. Luego, se llevó todo lo que había en la mesa.

- Bueno chicos, los dejo, tengo cosas importantes que solucionar en este momento. - dijo el jefe.

Tomó de la mano a la chica para que se levantara de sus piernas, y luego él hizo lo mismo, y mientras veía a la chica caminar le dio una nalgada, cosa que ella celebró riendo. Ambos se dirigieron a una habitación contigua, que tenía una cama de dos plazas, y un par de muebles. La casona era vieja, pero aún mantenía cierto estilo, sobre todo en la habitación del jefe, que estaba limpia y ordenada. La chica entró en la habitación, y se acomodó en la cama, levantando una de sus piernas, mientras el jefe la recorría con sus dedos, y luego sus labios, hasta llegar a sus muslos, mientras ellas sonreía coquetamente.

Sin embargo, antes que se atreviera a continuar, la chica empujó al jefe con uno de sus tacos contra el suelo, mientras que con el otro empujaba fuera de su alcance el arma que estaba a punto de sacar.

- Solo porque ahora vas a morir, te diré que tú no eres mi objetivo, solo eres una rata de alcantarilla. - le dijo la chica a Yad enterrando su taco en la garganta, sin darle tiempo para responder o siquiera de gritar. No pudo evitar una sonrisa de satisfacción al hacerlo, y luego escupió sobre su cadáver. Limpió su taco y salió de la habitación.

Revisó los bolsillos del jefe, le quitó su billetera, y luego fue hasta la pistola, y la guardó entre una de sus medias, para luego salir del lugar, caminando, despidiéndose con simpatía de los otros hombres, mientras guiñaba un ojo, cerrando la puerta. Los hombres que estaban fuera de la habitación, ahora jugando realmente póker, se miraron los rostros los unos a los otros, sin entender mucho lo que acababa de pasar. ¿Acaso... eso había sido todo? Por lo general, el jefe cuando llamaba a alguna chica se quedaba con ellas durante toda la noche, por lo que les pareció extraño que hubiese durado tan poco esta vez. C-J decidió ir a averiguar lo que sucedía, entrando a la habitación y encontrándose con la desagradable escena que su tío se encontraba muerto, con un agujero en su garganta. Alertó a los otros hombres, quienes salieron de la habitación, pero la chica ya los esperaba detrás de la puerta y disparó en la frente al primero que salió de la habitación, para luego correr hacia las escaleras, saltar el barandal, y bajar corriendo. El segundo hombre, que recibió el peso muerto del primero al morir sobre su propio cuerpo, se deshizo como pudo de su compañero, y salió en dirección a la chica, pero justo cuando iba a disparar desde el barandal, la chica le disparó y murió en el instante. El tercero se protegió, y bajó la escalera con cuidado, recorriendo la casa. La chica ahora se encontraba en el segundo piso, esperándolo. Cuando atravesó la habitación, lo desarmó tan rápido y le disparó en la cabeza, sin tener tiempo de reaccionar. Finalmente, el sobrino, llegó detrás de él, disparando hacia cualquier lugar con dos pistolas mientras lloraba, y la chica se ocultaba detrás de sillones, sillas, mesas, sin dejar de moverse, para hacer que él perdiera las balas. Una vez que se le acabaron, ella le disparó sin más en la frente, también dejándolo morir al instante.

Interlace «Mystic Messenger» [Saeyoung/MC/Vanderwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora