Interlace «Mystic Messenger» [Saeyoung/MC/Vanderwood]

Autos

Melissa le indicaba la dirección a las afueras de la ciudad de Nueva York a Saeyoung. Mientras tanto, Vanderwood disfrutaba de sentir a Melissa en sus piernas. La deseaba con toda la intensidad, sin embargo no podía hacer mucho más que observar su hermoso cuerpo en el fabuloso vestido que traía. Dejaba entrever sus hermosas piernas, que estaba dispuesto a recorrer. Sin que se percatara ni Melissa ni Saeyoung, Vanderwood comienza a deslizar lentamente una de sus manos por la pierna de la compañera. Ella lo miró un poco sorprendida, pero luego le sonrió. Se acercó a él para susurrarle:

- Trata de mantenerlo en tus pantalones. – le dijo, con una sonrisa traviesa. Vanderwood suspiró, dejando de tocar la pierna de Melissa. Ella lo miró arqueando una ceja. – No he dicho que te detengas. – le dijo, susurrándole nuevamente. Vanderwood no pudo evitar reír, al tiempo que su mano ascendía lentamente por la pierna de su compañera.

De pronto, se encontró con el borde de su ropa interior, mientras Melissa iba sintiendo como su cuerpo se electrificaba con las caricias de su compañero en su muslo.

- Saeyoung, detente aquí. – dijo de pronto Melissa, al tiempo que Vanderwood la mira extrañado. Con una mirada, ella le indica que debe quitar su mano de su entrepierna, para luego bajar del auto.

Melissa se dirige hasta el portaequipaje del auto, para sacar un pequeño bolso que contenía ropa. Era necesario quitarse ese vestido lujoso, así que se cambió de ropa ahí mismo, en medio de un camino repleto de árboles, solo iluminada por la luz de la luna. Tanto Vanderwood como Saeyoung miraron por el espejo retrovisor el hermoso cuerpo de Melissa que brillaba a la luz de la luna. De pronto, ambos se sorprenden con la mirada, y deciden guardar silencio, un poco incómodos. Ambos se sentían inevitablemente atraídos por el hermoso cuerpo de Melissa, con su pequeña cintura, sus grandes pechos, y su pelo muy largo. De un momento a otro, ella aparece completamente vestida del lado de la puerta del conductor, y la abre.

- Es tu turno de cambiarte. – le dijo a Saeyoung, apuntando con su dedo pulgar hacia el portaequipaje del auto. Él la miró sin entender.

- ¿Por qué debería hacerlo?

- No puedes ir así al lugar donde vamos. – dijo ella, riendo. Saeyoung asintió, y caminó hacia le portaequipaje, donde se encontraba su ropa normal.

Mientras se cambiaba, Melissa se volvió a acomodar sobre las piernas de Vanderwood, y sonriendo, se mordió los labios.

- ¿De qué te ríes? – le preguntó su compañero.

- No sé si aún no se te ha bajado porque sigues teniendo pensamientos pervertidos o porque estuviste haciendo algo con Saeyoung en el auto, mientras me cambiaba. – dijo ella, riendo. Vanderwood suspiró.

- Por supuesto que no. Solo... te observaba. – respondió él, con una sonrisa coqueta.

- ¿Ah sí?

- Por supuesto. ¿Acaso no podía?

- Puedes hacer lo que quieras. – le respondió Melissa, sonriendo mientras se mordía los labios.

Vanderwood tomó un mechón de cabello que le caía, y lo puso detrás de su oreja. Luego, la acercó para besarla, con una lentitud tan calculada, que una vez que sus labios se separaron, Melissa soltó una bocanada de aire, casi en un gemido. Vanderwood le lamió los labios con la punta de la lengua, aprovechando que aun sus rostros se encontraban cerca. Se sobresaltaron cuando Saeyoung volvió a entrar al auto.

- ¿Nos vamos? – preguntó, mostrado un poco de frialdad en su comentario.

Melissa asintió con un movimiento. Muy pronto llegaron a su destino: habían un montón de autos reunidos, y un montón de gente. Había unos parlantes enormes con música, haciendo que todos se movieran. Justo llegaban dos autos que estaban compitiendo, dejando una nube de polvo detrás de ellos, y la gente que los festejaba, mientras otros tiraban los vasos de plástico que tenían en sus manos, derrochando en el suelo el contenido, debido a la furia de haber perdido. Había muchísima gente y autos, mujeres con trajes provocativos seduciendo a los conductores, o bailando, o sirviendo, o preparando la próxima carrera. Melissa le pidió que dejara el auto estacionado en cierto lugar, mientras bajaba de él.