La confesión

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Melissa despertó con el ruido del motor. Abrió lentamente los ojos, mientras divisaba el lugar en el que estaba. No se habían preocupado de vendarla, iban viajando en una limosina que conducía rápidamente por una carretera. Los vidrios no mostraban el exterior, por lo que entendió por qué no la habían vendado.

- Pensé que tardarías más en despertarte. Supongo que tendré que informarle a Chris cuanto duran realmente sus inyecciones. – dijo una voz, sonando desde lo lejos de la limosina.

Melissa se sentía un poco confundida. Le pesaba la cabeza como si la hubiesen golpeado fuertemente. Le costó identificar la voz, hasta que por fin pudo recordar que se trataba de Alex. Cuando reaccionó, se dio cuenta que estaba con las manos atadas, por lo que inmediatamente intentó forzar lo que la privaba de su libertad.

- Ni siquiera lo intentes. Ya has escapado lo suficiente de mi como para saber que dislocas con mucha facilidad tu pulgar para poder huir. No cometo el mismo error dos veces. – dijo Alex con seriedad. Estaba sentado al frente de ella, con una sonrisa de victoria en los labios. Solo estaba el conductor de la limosina y Alex. Ni siquiera se esmeró en conseguir guardias, teniendo a Melissa enfrente.

- ¿Realmente creíste que no te iba a descubrir? Esperé más de un año a que aparecieras, nunca pensé que llegarías como invitada en mi propia fiesta. Créeme que fue un honor. – dijo él, sonriendo. – Y sobre todo, lo que hicimos después de ella. – dijo Alex, relamiéndose los labios.

- ¡Cállate! - Melissa intentó concentrarse para hablar. Le costaba, todo le daba vueltas, y sentía el cuerpo tan adolorido que agradecía estar sentada en un confortable asiento. De todas formas, igual intentaba sutilmente desatarse.

- ¿Acaso crees que no me di cuenta que lo disfrutaste?

- ¡Por supuesto que no lo hice! ¡Me drogaste! ¡Tal como lo hiciste ahora! ¡Te apuesto lo que quieras que es la única forma en la que puedes tenerme! – dijo Melissa, con asco.

- ¿Eso crees? ¿Qué sucedería si te digo que no te drogué en ningún momento? – Melissa puso los ojos en blanco. Alex se rió con una carcajada. – Bueno, solo Chris lo hizo, pero yo no.

- Diría que no te creo en lo absoluto. – replicó ella con dureza. Por ahora, solo tenía una idea en mente. - ¿Dónde está 707?

- ¿Tu compañero? – preguntó Alex, con los ojos muy abiertos. - ¿En serio me preguntas por tu compañero antes de saber lo que pasará contigo? – dijo Alex, sonriendo eufóricamente. - ¡Eso es nuevo! ¡De todos los compañeros que has tenido, nunca te había importado ninguno de ellos! Ahora sí disfrutaré aún más lo que le haré. – dijo Alex, sonriendo con maldad.

- ¡NO! – gritó Melissa, mientras sentía un zumbido en la cabeza. ¿Qué mierda le había inyectado Chris? Como respuesta, Alex solo sonrió. – Por favor, haré lo que sea. Llévame a mi contigo, yo soy mucho más útil. Podría darte información que necesites. – dijo Melissa, desesperada. Alex comenzó a reír. – Podría darte información valiosa de la agencia en la que trabajo, o de otros lugares. ¡Lo que tú quieras! ¡Deja libre a 707!

- Ese es el problema: no necesito nada de ti, solo que mueras. – respondió él con frialdad. Abrió la puerta del auto, que se encontraba en movimiento. Melissa forcejeó rápidamente las cadenas que la aprisionaban, pero era imposible deshacerse de ellas. Alex se acercó como una fiera hacia ella, contemplando el miedo que la invadía desde su cuerpo a sus ojos. – Antes de darnos una tierna despedida... - le dijo Alex, inyectándole nuevamente algo en el cuerpo, clavándole una aguja en el corazón. Lo que la dejó inmóvil inmediatamente. Melissa no podía mover ni un músculo de su cuerpo. – Déjame decirte que disfruto siempre cada una de las formas en que te hago morir. –

Interlace «Mystic Messenger» [Saeyoung/MC/Vanderwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora