Ganas de Superarse

Marcando vidas

Alejandra: ¿vos si que le sabes toda la vida a Sarahí verdad Melissa?
Melissa: uy no, para nada, solamente tuvimos una plática muy profunda con Sarahí y me contó todo eso, sería bueno que tu hablaras con ella, ya que ella anda aquí visitando su familia que ahora ya viven muy bien, y Sarahí con Renata son creadoras de una organización que ayuda a los más necesitados
Alejandra: siempre humilde ella, aunque está mejor posicionada económicamente no olvida sus raíces, eso es bueno, Dios la seguirá bendiciendo.

Sarahí con Renata se encontraban en algunos albergues de la ciudad de su procedencia, disfrutando al ver cómo lograban que los niños sonrieran y les hacían pasar un hermoso momento; de pronto un pequeñito se le acerca a Sarahí con una sonrisa muy enorme dibujada en su rostro y con palabras muy dulces y a la vez destrozadoras le dijo "muchas gracias señorita por los juguetes y por la comida que nos regaló este día, pero ¿qué vamos a comer mañana?" Fue en ese momento donde Sarahí quedó sin habla sonrío al niño y aún sin palabras los abrazó muy fuerte, cada segundo que pasaba recordó su vida tan amarga y llena de miserias en algunas veces, Sarahí lloró amargamente con aquel niño en sus brazos, secó sus lágrimas, pudo articular algunas palabra para aquel niño y le prometió que mañana ella le traería comida para él y su familia.

Sarahí junto a Renata conversaron lo sucedido y Renata se sintió conmovida por lo ocurrido, tomaron asiento y junto con algunos amigos planificaron actividades benéficas y otros algunas gestiones a funcionarios públicos para poder ayudar a ellos, Renata le pide a Sarahí que hablen sobre el tema porque hay algo que no está nada bien

Renata: ¿Qué pasará cuando todo lo que recaudamos se acabe?
Sarahí: tienes razón Renata que todo esto será temporal y que algún momento se acabará, pero no sé me ocurre nada
Renata: te parece bien que pensemos en algunas microempresas, ellos trabajan alguien más lo administre, que funcione como una fuente de trabajo con los más necesitados y siempre tenga para sus sustentos
Sarahí: necesitamos una semilla capital, le haré la propuesta a Sebastián que nos colabore y tal vez Ernesto quiera apoyar
Renata: me parece muy buena idea, pero hazlo tú, ya que tienes mucha confianza con ellos, Sebastián babea por ti y Ernesto no se quiere dar a color
Sarahí: ya vas vos con eso -muy sonrojada-
Renata: no te preocupes, aquí es un secreto

En ese mismo momento Sarahí se puso en comunicación con su amigos mexicanos para proponerles que sean parte de ese acto humanitario, a la vez pidiendo ayuda de qué tipo de microempresas podían poner, donde estuvieran involucrados todos los de la comunidad tanto mujeres como hombres; Ernesto se mostró negativo ante la propuesta presentada por Sarahí y prefirió ser excluido de tal idea. Su segunda llamada fue a Sebastián, estuvieron conversando de muchos temas y de cuando era su regreso a México, llegó el momento de presentarle la moción y Sebastián sonrió y con palabras sencillas le afirmó que era una chica muy humanitaria y muy humilde, que contara con su apoyo y que sería indispensable, asimismo le presento la idea de comercializar con la agricultura que sería correspondiente a los hombres y el empaque a las mujeres, Sarahí se motivó mucho con la idea de Sebastián, pero no sabían qué producto sería, lo importante que ya contaban con el financiamiento del proyecto.

Sarahí comentó a Renata lo sucedido con las llamadas que hizo a sus amistades y a la vez sorprendidas por Ernesto que se autoexcluyó, pero feliz porque tenían lo que querían, tomaron a bien ideas de doña Altagracia de producir yuca y plátano, se cocinen con aceite y sean empacadas llevadas al Mercado o venderlas desde el establecimiento donde se preparan; la microempresas comenzaron rentando propiedades donde cultivar y donde preparar y empacar, aquellas jovencitas lograron juntar 5 familias conformadas por 12 adultos y 17 niños, posteriormente a esto rentaron una cuartería o casa de vecindad para aquellas familias, Sarahí con Renata dejaron algunos amigos como encargados de aquella microempresa porque ellas harían el retorno a sus trabajos.

Aquellas jovencitas emprendieron el vuelo a México, pero van cargadas de sueños, metas e ilusiones y llenas de satisfacción por realizar aquella gran obra, sabían que desde México estarían apoyando fuertemente aquellas familias; cuando llegaron al aeropuerto quien las estaba recibiendo era Sebastián, sorprendidas por encontrarlo, no esperaron más y le contaron todo lo sucedido, aquel hombre se sentía orgulloso de aquellas jovencitas.

Sebastián: ¿Renata, nos podrías dejar a solas un momento con Sarahí?
Renata: claro que si, estaré tomando un café
-Sebastián y Sarahí quedan a solas-
Sebastián: ¿sabes algo? Me siento muy orgulloso de ti y saber que eres alguien con mucha dedicación para lo qué haces y tienes un gran corazón con los demás -con su mano izquierda toma una mano de Sarahí y con la otra acaricia el cabello de ella-
Sarahí: muchas gracias, Sebastián -bastante sonrojada, mirándolo a los ojos y sonriéndole-
Sebastián: recuerda que siempre estaré para apoyarte y quiero ser incondicional en tu vida
Sarahí: hasta el día de hoy eres incondicional
-cada vez se acercaba el uno con el otro, y sin pensarlo ambos reaccionaron con apasionado beso, después de un largo beso ella interrumpió-
Sarahí: lo siento Sebastián, no tenia que pasar esto -tomó una postura a cabizbaja-
Sebastián: no te pongas así Sarahí, ambos queríamos que pasara.

Aquel besó hizo enmudecer a Sarahí, pero no dejaba de pensarlo, Sebastián sentía una gran emoción por haberlo hecho, pero sabía que no hablarían por algún tiempo y que todo quedara en manos de Sarahí... al pasar el tiempo exactamente 4 días, él decide llamar a Sarahí para arreglar todo y percatarse que no estuviera molestas, acordaron una cita para cenar esa misma noche.