Debes decir adiós.

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Como todos los días el castaño fue al parque para ver a su amigo, y cuando lo vio no pudo evitar correr hacía donde él estaba sentado, el simple hecho de verlo hacía que su corazón empezará a latir más rápido, aunque no sabía porque se sentía así, pero suponía que era la alegría de saber que tenía al menos un amigo en quien confiar.

- Buenos días, Kyoya – dijo con una hermosa sonrisa que le causo un pequeño sonrojo a al azabache.

- Buenos días, Tsunayoshi – saludo a Tsuna con una pequeña sonrisa que solo le mostraba al castaño.

- ¿Quieres ir a mi casa? – pregunto con mientras ponía una dulce mirada, que usaba para sobornar a su amigo.

- Vamos, no hay problema – aunque su voz no lo demostraba, el en verdad se alegraba cada vez que veía al castaño

Se levantó de donde estaba y así los dos se fueron caminando, pero con un dame que era, Tsuna que casi es atropellado cuando había tropezado, Hibari lo tuvo que tomar de la mano para que no tropezara de nuevo y pudiera llegar más rápido, la acción del azabache causo un gran sonrojo en Tsuna, cosa que le causaba gracia a Hibari al ver como el menor se ponía nervioso.

- entremos – el menor sonrió y jalo de la mano a su amigo para llevarlo dentro de su hogar

- Ok, ok no tienes por qué jalarme Tsunayoshi, puedo caminar solo... a diferencia de otros – se burló de su amigo

- ¡Que cruel! – hizo un lindo puchero que causo un leve sonrojo en el azabache

- Solo es broma, no le des tanta importancia

Tsuna solo asintió y abrió la puerta de su casa para que pudieran entrar y después fue a la cocina en busca de su madre.

- Mama, ya llegue y traje conmigo a Kyoya para jugar

La madre de Tsuna que se encontraba de espalda volteo para ver a su hijo, ella Nana Sawada una hermosa mujer castaña, de ojos color chocolate y una sonrisa hermosa como la de su hijo.

- Tsu-kun porque no me dijiste que traerías a Kyo-kun a la casa, para que pudiera preparar algo – le dijo a Tsuna con un leve reproche

- Mama – Tsuna se quejó con un leve puchero

- No se preocupe que no quiero ser una molestia – dijo cortésmente

- Para nada, Kyo-kun, tú no eres una molestia, mejor salgan a jugar y así me da tiempo de prepararles algo para que coman ¿les parece? – Nana les sonrió a los niños quienes solo asintieron.

Así los dos niños salieron al patio de la casa a jugar, luego Nana los llamo para que fueran a comer lo que les había preparado. 

Las horas pasaron y pronto llego la noche, el tío de Hibari fue a casa de Tsuna por su pequeño sobrino, a Tsuna siempre le daba tristeza tener que despedirse de Hibari, pero le alegraba saber que lo podría ver al otro día siempre...  o eso era lo que él pensaba antes de que su madre le diera tal vez la peor noticia del mundo claro solo para él.

- Tsu-kun, hijo tengo que hablar contigo hay algo importante que te debo decir – nana llamo a su hijo con un tono serio cosa rara en ella que siempre era muy despreocupada

- ¿qué ocurre? – Pregunto Tsuna algo preocupado mientras se acercaba a su madre.

- Tsu-kun – la mujer se mordió el labio, no buscaba como explicarle a su pequeño - hijo sabes que te quiero y me alegra mucho que al fin hayas podido hacer un amigo, y que además sea alguien como Kyo-kun, porque puedo ver que es un buen niño, que te cuida y te aprecia mucho, pero tienes que despedirte de él, Tsuna – dijo nana con un tono serio pero triste a la vez y dejando a un Tsuna confundido.

No entendía que es lo que su madre quería decir, pero quizá solo fuera una broma o algo por el estilo, de ser de otra forma no sabía a qué se refería su madre con "despedirse"

- No entiendo, ¿De qué hablas? es una broma verdad – comenzó a reír – pero, ¿por qué me tengo que despedir de Kyoya? –Tsuna hablaba con un tono angustiado el solo quería que su madre le dijera que era una broma y nada mas

- Tsuna, lamentablemente me temo que no es una broma, cariño, nosotros iremos a Italia por algún tiempo – le dolía ver el rostro de tristeza de su pequeño.

-Pero... ¿Por qué? yo no quiero ir, ¡YO NO QUIERO DEJAR AL ÚNICO AMIGO QUE TENGO! - lo último lo grito en un tono muy triste y con algunas lágrimas mientras veía a su madre con enojo

- yo lo sé, sé muy bien que no quieres ir pero... tu padre necesita que vayamos con él porque el solo no puede atender a tu abuelito que está enfermo y la empresa – acomodo el cabello de su hijo mientras trataba de hacerlo entender – es mejor que vayamos a cuidar de tu abuelito por un tiempo, tú lo quieres mucho, ¿No?

- ¿Mi abuelito está enfermo? – su tono de voz cambia a uno angustiado – Pero mama, tal vez me pueda quedar con mi tío Reborn mientras tú vas a ayudar a mi padre – Tsuna tenía una mínima esperanza en que su madre aceptara la idea, no es como que no le importara su abuelo, pero sentía que si se iba algo malo pasaría, prefería quedarse con su loco tío, que no lo traba como un tío normal lo haría, no le importaba tener que sufrir, pero el solo quería quedarse en Namimori y con Hibari.

- Sabes que no me negaría a que te quedaras con tu tío en otras condicione pero, esta vez Reborn-kun ira con nosotros a Italia

- Entonces nada de lo que diga hará que cambies de opinión – dijo con un tono triste y su mirada era tapada por algunos flequillos de su castaña cabellera

- Lo siento, pero lamentablemente no, esta vez no y nos iremos a Italia – dijo seriamente.

- y, ¿cuándo nos tenemos que ir? – pregunto resignado

- este sábado en la mañana ¿Por qué? – le preocupaba lo que su hijo fuera a hacer

- bien entonces en dos días ¿no?

- ¿porque pregunta? – pregunto algo preocupada

- Entonces.... mañana me despediré de Kyoya, aunque, ¿sabes? me duele dejar a la única persona que se ha acercado a mí y se ha vuelto mi amigo, pero ya no hay nada que pueda hacer.

Tsuna no pudo contener sus lágrimas y empezó a llorar, estaba demasiado deprimido no quería alejarse de Hibari, Nana no pudo hacer más que abrazar a su hijo para intentar consolarlo, pero solo dejo de llorar cuando callo dormido entre los brazos de su madre, aun con algunas lágrimas que se escurrían por su rostro que su madre limpio para luego llevarlo a su habitación, a ella le dolía ver a su hijo tan triste, pero ella tampoco podía hacer nada.

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