3. Encuentros

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Issei se adentró más en la ciudad y mientras más lo hacía, se daba cuenta de otras cosas que no había notado.

Uno de esos detalles que no notó es que casi encima de donde estaba antes de conocer a Heimdal, es que habían islas flotando con unas cascadas cayendo hacia el mar.

Issei: ¿Ese es un estadio? - se preguntó al ver una estructura enorme en una de las islas flotantes.

"¿No sales mucho joven?"

Al escuchar dicha pregunta se puso un poco nervioso, pero al ver quien le habló se tranquilizó.

Issei: Algo así - le respondió a una anciana que lo miraba con una sonrisa.

Anciana: Ese es la Arena donde los dioses pelean entre sí solo para entrenar o para competir - le dijo sorprendiendo al castaño.

Issei: ¿Ahí pelean los dioses? (Así que si son reales, aunque se supone que estoy en Asgard, una tierra de dioses nórdicos, se me hace difícil admitir que existen los dioses nórdicos) - pensó sin quitarle la mirada al estadio - Gracias por la información - le dijo inclinándose un poco adelante y luego retirarse de ahí.

Anciana: ¿Por qué se inclinó de esa forma? ¿Le dolerá la espalda? Hay, hay, estos niños de hoy no hacen mucho ejercicio - hablaba consigo misma viendo como el castaño se perdía entre la multitud.

Los minutos pasaron y se fueron acumulando hasta que pasaron dos horas y ahora Issei estaba viendo un local con la mirada vacía y la mente en blanco.

Issei: ¿En serio existe esto en este lugar? - se preguntaba viendo la entrada y el letrero - Y pensar que hay un local de strip dance - decía con una sonrisa nerviosa.

"¿Qué acaso nunca has entrado a uno?"

Se escuchó la voz de un hombre y por el tono parecía ser de un hombre de edad avanzada.

Así que al girar la cabeza hacia la derecha pudo ver a un anciano con una barba gris larga al igual que su cabello, lleva un una túnica, corta y azul con un forro dorado en la parte superior e inferior del collar, las mangas de la túnica y en la parte delantera de su túnica hasta la parte inferior de la túnica. El resto de su túnica es blanca con zapatos a juego. Una cosa que se le hizo raro fue el monóculo blanco circular con el borde dorado en su ojo izquierdo que parecía estar pegado a él, también usa un sombrero dorado y negro, que se divide en cinco mini secciones que tienen el color negro o el dorado.

Issei: Ehh... así es, nunca entré a uno - le respondió un tanto dudoso ya que a simple vista su ropa se veía algo lujosa así que sospechaba que era algo como un dios.

"¡Pues hoy es tu día de suerte porque te haré ver lo magnífico de este mundo!" - habló caminando hacia la puerta del local.

Pero se detuvo y volteó a verlo y hacerle señas con una mano para que se vaya.

"No te pongas nervioso, una vez que veas a las hermosas elfas oscuro bailar te olvidarás de los nervios" - le dijo con una gran sonrisa.

Issei: Elfas... oscuras... - pronunció y de esa forma su imaginación voló - ¿Qué esperamos? Entremos - habló mostrando una sonrisa medio pervertida y medio seria.

"¡Así se habla!"

Dicho eso ambos se acercaron a la entrada y en cuanto los hombres que hacían guardia fuera vieron al anciano les dieron permiso directamente al igual que al castaño solo por estar acompañado del anciano.

Una vez dentro Issei se quedó con la boca abierta al ver el lugar bastante amplio y al ver específicamente a las elfas sumamente hermosas que caminaban por ahí o bailaban de forma sensual.

Amor ResplandecienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora