6. Mirada

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Kim Seok Jin era su nombre.

Se unió esa noche con ellos a la mesa, provocando escalofríos en Yoongi cada vez que un pensamiento venía a su mente, especulando en si él le escuchaba y qué pensaba acerca de ellos. Cuando sus miradas se encontraban, Jin estirada los labios en una pequeña sonrisa, con sus ojos brillantes en ese hermoso rostro suyo en la luz del lugar. Lucía tan cómodo y joven que pensó en si todo era una ilusión.

Pero no lo era.

Namjoon le conocía de cuando trabajó en una gasolinera como despachador en jornadas nocturnas. Ambos rieron al verse de nuevo. Namjoon le agradeció por lo que hizo y Seokjin sonrió gentilmente.

“¿Qué sucedió entre ustedes?” Jungkook, con las mejillas llenas de comida, preguntó curioso. Yoongi no pudo evitar darle una mirada de reproche.

Los hoyuelos en Namjoon saltaron a escena, tiernos y avergonzados.

“De no ser por Jin-hyung me habría metido en muchos problemas ese día.”

Jimin, Jungkook y Yoongi escuchaban atentos mientras comían. Seokjin sorbía soda a través de la pajilla, los labios resaltaban rosados y voluminosos.

Jimin preguntó qué sucedió.

“Luego de atender a un tipo, él dejó caer la paga al suelo y, cuando estuve por recogerla, abrió la puerta del auto y me golpeó en la cara,” Después, una pequeña risa. “Pensé en mostrarle todo el lugar en llamas, con él siendo consumido por el fuego, sintiendo su cuerpo—”

“Pero no lo dejé,” La voz de Jin se unió de pronto. “Namjoon-ah decidió que era mejor no hacer nada contra él,” Sus ojos redondos y cálidos se dirigieron a Namjoon. “No valía la pena.”

El silencio se escurrió, con Namjoon y Seokjin viéndose en los ojos del otro. Yoongi notó entonces a Jungkook y Jimin, intercambiando papas y miradas entre risas y murmullos. Cada vistazo allí empapado de sentimiento, entregados por completo a capturar cada detalle de quien tenían enfrente.

Yoongi solía pensar que era mejor estar sólo, alejado de las implicaciones dolorosas que podría significar estar enamorado. Algo, profundo y quieto, comenzó a palpitar entristecido dentro de él, como el día que conoció a Jimin, ese momento donde supo que Jungkook estaba compartiendo sus sentimientos con alguien más. Y ahora, no sólo eran los menores, eran Namjoon y Seokjin quienes también parecían saber un secreto que él ignoraba.

Dolía.

Sentirse solo —para Yoongi— dolía.

El camino a casa estuvo silencioso, el tipo de escena donde nadie quiere intervenir porque, de hacerlo, las cosas podrían salirse de control. Como si un tornado chocara en un volcán. Namjoon ofreció a Seokjin llevarlo a casa, quien accedió, abandonando por fin su vaso vacío en un basurero.

Observó a Jungkook y Jimin con las manos entrelazadas sobre las piernas del rubio, jugueteando tierno con sus dedos, masajeando nudillos e inclinándose en el hombro del contrario. Yoongi hacía su esfuerzo por no ver ni escuchar lo que hacían, pero le era difícil de contener.

Casi inaudibles sonidos de pequeños besos a su lado, Namjoon y Seokjin compartían palabras sobre un tema al que Yoongi no ponía atención, escuchando el deslizar del auto en la carretera. Todos compartían algo especial entre ellos, había un factor común que los unía, y no hablaba específicamente de los poderes. Los vio uno por uno, y se preguntó si el sentimiento de vacío en su interior desaparecería de tener alguna habilidad extraordinaria.

Exhaló, queriendo un abrazo.

Al día siguiente, Yoongi escapó de clases, abrumado por la distancia que Jungkook había tomado de él. No dijo nada, sólo no escribió ningún mensaje ni le hizo llamada alguna. Hizo memoria de los últimos días, buscando con cuidado el posible error que llevó a Jungkook lejos. Recurrir a Jimin no quería, y aún le faltaba coraje para ir a buscar a Jungkook al instituto y preguntar qué sucedía.

Split sky | taegikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora