3. Estrellas

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Yoongi se escabulló de la cama alrededor de las 2:15 de la madrugada. Los labios de Taehyung encontraron los suyos entre la oscuridad, tan cerca… un milímetro más y se hubieran podido unir.

Se asustó, como todas las veces que despertaba en la tenebrosa noche.

Se alejó con sumo cuidado de los brazos de Taehyung, sintiéndose un poco culpable por abandonarlo. Yoongi colocó un suéter en su torso, calzó sus pies y salió. Sorbió la nariz y encogió los hombros ante la baja temperatura que caminaba en el exterior. Tenía la sensación de que le seguían a medida daba pasos descuidados. Los labios lila y la punta de su nariz sonrojada al igual que las mejillas.

Cerca de su casa, había una pequeña cancha donde los vecinos y demás iban a practicar cualquier tipo de deporte. Yoongi acudía allí ocasionalmente para lanzar la pelota de baloncesto a través del aro. Los faros de luz pública caían en un color plateado en el lugar solitario, sin paredes, dado a la libertad.

Al lado de un basurero bailaba la pelota con el viento. Yoongi fue hacia ella y la tomó, estaba mojada debido al llanto de la noche. La hizo rebotar un par de veces, el sonido del caucho siendo golpeado resonaba alrededor, trotó hacia la canasta y la lanzó, fallando el tiro. Volvió hacia ella, la resaltó y volvió a arrojar, esa vez acertando tres puntos. El movimiento del juego calentando sus músculos.

“¿Me dejas jugar contigo?” Escuchó justo cuando se preparaba para hacer otro tiro.

El trazo de calor que se extendía por su cuerpo desapareció inmediatamente. Esa era la voz de un pequeño que le hablaba, deteniendo por completo su juego.

1... 2... Comenzó.

Luego, una mano jaló el suéter, queriendo llamar su atención.

“Por favor.”

3. In-nhala.

“No.” Respondió en un quejido, la vista fija en el aro, las manos en la pelota.

Yoongi no voltearía a verlo. En ocasiones anteriores lo había hecho, y lo que sus ojos veían creaba un grito en su garganta. Ese pequeño seguía sus huellas desde el incidente, y sabía a la perfección que no era real. Pero continuaba apareciendo a pesar de eso, creándole un desastre en su estabilidad. No le preguntó por su nombre como a los demás rostros de sus sueños, temía saber quién era.

“¿Por qué?” Se oyó la desilusión en su voz.

Exhala.

“Tú no…” Respiró. “no eres real.”

El viento sopló en respuesta, escuchó una risa profunda al lado suyo.

“¿Otra vez con eso, hyung?”

Yoongi se giró, encontrando a Taehyung tal y como lo había dejado. El rostro rosáceo, con ojos adormecidos y levemente hinchados, brillantes. Cabello despeinado, los brazos al desnudo enfrentando al frío. Se encogía al caminar, buscando refugio, las manos en los bolsillos del pantalón de dormir. Se acercó a Yoongi y tomó la pelota de entre sus manos, observando el puchero de confusión que formaban sus labios.

Taehyung volvió a reír.

“No soy bueno con los deportes, pero trataré de dar lo mejor.” Hilos gruesos de vaho salieron de su boca al hablar.

Las cejas de Yoongi se alzaron.

“¿Uh? ¿Quieres jugar?”

Una sonrisa rectangular surgió en Taehyung. Asintió.

El viento gruñía al correr, las manos de la insensible penumbra acariciando su piel, el calor abrazando de a poco a medida iban uno detrás del otro, acertando un tiro de vez en cuando. Yoongi reía, sin miedo a que los ojos entre las tinieblas estuvieran sobre él, simplemente estaba disfrutando de Taehyung y de lo malo que era al apuntar con el balón. Podía sentir su garganta seca debido a las carcajadas, los ojos lagrimosos de risa y el corazón lleno de calidez. De a poco, la música en ambos se fue haciendo menos audible, quedando nuevamente en silencio, rodeados de oscuridad.

Split sky | taegikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora