CALVIN
Aprieto con fuerza la mano de Megan hasta que salimos del edificio. No reprocha, sino que se mantiene callada todo el trayecto hasta el parqueadero que se encuentra lleno de autos.
Malditos. ¿Cómo es que no pueden controlar sus hormonas al ver a una chica?
Si la familiar voz de Megan no me hubiera despertado, seguramente seguiría defendiéndose sola de ese idiota que la estaba irrespetando.
Estoy por subirla al auto para que nos vayamos al campus, pero cuando bajo la mirada y escaneo mi cuerpo, me doy cuenta de un minúsculo detalle que estoy omitiendo:
Sigo en pijama.
Me freno en seco, provocando que Meg se estrelle de lleno contra mi espalda.
—¿Que co-
Su maldición queda en el aire, pues odia decir groserías.
Giro el cuerpo hasta que quedamos de frente. Su coleta de cabello rosa está un poco despeinada, y su respiración está agitada. La saqué lo más rápido que pude del piso, pero no me fije contra qué o quién chocabamos, ni siquiera cuándo yo fuí "la cosa" con la que chocó.
—No puedo llevarte Meg —me lamento—. Ni siquiera me he bañado.
—Calvin, aguarda —toma mi brazo y me mira con severidad—. ¿A qué hora empieza tu inducción?
—A las 8 —busco entre mi ropa las llaves de la camioneta, pero ni siquiera tengo bolsillos.
Creo que no lo pensé muy bien al momento de salir del piso.
Extiende su muñeca, viendo el reloj dorado que tiene a su alrededor. Luego regresa su rostro horrorizado hacia mi.
—¡Son las 7:30! —chilla.
Carajo.
Mi despertador sonó perfectamente a las 6:00 am, pero mi dedo falló y en vez de presionar la función posponer presioné apagar. Lo único que logró despertarme fue la voz de Megan a lo lejos, haciendo eco entre mis sueños. Supongo que porque durante años se tomaba la molestia de ir hasta mi casa para despertarme cuando teníamos exámenes.
Esto es muy grave.
La inducción es muy importante. Por eso vinimos una semana antes. Por eso preparé todo anoche, con la intención de no pasar nada por alto.
No conté con el hecho de que el sueño me jugaría una mala pasada.
—¡Joder! —digo levantando ambas manos y poniéndolas sobre mi cabeza—. Mi alarma se apagó, jamás llegaré.
—¡No seas estúpido Calvin! —me reprende, dándome un golpe en el brazo—. Apúrate y ve a alistarte, si lo haces rápido alcanzaremos.
Solo llegar al campus tarda veinte minutos. A menos que haga magia, dudo mucho que alcancemos.
—Pero-
—¡No seas bobo! —interrumpe— ¡Ve ya!
.
Hay algo bueno y algo malo en todo esto.
Lo bueno es que he llegado a mi inducción justo a tiempo, y primero que el maestro.
¿Lo malo?
Megan no me dijo que su inducción era a las 7, por lo que ha llegado una hora tarde.
Me siento culpable, porque fue por mi irresponsabilidad que ella se atrasó. Iba bien de tiempo, pero es tan buena amiga que decidió pasarse por mi piso para despertarme. Luego ese idiota la atrasó con sus tonterías, y después, esperó hasta que me arreglé.
Me siento molesto, porque se preocupa demasiado por mí, al punto de dejar de preocuparse por ella misma.
Eso no es correcto.
Masajeo mi entrecejo y cierro los ojos, tratando de calmar mis pensamientos.
—Esa chica debe ser un dolor de cabeza...
Abro los párpados con fuerza y giro mi vista al chico que me ha hablado, justo a mi lado.
Es un chico castaño, con un aire oscuro y misterioso. Tiene unas cuantas perforaciones. Cómo yo, una en la ceja, la otra la tiene en su labio inferior.
—¿Disculpa? —es lo único que respondo.
Sonríe con picardía provocando que el piercing de su labio se doble un poco, y se echa para atrás en su asiento, cruzándo los brazos.
—La chica que te tiene así —aclara haciendo un leve ademán con la cabeza.
Mi ceja se alza.
¿Cómo supo?
—¿Por qué dices que es una chica? —pregunto, aún sabiendo que es exacto de lo que se trata—. Digo, podría ser cualquier otra cosa.
Ríe un poco.
—Pues si fuera de otra cosa y no sobre una chica —extiende su mano y la regresa a él, explicando—, no tendrías esa cara pálida. Además que vi como le escribías a una tal Megan que como estaba —hace una pequeña pausa—, luego viste su foto como por tres minutos.
Bufo.
Vi su fotografía porque acaba de actualizar su perfil, no por otras razones. Pero que este chico lo diga de esa forma, suena como si fuera un delito.
—Pero con ella no es... —hago una leve pausa, carraspeando—, de esa forma. Somos mejores amigos.
La sola idea de que sea de otra manera me resulta una locura.
—¿Eres gay? —pregunta de repente.
—No, no soy gay.
Suelta una carcajada que llama la atención de varios en la sala.
Le regalo una mirada de confusión.
—No puedes ser mejor amigo de una chica como esa —explica y hace una mueca divertida.
Mi ceja se levanta.
—¿Que tiene ella?
—Es super sexy, y eso que solo ví su fotografía —sonríe con mofa—. Pero claro que teniéndola como mejor amiga, tienes la excusa de acercarte más de la cuenta.
Me quedo estático unos segundos, asimilando cada palabra que acaba de decir.
La sangre me hierve instantaneamente y su sonrisa socarrona no ayuda.
Me es inevitable enojarme en momentos como este, pues es como si la irrespetaran a sus espaldas. Me pasa desde que eramos niños. Me pasó cuando tuvo su primer novio, que al final le rompió el corazón, y me pasa cuando hablan así de ella.
—Buenos días —el maestro entra en el aula justo cuando voy a decirle que no sea un idiota—. Les quiero dar la bienvenida a la inducción de Derecho y Leyes.
Mis ojos permanecen estáticos en el imbécil mientras la voz del Maestro se escucha de fondo. Éste saca una hoja y comienza a escribir, sin siquiera darse cuenta de las ganas que tengo de romperle la cara.
.
Especial 1/3 ❤
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WITH YOU
RomanceMegan y Calvin tienen la amistad perfecta. Conocen todo del otro y son su mejor compañia. Entran en la Universidad de Stanford para cumplir el sueño de estudiar juntos, pero al conocer nuevas personas y gracias a los temibles celos, se dan cuenta de...