¿Quién es?

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Tony caminaba de un lado a otro dentro de su habitación. Estaba impaciente,  seguía intercambiado notas con un hombre anónimo que también le enviaba rosas de diferentes colores desde hace poco más de un mes.

Rosas. Sabía que tenía que haber alguna pista en ellas. Se rasco la cabeza exhausto y se dejó caer en la cama soltando un suspiro pesado.

  -Sherlock Holmes, ¿Dónde estás cuando uno te necesita?-. Se quejó y cubrió su rostro con ambas manos, justo como lo haría un niño pequeño.

  -Joven Stark-. Jarvis tocó la puerta suavemente.

  -Pasa J-. Respondió Tony aún con el rostro cubierto.

El hombre entró y sonrió viendo al joven genio.

  -¿Sigue buscando pistas sobre su enamorado anónimo?-. Dijo abriendo las cortinas de par en par.

Tony se puso de pie y las cerro nuevamente.

  -Es tan difícil-. Declaró en voz baja.

  -Ofrezco mi ayuda-. Oh Tony enserio amaba a Jarvis.

(...)

-¿En la cafetería que está sobre la calle 23?-. Dijo repitiendo lo que Tony decía. -Me encanta ese lugar-. Declaró. -Es sencillo pero siempre tienen rosas frescas cada día, le da un encanto que ningún otro lugar tiene-.

  -Espera, ¿Qué dijiste?-. Tony giró sobre sus talones viendo al mayor.

  -Tiene un encantó...-.

  -Eso no-. Interrumpió Tony. -¿Rosas?-.

  -Siempre-. Asintió Jarvis y después formo una pequeña "o" con sus labios.

Ahora Tony sabía de donde salían las rosas.

(...)

  -Tony, entiendo que sea ¿importante?-. Lo miro dudosa. -Pero, ¿Porqué tengo que hacer esto?-.

Ambos entraron a la cafetería y cuando Christine se acercó a tomar su orden Tony se dirigió a ella.

  -Disculpa, mi amiga quiere saber tú nombre-. Tony recibió un leve golpecito en la pierna por parte de su rubia amiga y Christine se sonrojo suavemente.

  -Christine... Christine Palmer-. Susurro.

  -Oh, es un lindo nombre-. Pepper sonrió a la chica y esta asintió.

Ordenaron y charlaron unos minutos.

  -Si ya sabías que no era ella, ¿Porqué preguntaste su nombre?-. Pepper no entendía como funcionaba la mente de su amigo.

  -Ya vengo-. El castaño se levantó, camino hasta la barra y colocó su libro sobre la misma. -Son lindas-. Dijo Tony llamando la atención de Stephen quien asintió sintiendo que en cualquier momento saldría corriendo. -Blancas, como la que me diste-.

  -Yo...-.

  -Lo descubrí, soy el mismísimo Sherlock Holmes... o bueno algo así-. Ambos se miraron a los ojos. -Ahora si puedo decir que eres lindo-.

  -Lamentó haberlo mantenido en secreto tanto tiempo, no sabía como...-. Tony sonrió y Stephen no pudo seguir hablando, ese chico causaba demasiadas cosas en él.

  -Hablemos cuando tu turno terminé, ¿Si?-. Stephen asintió y Tony volvió a su mesa.

Libros, Café y Rosas | Ironstrange Donde viven las historias. Descúbrelo ahora