– Bueno, ¿y que? ¿Por que no surfeas? ¿No se supone que todos los hawaianos lo hacen? - le dije levantando una ceja. Nos habíamos sentado en la terraza de una cafetería.
– Nunca he sido de los que hacen lo mismo que los demás, así que cuando empecé a ver que había gente diferente que se dedicaba al skate decidí probar, y aquí me tienes - me dijo mientras se reía después de que yo le preguntara tantísimas cosas a la vez - ¿y tu que? Hawaiana no eres así que, cuentame.
Aquí empezaba lo complicado. Le conté que mi madre había fallecido en un accidente de coche y que por eso me había mudado a Hawaii con mi padre, también le expliqué que lo mio era la rítmica y que por culpa de Alicia había aprendido a surfear.
– ¿Sabes? A veces tengo la sensación de a ver malgastado mi vida. No he hecho ninguna locura. Siempre he sido la niña buena que ha sacado unas buenas notas y se ha matado a hacer rítmica. No se. Me gustaría vivir... - Le dije con una sonrisa tímida. Se quedo pensativo un momento y después una sonrisa le cruzó el rostro.
– Ven, he tenido una idea - me enganchó del brazo y tiró de mi haciendo que casi tirara a una camarera que venia con nuestros cafés.
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– Bernie me voy a caer. ¿Te he comentado que soy un poquito patosa?
– Como treinta y dos veces. ¡Vamos Pomelo! ¿No querías emociones fuertes?
– ¡He dicho vivir mi vida! ¡No hacer motocross y abrirme la cabeza!
Al parecer Bernie tenia un colega que tenia una pista de competición/entrenamiento de motocross, y le pareció una buena idea llevarme allí. Así que ahora mismo me encontraba en la parte de atrás de su moto, con el casco, rodilleras y muñequeras situadas en sus sitios, mientras mis manos le apretaban a él (que estaba dispuesto a conducir) con fuerza el abdomen.
– Vamos, ¡no seas gallina! - y su grito se perdió o más bien quedó sofocado por el mio cuando arrancó la moto. Grite con fuerza y cerré los ojos cuando cogimos la primera curva. Llegamos a un bache en el que yo pensaba que nos íbamos a matar mientras saltábamos, pero Bernie controlaba muy bien la moto y no se le fue ni un segundo. Hicimos el recorrido unas ocho veces. Saltos, curvas, derrapes... Todo esto combinado con nuestros gritos de adrenalina. Después de la segunda curva empecé a disfrutar como una niña y animaba a Bernie a ir más rapido.
Cuando paró la moto y se bajo de ella hice un puchero. Él estalló en carcajadas.
– Vamos anda, probemos con algo menos movidito - le dediqué una sonrisa y el me agarro de la cintura para ayudarme a bajar de la moto. Al bajar tropecé y nuestras caras quedaron a pocos centímetros. Me aparte un poco y forcé una sonrisa incomoda
– Eh, ¿vamos? - forzó la misma sonrisa que la mía y ambos comenzamos a caminar cambiando radicalmente de tema.
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– Venga, no es tan difícil...
–¿Que no es difícil? Oh, no has dicho eso... - fingí que me había enfadado mientras me cruzaba de brazos al intentar mantener el equilibrio encima del skate. Bernie se río y me tendió las manos, las cuales yo cogí encantada.
– Venga anda, probemos otra vez. Baja el pie derecho y ponlo en el suelo. El izquierdo dejale en la tabla más o menos por la parte de arriba tirando a la mit...
– ¿Como voy a poner el pie en la parte de arriba tirando a la mitad? ¿Quien te crees que soy? ¿¡Spiderman!? - le grité histérica porque no me salía lo que él me pedía. Me había caído ya ocho veces y estaba perdiendo la paciencia.
– ¿Porque Spiderman? - me preguntó divertido mientras levantaba una ceja.
– Porque se pega a las paredes como si fuese una araña ¡y yo me tengo que sujetar a esto cuando es completamente imposible! - le dije mientras ponía los ojos en blanco y sonreía como diciendo "es obvio y tu eres tonto por no pillarlo", la verdad es que un poquito cortito si que era el chaval... Se empezó a reír como un loco mientras yo le miraba enfadada.
– Venga anda, deja de poner esos morritos y haz lo que te digo - le hice caso y no me caí de milagro - bien, ahora lo más complicado, con el pie derecho date un pequeño impulso y avanza con el skate - le miré preocupada... Que preocupada ni que na ¡acojonada! Me iba a dar la hostia del siglo - tranquila, te estaré agarrando todo el rato.
No se como lo hice pero al dar el impulso con el pie logré no caerme, no se si fue por la sujecion de Bernie o porque realmente conseguí mantener el equilibrio. Después de ese impulso vino otro, y luego otro y otro. Bernie no me soltaba las manos en ningún momento mientras yo avanzaba poco a poco.
– Te voy a soltar ¿vale? Puedes hacerlo.
Y en medio de un impulso me dejo sola, haciendo que me tambaleara un poco al principio, pero no me caí. Empecé a darme impulsos para ir más rápido y cuando me di cuante había dejado a Bernie bastante atrás, el cual me miraba embobado mientras yo subía el pie izquierdo a la tabla y levantaba los brazos con los puños cerrados a modo de victoria. Le lancé un beso mientras el venia corriendo para llegar a donde estaba. Cuando llegaba me abrazo por la cintura me elevo en el aire y me hizo girar mientras yo gritaba y me reía y me reia. Cuando me bajó nos apartamos algo incómodos pero en seguida la sonrisa volvió a cruzar su rostro.
– Ah no, no te rías. No has cantado victoria aún. Se ha hecho tarde y por eso te libras pero el próximo día te vas a enterar de lo que vale un peine - le dije cruzandome de brazos y arrugando la nariz.
– Me alegro.
– ¿Ah si? ¿Porque? - le dije sorprendida.
– Porque eso quiere decir que habrá próxima vez.
Mientras me llevaba de camino a casa sonó 'Te espero aquí" de Pablo López. Y los dos cantamos a coro:
"Extraña la emoción
Extraña la manera de sentir dos extraños más
Comiéndose hasta el alma
Mordiendo el aire me he despertado
Y tengo que decirte
Que nunca pierdo el sueño por cualquiera
Que se quedó en mi pecho lo que hiciste
Que no debí bajar esa escalera
Solo quiero volver a verte
Y despejar las dudas que me quedan
No sé si te abracé lo suficiente
O nos ganó la prisa traicionera..."Y fue cuando decidí que le volvería a ver.
Subo hoy también este capitulo porque la verdad es que me encantó nada más lo escribí. ¿Que pensáis sobre la relación entre Bernie y Pomelo? ¡Muchas gracias por leer! ☺
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Aloha
RomancePomelo es una chica de 16 años que siempre a sido la niña perfecta. Buenas notas, mucha rítmica y comportamiento impecable. Tras el fallecimiento de su madre se muda a Hawaii y eso de ser la niña perfecta cambiará cuando conozca a Alan y a Bernie, q...