Capítulo 11: ¡que vivan los findes moviditos!

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Eran las 12 de la mañana del miércoles. Yo me encontraba en la cama, arropada hasta arriba y rodeada de pañuelos. Llevaba así desde la tarde anterior después de lo que pasó en el centro comercial. Las chicas me intentaron animar, incluso Chloe que llegó más tarde había intentado sacarme una sonrisa, aunque todos los intentos resultaron en vanos. Me había ido a mi casa, encerrado en mi cuarto y puesto películas de amor con las que tener un motivo por el que llorar. Tenía un nudo en la garganta... ¿se puede saber que me has hecho Alan?

Yo nunca, y repito NUNCA, había estado mal por ningún chico. En realidad, nunca me había sentido atraída por un chico. Era una chica muy complicada y borde que tenia el listón demasiado alto para cuatro tíos que solo quisieras acostarse conmigo. No, yo valía mucho más que eso y me había encargado de dejarlo claro desde bien pequeña. Obviamente había tenido mis citas y mis besos con algunos chicos, pero nunca había pasado de ahí. Nunca me había puesto celosa ni mucho menos entristecido porque un chico no me hiciera caso.

¿Será que no le gusto? Quizás el solo quería sexo (aunque no lo consiguió)... ¿Le ofrece Azul más que yo? Obviamente si, tonta. Tu no eres tan guapa, ni tienes el cuerpo que tiene ella. Pero, ¿acaso él me gusta a mi? Mi subconsciente no hacia más que decirme que me alejará, que me estaba metiendo en un pozo sin fondo y acabaría escaldada. Pero yo sentía el impulso de arrancarle los pelos a Azul.

¡Esto no podía seguir así! Me levante de la cama, me vestí y arreglé mi pelo. Cogí mi bolso y salí por la puerta de casa, decidida a que no dejaría que Alan me afectase, aquí es donde entraba la Pomelo fuerte, la de siempre.

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NARRA ALAN:

La clase de ingles se me había hecho eterna. Pomelo no había venido y me temía que pudiera estar con el rubiales de la playa. Ni siquiera se porque me importaba. Había pasado una noche con ella y no había ocurrido nada, si hubiera sido otra me la hubiera tirado borracha, pero había sentido el impulso de cuidarla. Estaba más que claro que para ella no había significado nada sino no se habría besado con el tipo ese. Yo no estaba acostumbrado a esto, para empezar las chicas siempre caían bajo mis encantos y segundo, si no lo hacia, a mi me daba igual. Pero Pomelo era tan diferente... Había puesto mi mundo patas arriba desde que la vi dibujandome en la playa. Hablo como un gilipollas.

Esto nunca me había pasado con Azul, aunque claro, yo no estaba con ella, solo la utilizaba para sexo. Si, puede sonar mal y de un cabron, pero Azul estaba encantada, ella no ponía pega. Luego de un tiempo la gente empezó a decir que estábamos juntos y supongo que al final (en cierto modo) es así, aunque lo dicho yo solo busco sexo.

Con Pomelo es diferente. Tengo la necesidad de cuidarla, de protegerla, no quiero lastimarla pero cuando estoy con ella siento que me comporto como un imbécil. Es tan guapa...

¡Ya Alan! ¡Stop! Esto esta pasando de castaño a oscuro, ¡deja de hablar como si fueras un moñas!

Pero es que cada vez tengo más ganas de verla...

Salí de la clase en dirección a mi taquilla para comprobar el horario y ver que clase tenía ahora. Adrian y Alejandro estaban charlando en su taquillas, que estaban al lado de la mia.

-Hey chicos - saludé haciendo un gesto con la cabeza.

-¿Que pasa Bro? -Dijo Alex mientras me chocaba la mano.

- Te notó a tu rollo, ¿a pasado algo? - me pregunta Adri. Es, sin duda, el más observador y menos capullo de los tres.

- ¿Que le va a pasar? Anoche Azul le dio lo sullo y esta reventado - dijo Alex mientras soltaba una carcajada. Yo puse los ojos en blanco y luego habló Adri.

AlohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora