-Veinticinco-

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Todo esta perfecto, ese momento era maravilloso.

Su boca junto a la mía, sentía que iba a morir en ese instante.

Depronto escuche como una tos fingida nos interrumpió: Era Draco.

—Perdón por interrumpir.—Me observa de mala manera, como diciendo "Te dije que te alejarás".—Debemos irnos.

—Acompañame, ven conmigo .

Sonrei amargamente. Draco hizo una cara de confusión y luego habló.

—Am...¿No dijiste que irías a...TU casa?

No supe que responder.

—Sabes que Draco, vete tu, yo me iré con Laila...talvez es un taxi.

—¿Que?, no...

—Si, anda, Adios—Lo empuja un poco y me toma del brazo para seguir caminando. Giro mi cabeza hacia atrás y observó como Draco me mira con cara de ¿que te pasa?.

—¿A donde vamos?

—¿A donde quieres ir?

Me daba más curiosidad preguntarle si ya sabía todo, si en realidad lo recordaba todo pero el no parecía querer hablar sobre eso.

Sin escuchar mi respuesta detuvo un taxi.

—Creo que merecemos descansar un rato.

Nos subimos, en el trayecto fue un poco silencioso no pude evitar dejar de observar su rostro. Tenía demasiados golpes.

—¿Te duele mucho?—No pude evitar preguntar.

—No tanto.

Llegamos a el departamento, Noah se encargó de pagarle a el taxi.

Subimos las escaleras, Noah seguía tomandome de la mano, así fue hasta que llegar a donde vivía.

Entramos a el lugar, respire un poco hondo, quizás no era mi casa pero se sentía como tal.

—¿Quieres que hable...?—El me callo rápidamente con su dedo.

—Hablaremos después. Hoy sólo hay que disfrutar de la compañía del otro.

Suspire. Era como un maldito sueño, del cual no quería despertar nunca más.

—¿Quieres comer?

Asentí tímidamente. Quizás...sólo por hoy merecía disfrutarlo tal y como el me decía. No sabría si podría seguir haciéndolo en un futuro.

Le ayude a cocinar, hicimos lasaña, creó que a ambos nos gustaba mucho la pasta.

Fue tan divertido pasar ese momento con el, fue más que eso, incluso mágico. Compartir risas mientras preparábamos todo...fue único.

—Tenga señorita Laila.—Dijo jugando mientras me tendía un plato con comida.

—Tenga señorito...—Dude en cual nombre debía decirle.

—Dime como quieras...—Hace una pausa y luego dice.—O mejor, el amor de tu vida.—Me guiña un ojo.

Suelto una pequeña carcajada.

Comenzamos a comer mientras platicamos de cosas sin sentido. Comemos y reimos, se siente tan bien, tan cómodo.

Como cuando sabes que desearías que hubiera más momentos como estos.

Terminamos de comer y nos ponemos a lavar los platos, me ofrezco a hacerlo yo pero el me lo impide, tomando la esponja.

—Te dije que yo lo hacia.

Juro encontrarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora