Rubí, Esmeralda y Diamante. Tres equipos perfectamente creados para que uno solo sobreviva al final del juego.
↪ ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito, ya sea muertes, canibalismo, sangre, violencia y lenguaje vulgar. Leer bajo pro...
Sólo aquellos que son conscientes de lo que son realmente tienen asegurada su muerte.
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—¡Por favor! ¡Se los ruego! —YukHei chillaba de desesperación, tratando con todas sus fuerzas resistirse ante el sometimiento. DongHyuck le estaba obligando a que se sentase en el suelo para sacrificarlo, mas Yukhei se negaba rotundamente; prefería seguir sano y salvo, al menos, por el momento, y sus demás compañeros no pensaban de esa manera.
DongHyuck rodó sus ojos cuando oyó aquellas súplicas. Desde un principio que YukHei no le agradó, y no porque ahora anduviese implorando piedad iba a tenerla. Él sólo quería cortarle el dedo luego para cumplir con la orden que les había sido dada.
—¡Cállate mierda! —exclamó DongHyuck, pegándole un puñetazo en la mejilla. YukHei se desestabilizó, y cayó de bruces al suelo. El otro chico no perdió el tiempo, y se abalanzó sobre él para evitar que se levantara.
—Déjenme ir, no quiero estar aquí —mascullaba algo aturdido.
—Nadie quiere estar aquí, YukHei. Menos contigo —le respondió—. TaeYong, es tu turno.
Mas TaeYong no le hizo caso.
DongHyuck se percató de ello, y le miró molesto. TaeYong miraba a YukHei con objetividad, analizándolo detenidamente sin preocuparse de ser disimulado.
—¿Aló? Te estoy hablando, TaeYong —le llamó de nuevo, pero de nuevo no le hizo caso. Chittaphon se dio cuenta, y le propagó un codazo para que reaccionara. El chico saltó en su lugar, y le miró, confundido.
—¿Qué? —le susurró a Ten, quien se encontraba a su lado. Él le hizo una seña con los ojos, apuntando a HaeChan. Volteó hacia él, y por fin reaccionó—. Ah, sí, ¿qué quieres?
