Rubí, Esmeralda y Diamante. Tres equipos perfectamente creados para que uno solo sobreviva al final del juego.
↪ ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito, ya sea muertes, canibalismo, sangre, violencia y lenguaje vulgar. Leer bajo pro...
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—Con cuidado, aún duele —le advirtió JungWoo a su compañero SiCheng quien le estaba ayudando.
—Aquí está bien —dijo Jeno, dejando la mochila con los suplementos en el suelo—. Nos quedaremos aquí.
Ninguno dijo nada, pero hicieron caso. SiCheng con cuidado dejó a JungWoo en el suelo, a un lado de un árbol. YangYang cayó rendido al piso por el dolor de la bala que había recibido en el hombro. SiCheng se quejaba silenciosamente de su herida en el brazo, y Jeno, quien era el que más grave estaba, no se quejaba. Sentía la sangre pegándose a su ropa, junto con el horrible ardor que la herida le estaba provocando, pero no se mostraba débil. No podía hacerlo, ni siquiera con su propio equipo. Porque sí, en el fondo eran un equipo, pero al fin y al cabo todos sobrevivían por la vida propia más que por la de los demás.
Se encargó de curar a sus compañeros, y parecía ser que cada herida que veía era peor. YangYang sólo tenía un agujero en el hombro provocado por la bala, en donde la sangre había manchado casi todo su pecho. Jeno le limpió, desinfectó y curó la herida sin mayor problema, y lo mismo intentó hacer con los demás. La herida de JungWoo era más profunda, y la sangre aún no dejaba de salir. Jeno como pudo le curó, nervioso por no saber si la sangre dejaría de salir en algún momento o no. Pero eso no fue lo peor, sino que cuando le ayudó a SiCheng a curarse, se asustó, no por el hecho de ver sangre, sino que había botado tanta, que ya podía ver en su rostro que no se encontraba bien. Estaba pálido, y de su frente caía sudor frío. Si Jeno no le curaba en ese momento no faltaría de mucho para que SiCheng muriera desangrado.
Lástima que lo hizo demasiado tarde.
SiCheng había perdido demasiada sangre desde que le dispararon, y a esas alturas ya no tenía la suficiente para poder seguir viviendo. Ni siquiera curándolo se podía salvar.
