Johnny deambulaba sin destino entre los árboles del bosque buscando algún lugar en donde dormir. Con todo el caos sucedido hace unas horas, prefirió irse antes que quedarse y ayudar a Haechan, quien, si era sincero, no merecía de su ayuda. Seguía molesto por muchas razones, sobre todo por su actitud violenta e impulsiva a la cual no le tenía ninguna paciencia.
«La locura la llevamos en la sangre, y sólo es cuestión de tiempo para que nazca de tu interior.» Fue la frase que salió de los labios de su hermano en medio de una discusión sin sentido, pero que, por alguna razón, se había estancado en su cerebro y desde entonces no ha sido capaz de quitarla de ahí. Le restaba importancia, aunque en el fondo sabía que tenía mucha, y más de la que no le estaba prestando.
Y es que Johnny no tenía idea de que Donghyuck tenía toda la razón. Que al final no era tan tonto y que ciertamente Johnny sí poseía aquel poder, quizás, incluso uno mayor. Pero aquel poder no nacería a menos que él supiera de su existencia, cosa que aún no sucede. Aunque la espera era cada vez más corta.
Decidió quedarse bajo las raíces de un árbol, y sentándose, sucesos comenzaron a rondar su mente de manera paulatina. Recuerdos tan banales como lo había sido su vida pasada allá en Estados Unidos, con su familia y amigos, antes de volver a Corea y haber cometido el peor error de su vida. Él no tenía idea sobre ello, estaba claro, pero aun así se arrepentía de haber viajado de vuelta. Se enteró de tantos secretos que le amargaron el corazón, y hasta el día de hoy, no hacen más que crecer en abundancia el odio dentro suyo.
Su mayor deseo al llegar a Seúl era conocer a su querido Doyoung en persona, con quien había mantenido un contacto constante durante mucho tiempo. Sin embargo, luego de un montón de llamadas perdidas y mensajes ignorados, se entera de que ha muerto, y no sólo eso, sino que a manos de su propio hermano y sus amigos. ¿Es que siquiera tiene sentido? En lo absoluto. ¿Qué motivo tenían para asesinarlo? ¿Qué tan desafortunado tenía que ser él para pasar por un suceso tan extraño como aquel? Jamás pudo entenderlo.
Y después de aquello es que no recuerda nada más que haber sido invadido en el departamento de Donghyuck por un par de personas que no conocía, y ser dormido para después despertar en este lugar que ni siquiera sabe en qué parte del mundo está varado. Y no sólo eso, sino que se encontró una vez más con su odioso hermano y sus amigos asesinos, y también, aunque no podía catalogarlo ni como buena o mala suerte, al que alguna vez mantuvo una relación a distancia, Doyoung.
Le causó cierta extrañeza verlo así, vivito y coleando como si nada hubiese pasado. Tenía miedo de hablarle desde un principio porque temía que le desconociera, o en efecto, que no quisiera hablar con él. Prefirió mantener la distancia antes que acercársele y fracasar.
Se recostó en el piso, y apoyando su cabeza sobre sus manos, intentó dormir. Muchos pensamientos a la vez le agotaban, más aún vivir sucesos tan fuertes como los de hace unas horas. La muerte de Renjun y Taeyong no le dolía tanto como sí se lo hacía a Haechan, por ejemplo, pero de alguna forma u otra le afectaba.
Pensaba en ello hasta que siente algo golpear sus piernas. Oyó un pequeño gritito y después el sonido de las hojas ser movidas. Debido a la escasa luminosidad no pudo identificar de quién se trataba al momento.
Se incorporó en su lugar rápidamente ante el susto, y con mucho esfuerzo intentó ver de quién se trataba aquella sombra, pero las hojas de los árboles hacían de la luz de la luna algo casi nulo.
—¿Johnny? —pronunció el desconocido. Johnny creía conocer aquel tono de voz.
—¿Doyoung?
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simon says ー nct
FanficRubí, Esmeralda y Diamante. Tres equipos perfectamente creados para que uno solo sobreviva al final del juego. ↪ ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito, ya sea muertes, canibalismo, sangre, violencia y lenguaje vulgar. Leer bajo pro...