2.17. el ojo de dios (final)

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«Porque el Ojo de Dios lo ve todo, desde el principio de la historia.» (1.1 – te están engañando)





—¡Pues obvio que soy yo! —exclamó, tirando la máscara al suelo y sonriendo victorioso—. ¿Acaso no lo ves?

Jaemin no podía creer lo que sus ojos estaban vislumbrando. Se veía tan real... Hablaba como Renjun, se reía como Renjun, se veía como Renjun, pero algo no le cuadraba del todo en el puzle. No sabía qué era; si su aura, si su manera de moverse o de hablar, pero su instinto le decía que debía de tener cuidado.

—No, no lo veo —respondió—. El Renjun que conozco no actuaba de esa manera.

Renjun esbozó una sonrisa ladina, y acercándose a él, le susurró sin quitar ese semblante vacilón de sí.

—El Renjun que tu conociste nunca fue auténtico —rio bajito, penetrándolo con la mirada. Jaemin tragó saliva, sintiéndose intimidado—. Este que ves aquí es el real, aquel que debió mostrarse mucho tiempo atrás —se alejó y marcó su silueta con sus manos egocéntricamente.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó entonces, viendo cómo era el último que quedaba vivo. Las lágrimas le inundaron los ojos otra vez al ver los cadáveres ensangrentados esparcidos por el suelo—. ¿Por qué mataste a Taeyong y Jeno y a mí no? —lo miró con una rabia evidente reflejada en sus ojos. Renjun inclinó su cabeza, confundido con su pregunta.

—Ah... —musitó, volviendo a sacar el arma de su bolsillo. La tiró al suelo como si sólo fuese basura—. Se me acabaron las balas. —Se encogió de hombros, indiferente.

Esto tenía que ser una broma.

—Pero no importa. Puede ser divertido si charlamos por unos minutos antes de que mueras... ji,ji.

—Estás loco... —musitó, sintiendo el nudo en su garganta al reprimir toda la rabia que estaba conteniendo. Sentía un gran impulso por abalanzarse sobre él y matarlo a golpes, pero sabía que aquella no sería una buena idea, considerando todo lo que hizo con gran parte de los jugadores anteriores.

—Un poco, sí —admitió—. Pero hay una historia detrás de ello. ¿Quieres conocerla? —ni siquiera esperó a que Jaemin asintiera o negara—. Nací en la primera ronda de este juego. Todo era demasiado sangriento allí... y había muchos otros jugadores que, probablemente, tú no conocías. Tuve que luchar en contra de mi moral porque en el juego o morías, o vivías. No había punto medio. Sin embargo —comenzó a moverse de izquierda a derecha mientras hablaba. Jaemin le prestaba suma atención, sin dejar de sentirse tenso, preocupado de que en cualquier momento algo pudiese ocurrir—. Había una lucha más poderosa que verse obligado a asesinar a personas inocentes, y eso era, mi propia mente. Tenía pensamientos invasivos, hasta el punto en donde yo no podía controlarlos, simplemente aparecían y se repetían una y otra vez a modo de bucle. Yo no entendía lo que pasaba, y comencé a preocuparme. Tanto me centraba en esos pensamientos que de pronto empezaron a hacérseme familiares; ajenamente familiares. Era algo extraño, como haber vivido una experiencia en segunda persona.

No había duda, éste no era Renjun, sino Renjun+. De alguna manera, Jaemin se sintió decepcionado. La esperanza de que su verdadero Renjun estuviese vivo en alguna parte aún persistía, y si bien ahora el clon que tenía enfrente era su enemigo, se hubiese sentido mucho más seguro si hubiese sido el Renjun real. Pero no lo era, y eso lo ponía en extrema desventaja. Si no salía muerto de esta, saldría tan herido que prontamente moriría de igual manera.

simon says ー nctDonde viven las historias. Descúbrelo ahora