A ti, muerte:
Te pienso y no sé si vos estés pensando en mí. Te pienso a menudo y si quieres que deje de hacerlo entonces ven por mí. Ven por mí y lo dejo todo hasta convertirse en nada. "Ven" digo con un tono inseguro y tartamudo entre queriendo que lo hagas y no.
Cada noche tu recuerdo flota sobre mi cama, pesa, entra por cada poro de mi cuerpo, una vez dentro se comprime casi hasta desaparecer y cuando creo que lo ha hecho se revela contra esta idea recorriendo todo mi cuerpo hasta llegar a mis ojos y sale fraccionado en treinta lágrimas.
Pienso en ti cada noche...
Me sueles confundir querida. ¿Por qué eres de esa manera?. A mí no me engañas porque aunque no te conozco del todo pienso en ti mucho más que los otros y sé que mientes, mientes pero así te quiero.
Creo merecer algo mejor por tomarte en serio cuando nadie lo hizo, cuando nadie te dio importancia, cuando se burlaban de ti y yo les decía que te dejaran en paz, que no jugaran con vos.
Odio que se burlen de ti pero también odio cuando me dicen que les pareces linda. ¿Linda?, se equivocan, se guían por lo superficial sin conocer tu profundidad. Algunos más piensan diferente de ti; lo supe cuando en el grupo comentaba tu rareza y en seguida hacía cuestiones sobre lo que creían de ti. A la mayoría incluso no le importabas.
¿En qué momento pasaste a ser el tema? ¿En qué momento fue imposible el dejarte de pensar? ¿Cuándo nació esta pasión por ti?. Tú más que nadie sabe lo que pienso de la vida, de la pésima relación que tengo con ella y nadie más que tú puede hacerme sentir mejor, lo sabes, lo sé, tómame de la mano, abrázame, besa mi frente, llévame con vos.