Daenys

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Despertó temprano por la mañana. No había necesidad de tomar una ducha, pues la noche anterior había visitado el baño, así que se levantó y comenzó a buscar su túnica limpia y la bufanda de su casa, ya que ese día se llevaría acabo un partido de quidditch entre Slytherin y Gryffindor, y había quedado con su amiga para asistir. Sobre su baúl estaba recostada Tuna, su gata color negro, que al verla acercarse se levantó y saltó a su colchón para dormir ahí, Daenys sonrió al verla y se fijó que la cama de al lado seguía en tranquilidad. Al notar que Raine no despertaba con el ruido que ella y sus compañeras de habitación provocaban, tomó una almohada y se la lanzó directamente a la cabeza.

—¡Despierta! ¡No podemos llegar tarde!— Le dijo casi a gritos mientras se sacaba la pijama para colocarse la ropa.

—No quiero... aún es temprano— Respondió con una voz soñolienta mientras que con sus manos tomaba las cobijas y se tapaba con ellas de tal manera que parecía un gusano.

—¡Vamos levántate! Tenemos que encontrar buenos lugares, no quiero perderme nada— Alegó mientras acomodaba su falda y terminaba de colocarse el uniforme.

—Ya voy... ya voy... dame 5 min más— Contestó mientras tomaba la almohada que le habían lanzado y la abrazaba.

—¡He dicho que te levantes!— Tomó su otra almohada y la arrojó con más fuerza que la anterior, acertando en el mismo lugar.

—ahhh... ya me levanto— Raine se sentó y se talló los ojos.

Daenys dejó de prestarle mucha atención a su compañera, pues ya con eso tenía suficiente. Tomó su peine que tenía en el buró y comenzó a cepillarse. Su cabello era café chocolate, ondulado y largo, llegaba hasta su cintura, ella lo cuidaba demasiado. Tomó su espejo para poder peinarlo. El artefacto reflejaba su cara claramente por la luz verde que entraba desde la ventana, hacía que sus pequeños ojos almendrados color gris oscuro resaltaran muy bien en combinación de su tez pálida. Sus cejas, rectas y delgadas, apenas definidas por un ligero arco, su boca se veía igual que siempre, pequeña pero con labios carnosos, su nariz lucía peculiarmente ordinaria y contaba con un lunar en el pómulo derecho que adornaba su cara. Tomó su túnica y se la empezó a colocar, su cuerpo era delgado pero atlético. Cuando estuvo totalmente preparada se sentó sobre su cama y notó que su compañera aún no estaba lista.

— ¡Vamos, Raine! No tenemos tiempo— Dijo molesta y cruzó los brazos.

—Espera, no encuentro mi otro zapato— La chica buscaba en el suelo. Daenys espero de mala gana.

Cuando por fin estuvieron las dos listas, salieron de prisa al gran comedor para tomar un pequeño desayuno antes de dirigirse a los campos. Debían tomar la comida rápidamente ya que no les quedaba tiempo como para sentarse y decidir que sería lo que comerían. Al arribar notaron que ya casi no había gente, e incluso algunos profesores habían partido, así que lo único que pudieron hacer fue tomar unas rebanadas de pan tostado con mantequilla y salir velozmente. Mientras avanzaban casi corriendo, Raine recordó el incidente de la semana pasada.

—Tu realmente crees en lo que estaba escrito... digo ¿realmente hay una cámara así?— Preguntó con interés mientras mascaba.

—Tu escuchaste lo que dijo el señor Binns, desde hace tiempo se sabe sobre la cámara aunque nunca se le ha visto... si existe lo que realmente sería intrigante, es saber quien la abrió, ¿Crees que haya sido Potter y sus amigos?- Al terminar de decir esto, mordió su pan.

—¿Estás loca? Piensalo... La historia habla del heredero de Slytherin, nos echaran la culpa a nosotros, empezando por los de primero—Respondió sin miedo a pesar de que ella podría ser acusada.

Hogwarts es más que el elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora