Hogwarts es más que el elegido

Ideales

Zaki

— No puedo creerlo, realmente no puedo creer que haya gente así. ¡Por Merlín! Parecen que viven en el siglo pasado— Laila fue la última en entrar a casa. Cerró la puerta de un azotón.

—Cariño, tranquila...— Akil se acercó a ella. Puso su mano sobre el hombro izquierdo de su mujer, pero esta le lanzó un mirada llena de coraje haciendo que el hombre se intimidara.

—¿Como quieres que esté tranquila después de la humillación que te hicieron? ¡¿Cómo?!— Su rostro estaba colorado de la furia.

—Sólo son palabras. No importan, corazón. Ya estamos en casa y para serte honesto ya quería salir de ahí— Sonrió. Su mujer lo miró unos segundos y después le devolvió la sonrisa.

—No puedo creer que hayas aguantado tanto. Me siento tan orgullosa de ti— Se acercó y le dio un beso dulce en los labios.

—Haría todo por tí y por mi pequeño Valm...— Akil volteo para ver a su hijo. Ninguno de los dos notó que había ido directo a un sillón. Su mirada estaba fija en el suelo y sus ojos se encontraban llorosos.

—Oh no... Ven, pequeño— Su madre se acercó a él y se sentó a su lado. Lo abrazó. El chico no pudo contener más sus lágrimas y comenzó a llorar mientras devolvía el abrazo a su madre.

—Todo está bien, hijo— Su padre se sentó del otro lado y los abrazó a ambos. Si algo le rompía el corazón, era ver a su hijo sufrir.

Valmar no contestó. Se quedó llorando entre los brazos de su madre. Pasados unos minutos de silencio, el chico fue aminorando el llanto y cuando éste cesó, recuperó su postura, se talló los ojos y dijo

—Perdón, papá. Yo tengo la culpa de haberte llevado a ese lugar... lo mejor hubiera sido que nos quedáramos en casa, si algo te hubiera pasado yo...— No podía mirarlos a los ojos.

—No, hijo. No te disculpes. La culpa no es tuya, tú no sabías que esto terminaría así... ¿o sí?— Su mujer lo miró con reproche— Lo siento... Es que aún no entiendo hasta donde llega su magia. —Alzó los hombros excusándose.

—Valmar, mirame. — Su madre le tomó la cara por las mejillas. — Tú y yo tuvimos esta plática antes de que fueras a Hogwarts, sabes que hay gente que está obsesionada con la sangre pura—

— Así es, pequeño. Es como con los caballos. Hay algunos que tienen sangre pura y son muy cotizados en comparación con los mestizos o ... — Notó la mirada pesada de su esposa— Lo mejor será que vaya a preparar un té, ¿o prefieren un chocolate? — Se levantó y miró a su familia esperando una respuesta que nunca llegó.— Un té será. — Se dirigió a la cocina.

—Valmar ¿recuerdas lo que te dije esa vez?—

— Sí... Que soy único, muy inteligente y puedo lograr lo que yo quiera, que no soy mejor ni peor persona que los otros, que tengo que exigir respeto y respetar y... y...— El chico se esforzaba en recordar.

—Y que siempre tienes que hacer lo que te haga feliz— La mujer sonrió y su hijo asintió con la cabeza.— ¿Tus amigas te hacen feliz?

— Sí... Son las únicas personas que hacen que la escuela sea divertida... Yo las quiero...—Trató de desviar la mirada pero su madre no lo dejó.

—¿Y crees que ellas sienten lo mismo por tí?— Laila esperaba que la respuesta fuera inmediata, sin embargo su hijo dudó un poco antes de contestar.

— Sí... Estoy seguro—

—Bien... Pues lo ideal es que sigas a tu corazón y olvides todo lo que pasó esta noche ¿Está bien?— Sonrió.