Nicklaus

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Había esperado mucho por esto. Como primogénito de una familia importante, Nicklaus sabía que en algún momento todo el peso de su apellido caería sobre él y tenía que llevarlo de la mejor manera posible. Desde que tenía uso de razón, día con día había sido instruido para  ponerse a la cabeza de los negocios familiares. Conocía perfectamente estas reuniones, se realizaban con cualquier excusa entre los principales negociantes sólo para hacer nuevos tratos o hacer nuevos conocidos , sabía cómo comportarse, cómo abrir charlas, persuadir o huir de un mal trato, sin embargo no había tenido la oportunidad de abusar de todo ese conocimiento hasta ahora.

Generalmente en las fiestas de este índole, pasaba ese tiempo hablando con cualquier persona que tuviese cerca,  la gente solía buscarlo para entablar cualquier conversación con él ya que los hacía sentir cómodos con su presencia. Su madre le enseñó que tenía que ser gentil con todas las personas y entablar buenas relaciones, cosa que se le daba muy natural. Siempre tuvo facilidad para caerle bien a la gente. En su estadía en Hogwarts tuvo muchos amigos con quien estar, sin embargo prefería pasar su tiempo libre solo o en la biblioteca leyendo un libro, sabía que la mayoría no lo entendía, pero él tenía que prepararse para ser un hombre ejemplar, el hombre que esperaban que fuera.

Y lo estaba logrando. Salió graduado de Hogwarts con excelentes calificaciones y pudo acomodarse rápidamente en el trabajo de su padre. Comenzó a apoyarlo haciendo viajes y cerrando tratos en su nombre,hasta que pudo crear un proyecto propio en la empresa. A sus 19 años estaba logrando grandes cosas aunque aún le faltaban muchas por hacer.

— Caballeros, ¿Gustan una copa de Whiskey de fuego? ¿ O prefieren vino de sauco? ¿O tal vez hidromiel? Les aseguro que no habrán probado nunca nada como lo que tenemos en nuestras reservas— Preguntó el señor Dankworth cuando llegaron a la sala de estar.

Era un cuarto grande al igual que todos los otros en la mansión. Tenía una gran chimenea siempre encendida y un par de sillas frente a ella. Los sillones eran de piel muy fina, Nicklaus no supo adivinar de qué animal se trataba, pero conociendo los gustos de aquella familia seguro era alguno muy exótico. Sobre la mesa había un pequeño florero.

— Tomaré un Whiskey de fuego — Contestó su padre.

—Que sean dos, por favor—  Dijo Nick antes de que le preguntaran directamente. No conocía el sabor de aquella bebida, pero tenía la idea de que aquella noche cualquier cosa le gustaría.

— Quisiera conocer un poco de aquel vino de sauco— Dijo el señor Habsburgo. Todos miraron al señor Zaki que no había contestado, estaba distraído observando la chimenea.

— Ah... Hidromiel está bien — Dijo este cuando se percató que una vez más era el centro de atención, se notaba nervioso.

— ¡Twinky! — La elfina apareció al instante.

— ¿Sí, amo?— Tenía la cabeza gacha.

— Tres copas de Whiskey de fuego, una de vino de sauco de nuestra mejor reserva y una de hidromiel— El señor no la miró. La elfina no contestó y desapareció. — Tomen asiento— Dijo tan sonriente que sus bigotes se alzaron. —

—¿Cómo han estado los viajes, Andrew? — Nicklaus vio a su padre hablar de forma amable, pero aún conservaba su seriedad.

—Han ido de maravilla, hemos logrado hacer negocios con otras dos familias más de Corea, les interesa vender su madera para que se comercie en Londres— Parecía estar presumiendo— Oh, disculpen mi mala educación, yo me dedico al comercio mágico, soy mercader y exportador de todo tipo de materiales mágicos. — Comentó dirigiéndose al señor Habsburgo y el señor Zaki.

—Vaya trabajo tan interesante— Comentó el señor Habsburgo. —Yo trabajo en el ministerio. Soy lingüista, y me dedico a estudiar como el idioma afecta en los hechizos.

Hogwarts es más que el elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora