Hogwarts es más que el elegido

Angelic

Corría la mañana del 9 de abril, era un día especial, ya que Angelic cumplia 12 años. Despertó con mucha tranquilidad, algo diferente a lo de costumbre, pues comúnmente se apresuraba a bajar al desayuno y no dejar esperando a sus amigos, pero esta mañana era distinto, se tomó todo con paciencia. Algunas de sus compañeras de habitación le habían felicitado seguido de un corto abrazo.

Cambió su pijama por su uniforme, y comenzó a cepillarse el cabello. Su cumpleaños siempre la emocionaba porque esperaba un buen regalo de su padre, él la conocía tan bien que todo lo que le daba era de su agrado, al contrario de su madre, que siempre buscaba cosas que le gustaran más a ella que a Angelic, sin embargo siempre agradecía los detalles.

Salió a la sala común donde algunos de chicos estaban sentados revisando algunas cosas antes de bajar al desayuno y dirigirse a sus respectivas clases. Estando en el gran comedor, notó que ninguno de sus amigos había llegado, así que fue directo a sentarse a su mesa, donde algunos otros compañeros la felicitaron. El desayuno se sirvió y Valmar fue el único que apareció, un poco tarde para ser él. Angelic esperaba que la buscara para que le diera un fuerte abrazo, sin embargo no fue así, pues el chico fue directamente a su mesa a servir sus alimentos.

—Tal vez terminando lo haga.— Pensó.

No sucedió. Valmar terminó su desayuno y se fue rápidamente sin siquiera voltear a mirarla. Angelic solo pudo imaginarse que el chico estaba demasiado ocupado pensando en la escuela como era normal en él, así que pasó por alto aquello, de todos modos, era solo una felicitación, tampoco es que le importaran mucho las cosas como esas.

Una vez que terminó de comer, decidió que lo mejor sería ir directamente a clases y no esperar a que sus amigas aparecieran, ya que podían tardar. Se levantó y fue hacia su salón de Defensa Contra las Artes Oscuras. Fue la primera en llegar, el profesor ya estaba ahí.

—Señorita, Habsburgo, que agradable sorpresa verla esta mañana, se ve usted muy radiante— El profesor Lockhart se acercó a ella y le tendió la mano— Me enteré que el día de hoy es su cumpleaños, ¿Es esto cierto?—

—Sí, es verdad— Angelic sonrió y respondió al apretón de manos.

—Pues entonces puede tomarse el día libre, no hay necesidad de que pase un día tan importante metida entre los libros.— Lockhart comenzó a encaminarla hacia la salida.

—Profesor, no hay problema, me gustaría estar en su clase.— Angelic le buscaba la mirada.

—Tonterias, lo mejor será que disfrute su día, no se preocupe por entregar tareas, será su regalo de cumpleaños, juntos con esto— De su bolsa sacó una fotografía de él, donde se veía un gran garabato que seguramente sería su autógrafo.—Ahora vaya a divertirse,es de mala educación rechazar los regalos.—

—Gracias.— Angelic lo tomó y lo guardó en su túnica. No pudo objetar más, ya que Lockhart volvía a su escritorio.

Regresó a la sala común, y después a los dormitorios para guardar la foto en su baúl. Cuando entró, notó que sobre su cama había dos libros. Cada uno estaba adornado con gruesos listones, uno era de color rosa pálido y el otro de un verde brillante, su color favorito. Se acercó para verlos mejor y los tomó entre sus manos y al ver los títulos se dió cuenta de que eran regalos de sus padres. Mamá hizo lo mismo que siempre y le dio un libro titulado "Hechizos de hogar y buenos modales", pegado en la pasta tenía una nota en forma de corazón, esta tenía una letra fina y de muy buena caligrafía que decía:

"Con todo mi amor, para mi señorita"

La regresó a su lugar y dejó el libro a un lado sin siquiera darle una ojeada, lo importante era ver lo que papá había mandado, y al igual que los años anteriores, Angelic no quedó decepcionada. Su otro libro tenía como título "101 datos para ser un buen dragonologísta". Quitó el listón con mucho cuidado y lo hizo un rollito, seguido acarició la portada, la cual tenía grabada un galés verde.