Cap. 6 -. El tiempo paso

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El día al fin a llegado, son las ocho de la mañana, muy temprano tal vez pero ya no queda tiempo que perder, las cosas que debían decirse se dijeron y las que debieron callarse se callaron, mis ojos viajan hasta su ventana y veo con pesar que aún están cerradas, es mejor así... Me repito una y otra vez, porque si ella me mirara tal vez no podría irme y es lo que debo hacer...

Mi madre me ayuda con mis cosas y mi padre como siempre me aconseja que conduzca con cuidado, me llevaré mi auto así que conduciré hasta Tokio, tengo pensado detenerme en el camino y dormir en algún hotel para no cargarme de tanto estrés y cansancio, el departamento que mis padres compraron está listo para mí llegada, no es muy grande pero es suficiente para empezar y está cerca de la universidad. Abrazo a mi madre y a mi padre despidiendome de ellos y hecho un último vistazo a esa enorme casa que me ah visto crecer, que ha sido testigo de todo lo que eh vivido, de mis cumpleaños, de las travesuras, de este amor que fue creciendo poco a poco por ella y que hoy me veo obligado a enterrar muy en el fondo de mi corazón, no quisiera irme pero... Es mejor así, ya no puedo solo ser su amigo y verla con otros chicos que jamás la amaran tanto como yo.

Me subo a mi auto lentamente esperando que tal vez ocurra algún milagro y la vea salir de casa y corra hacia mí pidiéndome que no me valla, que no la dejé pero... No es así, con pesar sonrió para ese par de viejos que voy a extrañar y emprendo mi viaje, eh dejado en su puerta una última carta que espero y llegué a sus manos.

Serena escucha el crujir de mi auto y sabe que ah llegado la hora... Entierra su rostro bajo su almohada intentando contener sus lágrimas pero no lo logra, llora tan lento y desconsolada que hasta el cielo la acompaña con gotas de lluvia que han comenzado a caer, se ah quedado sola... Piensa para sí misma, se pone de pie y se asoma por su ventana solo para darse cuenta que me eh ido, mi auto ya no está y mis padres tampoco, abraza un oso panda que le regalé cuando teníamos seis años, jamás lo ah dejado e incluso duerme con él, se pregunta ¿que es lo que ahora hará sin mi?.

Baja a la sala en busca de café y se topa con el pequeño sobre que está bajo la puerta, camina hacia él y lo toma entre sus manos, al reverso se Lee su nombre "Serena", reconoce la letra sabe que es mío, lo abre y saca de su interior un par de hojas de papel que contienen escrito mis últimas palabras hacia ella...

Mi querida amiga...

Hoy ah llegado el momento de decirnos adiós, un adiós que duele en lo más profundo de mi corazón y no por dejar mi hogar, si no porque tengo que dejar a la mujer que amo, a la mujer que ame desde siempre,  y con quién imaginé pasar mi existencia... No quiero que te sientas mal por esto... No; tómalo como unas vacaciones que tendrás de mi y de mis locuras, yo estaré siempre allí contigo, en esas películas de terror que te gustan, en aquel viejo osito panda con el que duermes, en el viejo roble detrás de mí casa donde por primera vez te di un beso, en tu almohada donde muchas veces dormí a tu lado, estaré presente en todo... Pero aún más en tu corazón y tú en el mío sin duda.

Quiero que triunfes, que te valores y comprendas que vales mucho más que nadie que se atreva a decir lo contrario, tú eres inteligente, audaz, atrevida, divertida, ingeniosa, con un gran corazón y sé que puedes hacer cualquier cosa que se le ocurra a esa cabezita loca que tienes, solo... Confía en ti.

Te amare... Lo sabes, te amare por siempre pero ya es hora de seguir adelante, comprendo perfectamente que para ti yo soy solo un buen amigo y te agradezco tu sinceridad, aunque no esperaba escuchar eso... En fin, para no hacer más larga la agonía de esta despedida solo quiero decirte una simple palabra que aunque corta, significa demaciado y pesa en el alma.

"ADIÓS"...

No podía sostener aquellas ojas que terminaron en el suelo de su alcoba, su sollozar silencioso oprimía su pecho, la llenaba de angustia, la llenaba de odio hacia sí misma por haberme dejado ir, quiso ir y buscarme pero ya era tarde, muy tarde... Lo mejor era dejar que la vida siguiera su curso y curará o no aquel dolor que ahora sentía.

Los meses pasaron y con ellos casi tres años, tres años en los que no recibí carta alguna de ella, tres años en los que para mí mala suerte seguía amándola como en el principio, cada fin de semana hablaba con mi madre y siempre preguntaba por ella, al parecer estaba estudiando leyes, me alegré mucho al saber aquello, ya no vivía con sus padres, tenía un trabajo de pasante en el mejor despacho que había en la ciudad, su hermana ya tenía tres pequeños con el mismo tipo con quién la engaño, mi madre dice que sigue viviendo en su casa y el tipo también, que sus padres se arrepienten por haberle dado tanto apoyo y tanta libertad, que ya no saben como hacer para que ellos busquen su propio hogar, al final pensé —todos reciben su merecido — y no es que me alegré que la situación de Mina sea tan deplorable pero al final ella marco su propio camino, Serena casi no llega a casa para no toparse con ese imbécil, ahora sus padres comprenden que ella siempre fue quien los enorgulleceria, la apoyan y la visitan, me alegré mucho al saber aquello y me sentí orgulloso por qué al fin entendió que ella es capaz de todo en tanto así se lo proponga.

La carrera de medicina es muy larga y aunque apenas y estoy entero se que todo lo que haga ahora tendrá una repercusión enorme en mi futuro, aparte de las clases a veces salgo con algunos compañeros, no eh tenido una cita desde que llegué y no es porque no quiera es simplemente que a todas las termino comparando con ella aunque no quiera y no es justo... Eh enterrado mi amor por ella en el fondo y ahora puedo vivir en paz sabiendo que ella supo lo que yo sentía...

Las vacaciones de invierno casi se acercan y después de tanto pensarlo eh decido ir a casa para navidad, los nervios me aquejan pero estoy bien, no quiero que esto me afecte más de lo normal, Rei mi compañera y mejor amiga de la universidad se ah ofrecido a acompañarme, acepte pues su familia esta temporada estará en londres y ella no quiere alejarse mucho, ella sabe todo sobre Serena y es quien siempre me apoya con todo esto, cada vez que quería escribirle un mail ella se llevaba mi laptop, cuando quería llamarle apagaba mi móvil, cuando me veía triste siempre lograba sacarme una sonrisa, me ah ayudado tanto a superar este dolor que por mucho tiempo ah vivido en mi, a veces creo imaginar que ella siente algo pero... Desecho esa idea, no podría... Ella sabe que no le correspondería.

Después de empacar y conducir por diez horas al fin llegamos a casa, mis padres salen a recibirme, nos abrazan y saludan, no miró a su casa... Ya no, solo camino y de mi brazo va Reí, pero... Alguien nos observa, es ella... Quien al enterarse que vendría a casa se ah ocultado en su vieja alcoba que ahora pertenece a sus sobrinos, su corazón se parte en dos al ver como esa pelinegra se cuelga de mi brazo y sonríe saludando a mis padres, yo ni siquiera volteo hacia su casa, parece que al fin me ah perdido... Parece que ahora que ella me ama yo ya la eh dejado ir...

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora