Cap. 8 -. Tonto celoso

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Nervios a mil, manos sudorosas y piernas temblorosas, así es como Serena se sentía justo antes de salir de casa hacia el cine en donde se vería conmigo, se arreglo lo mejor que pudo, jeans de mezclilla y una blusa rosa manga larga de algodón, tenis blancos y una chaqueta blanca que combinaba perfecto, al final se miro al espejo y quedo satisfecho aunque pronto su rostro se vio ensombresido por la idea posible de que yo seguramente llevaría a mi "nueva novia", al final solo levanto los hombros en modo de resignación, tomo sus cosas y salío directo a nuestra cita.

El camino me pareció eterno, realmente amargo al grado de llegar un momento en el que por un instante quize salir corriendo en sentido contrario y olvidar toda esta idea loca de verla de nuevo, estaba seguro de que posiblemente no podría ignorar más mis sentimientos y lo más probable es que la abrazaría fuerte y no la dejaría escapar jamás, pues aunque había intentado durante todos estos años suprimir las ganas de amarla parecía que solo esperaban para salir como un torrente de agua contenida durante años.

Mi madre me dijo que habían tenido la idea de organizar una cena para navidad e invitaría a los vecinos y amigos más cercanos y eso incluía por supuesto a Serena y a sus padres y aunque no era de mi agrado también a su hermana, en fin... Asentí alegre pues sabía que de nuevo la vería aunque sólo fuera un momento. Subí a mi auto con tal nerviosismo que hasta salir del estacionamiento se me dificultó más de lo usual, la radio se encendió escuchaba sonar movimiento del corazón y de inmediato mis pensamientos viajaron hasta nuestros bellos días como grandes amigos en los que nos preocupabamos muy poco por otra cosa que no fuera jugar y divertirnos, sonreí automáticamente y el camino se hizo más ameno, la alegría embargo mi ser y quize solo verla de nuevo.

Esa sonrisa suya apareció justo frente a mis ojos, ella platicaba muy animada con un chico de cabellos largos negros quien parecía hacerla muy feliz, no puedo explicarlo pero sentí arder mi pecho, un nudo se formó en mi garganta y no podía tragar saliva, mis manos comenzaron a sudar y mi semblante estoy seguro no era el mismo que hacía unos minutos, me quedé de pie a unos metros observando lo que pudiera ocurrir, con furia me di cuenta que aquel chico la tomo del brazo como queriendo abrazarla pero sonreí al notar que ella soltó el agarre amablemente aunque seguía tan cálida con él, camine hasta donde estaban y al verme Serena volteo sonriendo entregándome por completo su atención lo cual me agradó.

—. !Llegaste¡ —dijo acercándose para después darme un beso en la mejilla. —justo a tiempo, solo hace falta comprar las palomitas pero te estaba esperando.

—. Si. perdón por llegar un poco tarde pero el tráfico está horrible. —mis ojos viajaron hasta aquel chico que aún se encontraba de pie frente a nosotros. —hola, soy Darién ¿y tú? —extendí la mano para saludarlo.

—. Oh si perdón, Darién él es Seiya, es un compañero de la universidad, me lo encontré aquí y estábamos charlando. —dijo sonriendo nerviosa.

—. Mucho gusto Darién. Bien me despido tengo que irme. —se acerco a ella y le dió un beso... Largo para mi gusto. —adiós linda, nos veremos luego. —se despidió regalandonos una sonrisa que imite por pura cortesía.

—. Bueno... Vamos por las palomitas. —dije serio y celoso, locamente celoso de solo pensar que ellos se verían después y que él seguramente tenía algún interés en ella.

Entramos a la sala, por suerte la película no había iniciado así que nos sentamos y comenzamos a comer las palomitas y nachos en completo silencio, es que el solo pensar en ella con otro hombre me quitaba las ganas de sonreír, ella tampoco decía una sola palabra, me miraba de reojo quizá preguntándose que ocurría conmigo sin obtener alguna respuesta de mi parte. La película dió inicio y fue algo que ambos agradecimos, la tarde paso de ser posiblemente hermosa a un oscuro oyó negro de celos que no podía controlar.

Para ser honesto ni siquiera puse atención a la película, solo quería que terminara pues me estaba sintiendo incómodo como seguramente lo estaba ella también, al final me puse de pie y camine detrás de ella, salimos de la sala y caminamos en silencio hasta el estacionamiento.

—. Bueno... Me divertí. —dijo no pareciendo tan convencida.

—. Yo... también, ¿supongo que te veré mañana en la cena que organizo mi madre? —pregunte evadiendo el tema.

—. No lo se, ya veré. —de pronto nos quedamos en silencio.

—. Bueno, creo que debería irme. —dije sin recordar que ella no tenía auto, tonto de mi parte pues no me ofrecí a llevarla a casa y creo que ella lo malentendio.

—. Aaaaa si no te preocupes, ve y muchas gracias por acompañarme hoy... —dio la vuelta caminando de nuevo al centro comercial.

Estaba por llamarle para ofrecerme a llevarla a casa pero de pronto ví salir a ese tipo de nuevo, se le acerco sonriendo rápidamente mientras ella esperaba taxi, me arrepenti de inmediato pero ya era tarde, ella sonrió por algo que seguramente ese sujeto le dijo, él señaló un auto y aunque ella lo pensó por unos minutos y se negó al principio al final acepto y fue con él, subió a su auto y se fueron del lugar, quize recostarme en mitad de la acera y que un auto me pasará encima, me sentí el idiota más grande de este mundo, subí a mi auto dando un fuerte portazo por el coraje que emanaba de mi, no me quedo más que tragar mi coraje y dejarla ir con aquel sujeto.

Mientras conducía me detuve en un pub entre y me senté frente a la barra en uno de los altos taburetes de madera, el cantinero se me acerco y le indique que me sirviera whisky seco, sin más lo tome de un solo sorbo sintiendi arder mi garganta mientras el líquido resbalaba por ella, sin pensarlo una lágrima recorrió mi mejilla, la seque con el dorso de mi mano, la odie y no supe porque... Desahogue mis penas con alcohol, curti mis heridas con la esperanza de que sanarán de una vez por todas y dejará de pensarla, de amarla como siempre lo había hecho.

Con mucha dificultad llegue a casa, aparque como pude el auto mientras sentía que todo mi mundo daba vueltas, sentí un par de manos que me ayudaron a salir del auto, sonreí al darme cuenta que era Reí, pase mis brazos por su cuello y ella me ayudó a caminar, entramos a casa y me recostó en el sofá, mis ojos estaban cerrados viajando hasta ella... Sentí unos labios contra los míos e imaginé que eran los suyos, de pronto su rostro se vino a mi mente, el sabor de su saliva inundó mis papilas, subí mis manos para acariciar su rubia cabellera y pegue mi rostro aún más al suyo deseando en verdad que fuera ella quien estuviera enredada en mis brazos, pero... Al abrir los ojos me di de bruces frente a la realidad y descubrí con tristeza que no eran los labios que tanto deseaba probar.

—. Me separé abruptamente de aquella chica que me miraba sonriente. —¿Qué haces Reí? —pregunte un poco abrumado.

—. Solo quería demostrarte que puedo hacerte sentir lo que nadie ah hecho, Darién quiero estar contigo, dame la oportunidad de amarte como tú te lo mereces, quiero que me dejes cuidarte, quererte y darte mi vida si es necesario. —pidio tomando mis manos entre las suyas haciendo que mis pensamientos volarán hasta ese estacionamiento donde la ví a ella irse con otro hombre.

Ella ya es feliz, tanto es así que ahora le regala sus sonrisas a otro, aunque probablemente no sea nada serio algún día podría llegar a serlo y yo ya no quiero estar así, sufriendo cada instante por ella, dejando que mis ojos lloren por causa suya, ya no quiero soñarla todas las noches y no poder ver lo que tengo frente a mi, quiero amar de nuevo...

—. Sonreí y tome el rostro de Reí, me acerque a su boca y pegue mis labios a los suyos. —siempre haz estado aquí y ya es hora de seguir adelante...

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora